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Capitulo 25: Isla Esme.
- bueno me vana contar la historia?- dije mirándolos.
- Primero. Que sabes de la isla Esme?- pregunto mamá.
- Solo que mi abuelo Carlisle se la dio a mi Abu Esme por eso aquel nombre y que ustedes tuvieron su luna de miel aquí- dije.
- OK. Y quieres saber porque nos fuimos- dijo papá y yo asentí- pues en ese tiempo Bella aun seguía siendo humana.
- Y teníamos una condición para que el me convirtiera en vampiro- dijo mamá.
- Que condición?
- Para yo transformarla ella tenia que ser mi esposa- respondió papá.
- Pero había otra parte del trato. Luego de casarnos yo antes tenía que tener un privilegio humano. Y bueno lo seduje y luego…esto…Em- le dio vergüenza seguir.
- OH ya entiendo- dije y mire hacia otro lado.
- Pero aun no hemos terminado- me llamo papá- con Bella solíamos mirar películas.- porque? Dije para mi fuero interno- porque cuando perdemos el control somos terribles. Pasamos casi un mes en la isla.
- Y todos los días comía como nunca lo había echo, Edward cocinaba para mi o a veces lo hacia yo. Tuve que volver a decirle que cumpliera con la condición hasta que una mañana me dio un mareo, lo deje pasar pero luego al sentir el aroma de la comida y no aguante y fui a vomitar.- dijo mamá.
- Nos preocupamos y Bella se dio cuenta que aun no le llegaba su periodo menstrual y bueno…llamamos a Carlisle y supimos que estaba embarazada de ti- dijo papá mirando hacia delante.
- O sea que por mi se fueron?- dije sorprendida- luego?
- Pensábamos que eras un peligro, que no deberías existir pero Bella te quería y todo lo que a ella le haga feliz me hace feliz a mi- dijo él acariciando a mamá.
- Yo estaba muy débil. Tú bebías mi sangre así que yo debía tomar sangre. Edward podía leerte la mente mientras tú estabas en mi vientre, me querías y no tenias intenciones en hacerme algún mal. Claro que yo nunca lo dude pero los demás decían que eras una amenaza pero lo que si me reconforto fue que Edward me creyó y fue así como unos días mas tarde naciste – dijo mamá sonriéndome.
- Hemos llegado- dijo papá cuando detuvo el yate. No me había dado cuenta ya que estaba muy pendiente de la historia y mis pensamientos. Todos creían que yo era un peligro a excepción de mamá. Jamás pretendería hacerles daño pero hay tantas historias de bebes que son vampiros.
Nos bajamos del yate con las maletas. Al mirar la isla me di cuenta que era muy grande y estaba bien cuidada, con mucha vegetación; me hizo recordar a Forks. Se sentía acogedor estar allí.
Nos adentramos en el bosque, yo seguía a mis padres. Parecía ser que mamá no recordaba el camino de la cabaña donde nos quedaríamos. Mire hacia todas las direcciones buscando aquel lugar hasta que visualice una linda cabaña que se parecía a la cas de mis abuelos. Tenía los mismos colores, muy sencillos y a la vez lujosos.
- uf. No recordaba el camino- dijo mamá riendo.- te ha gustado?- se dirigía a mi.
- Es muy linda- dije- todo es tan sencillo. Me gusta ese estilo.
- Espera a ver tu habitación- dijo papá
- Tengo habitación?- dije asombrada.
- Ya sabes como es Alice- se encogió de hombros mamá.- además no te quedarías a dormir en el suelo.
- Se lo agradeceré.
Papá nos abrió la puerta para entrar. Todo era más bello dentro de ella, tenia el espacio justo y necesario. Colores que combinaban a la perfección con todo. Nada desentonaba en lo absoluto.
Mamá me dirigió a mi habitación. Me sorprendió al verla! Tenía los mismos colores que mi habitación en el pueblo. Parecía que la hubieran trasladado hasta a qui y no era exageración. Estaban todos mis CDS favoritos y mis libros en una repisa como en mi verdadera casa, era increíble.
- sorprendente verdad?- dijo mamá apoyada en la puerta.
- Tienes razón, es como si no me hubiera ido- dije atónita.
- Quieres comer algo?- me pregunto.
- Claro. Te ayudo?
- Para nada. Tienes que descansar. Vamos a la sala.
Comí como loca. No quedo nada de lo que me había preparado mamá, le agradecí. Luego ella se ofreció para acomodar mi ropa y mis cosas para que luego pudiera dormir ya que según ella se me notaba que tenía sueño, no me resistí y le hice caso.
Se quedo acompañándome. Se acurruco a mi lado y me acariciaba el cabello con ternura. Me gustaba que hiciera eso; me recuerde a cuando era pequeña, cada noche en Alaska cuando estaba triste. Finalmente no demore en dormirme.
Me desperté a eso de las 10:00 AM de la mañana. Por la ventana de mi cuarto entraba una luz, abrí mejor los ojos y vi que hacia un sol radiante. Sentía un poco de calor pero luego se pasaría.
Fui hacia la sala donde estaban mis padres viendo televisión aun que no le tomaban atención.
- buenos días- dijeron a coro.
- Buenos días- dije sonriendo. En ese momento mi estomago gruño- OH lo siento- agache la cabeza. Mis padres soltaron unas risitas.
- Parece que alguien tiene hambre- dijo papá bromeando.
- No pasa nada.- agrego mamá- en un momento preparo tu comida.
- Gracias- dije aun avergonzada. Desayune muy tranquilamente. Había dormido placidamente así que no estaba para nada cansada.
Luego de lavar mi plato me dirigí donde permanecían mis padres.
- que haremos hoy?- pregunte
- no tenemos algún plan específico- dijo mamá.
- Elije tu- dijo papá- nosotros te seguimos. Comencé a pensar en que pero no se me venia nada a la cabeza. Caminar para conocer la isla, ver alguna película, pedirle a papá que me enseñe a conducir el yate o nadar en lo profundo del océano. Si, esa era una idea buenísima.
- Ya se!- dije levantándome- vamos a nadar!
- Buena idea- dijo papá.
- OK- vamos a cambiarnos.
Nos fuimos a cambiar para ir al agua. Me coloque un bikini de color morado, era lindo. Mamá tenia un trikini de color negro que hacia que su cuerpo pareciera mas pálido de lo que ya era y papá llevaba un short azul con su torso desnudo. Llevábamos nuestras toallas y algunas frutas. Tome mis lentes blancos con los vidrios muy oscuros.
Salimos con una velocidad moderada hacia la playa. No demoramos más de dos minutos en llegar. No me había fijado que en la playa había tres sillas donde acomodarse para tomar el sol. Debió haber sido el cansancio que no me percate de ellas ayer.
Mis padres fueron a nadar mientras yo tomaba el sol en un de las sillas. Me quede mirando a papá y mamá; se veían felices, se sumergían en el agua y no salían por casi diez minutos. Sus pieles brillaban mucho. Me gustaba y la mía brillaba pero con menos intensidad que la de ellos.
Me levante dejando mis cosas y me sumergí en el agua. Estaba tibia, me gusto mucho así que me dirigí donde estaban nadando mis padres. Ellos estaban nadando, al verme a mi se me acercaron. No tenía la necesidad de respirar aun que sabia que en algún momento lo necesitaría. Tenía la misma velocidad que ellos al nadar.
Fuimos a lo más profundo del océano, era muy lindo, nunca había visto algo parecido en mi vida. Nadamos alrededor de la isla. De vez en cuando tenía que subir a la superficie para tomar aire. Vimos arrecifes pero tampoco vimos algún pez. Claro, éramos peligrosos o mejor dicho ellos porque en un cierto grado yo no lo era.
Fueron días geniales. Íbamos a Río de noche ya que en el día no se podía. Había carnavales y todo tipo de celebración. Las personas nos miraban por que les parecíamos atractivos.
En el día solíamos ir de excursión por la isla me subía a los árboles para mirar todo. Papá había comprado una cámara y nos sacamos fotos.
Llevábamos una semana en la isla y Alice con Jasper habían venido a quedarse por unos días.
- hola!- dijo emocionada.
- Hola!- los salude.
- Bueno, vinimos ya que los echábamos de menos.- dijo Jasper.
- Si?- dijo mamá.
- Si y mucho- dijo Alice. Queríamos vacaciones.
- Porque no vamos a nadar?- propuso papá
- Si!- respondió ella- jazz vamos, tenemos que arreglar todo el equipaje y lo demás.
- Ya voy- dijo él suspirando. Yo solté una sonrisilla.
Fuimos a la cabaña para que mis Tíos dejaran allí sus cosas. Cuando sacaron las cosas que habían traído. Alice sacaba y sacaba cosas, parecía que se quedaría para siempre en la isla. Cuando ya habíamos acabado de ordenar todo ella se me acerco y entrego una carta.
- es de Alex- dijo.
- Que le paso’- me preocupe.
- Nada, solo que se ha ido y como no estabas quiso despedirse con una carta.- dijo, hizo una pausa y luego agrego- pero me dijo que la leyeras cuando estuvieras sola y decidas perdonar a Jacob.
- Esta bien. Lo are- dije resignada.
- Pero ahora vamos a nadar- interrumpió papá. Todos nos cambiamos y fuimos a nadar mar adentro.
Al pasar los días miraba la carta que me dejo Alex. Salía siempre con mi familia. A veces cuando íbamos a Río miraba peluches, habían muchos pero entre todos tenia que haber un lobo así que no podía evitar pensar en él. No me decían nada para no hacerme entristecer.
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