Me Alegro de que FUeras tu... (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 22/09/2010
Fecha Actualización: 23/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 17
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Capítulos: 30

Rosalie Hale debe engendrar un heredero, o se verá sometida a la peligrosa furia sin límites de su hermanastro, Royce King II,  quien sufre la pérdida de su mal habida riqueza. Y el magnífico Emmett MacCarty es la perfecta elección para concebir a su hijo aunque para ello haya que encarcelar y violar al elegante caballero... Mientras tanto, Rosalie, prometiéndose a sí misma resistir, es traicionada por la terrible virilidad de Warrick, y este queda a su vez embrujado por la voluptuosa belleza de la dama. Así, mientras él planea una venganza adecuada, esperando ansiosamente el tiempo en que su captora llegue a ser su cautiva... empezará a sufrir el terrible tormento y el exquisito éxtasis de esta pasión.

Venganzas, drama, complicidad, amistad, pasión y amor....

Esta es una adaptación de la novela romantica Esclava del deseo escrita por Johanna Lindsey....

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Capítulo 24: CAPITULO 24

Después que sus hermanas salieron del salón con la ayuda de sus damas, Emmett se dejó caer en la silla que estaba al lado de Rosalie. -Esto debería haber calmado mi cólera, pero no lo consiguió.

-Ciertamente, disipó la mía -le aseguró secamente Rosalie.

El sonido que Emmett emitió parecía una risa ahogada. -Mira, mujer...

-No, lo lamento -dijo ella con expresión seria-.  Este no es momento para bromas.  Y tu cólera sin duda es comprensible.  Tiene que ser doloroso saber que tu propia hermana está dispuesta a perjudicarte.  Pero trata de recordar que ella es nada más que una niña, con reacciones infantiles, porque eso y no otra cosa fue su intento de venganza, no seas tan duro con ella mañana, es tu familia no tienes porque serlo

El la miró hostil,

-Mujer, ¿intentas consolarme?

-Por Dios, de ningún modo pienso en eso,

Pero esta vez él no pudo contener su risa, -Me alegro de que aún estés aquí.

Rosalie contuvo la respiración al oír estas palabras.

-¿De veras? -preguntó con voz suave.

-Sí, detestaría tener que salir a buscarte bajo esa lluvia.

Ella lo miró hostil al oír esta respuesta, hasta que vio la leve curva de sus labios. ¿Acaso el temido dragón en realidad estaba burlándose de ella?

Era sorprendente cuán tranquila se sentía ahora Rosalie.  En realidad, parecía que él ya no era su carcelero, ni ella la prisionera y ese acto de nobleza y de ternura que tuvo con su pequeña hermana la dejaba sin aliento, era un Emmett diferente…… ¿Tal vez esa noche de mutua pasión que habían compartido realmente había eliminado la necesidad de vengarse de ella?  La idea era tan tentadora que Rosalie decidió explorarla mejor.

-La cuestión de mi robo -comenzó Rosalie tanteando el terreno- ¿está resucita a tu satisfacción?

-Sí... en este caso.

Rosalie se detuvo en seco, pues esa respuesta no era un buen presagio en relación con lo que ella deseaba escuchar.  Pero de todos modos la expresión del rostro de Emmett no denotaba fastidio, de modo que ella se atrevió a insistir.

-¿Y qué dices de mí... breve paseo por esos bosques?

El resopló irritado ante los términos moderados que ella usaba para describir lo que habría sido una fuga exitosa si su hermano no hubiera estado en esa área buscando venganza.

-Mujer, ¿qué deseas saber?

-¿Se me castigará por eso?

-¿Soy acaso un monstruo para adoptar esa actitud, cuando sé muy bien el daño que podría haberse infligido si tú no hubieses abandonado el castillo precisamente en ese momento?

Ella sonrió.

-En realidad...

-No lo digas -le advirtió Emmett

-¿Qué? -preguntó ella con aire de inocencia.

El entrecejo fruncido de Emmett no la intimidó en lo más mínimo,

-Puesto que ya hemos resuelto el problema de tu robo y tu fuga, ¿desearías comentar tu audacia?

Rosalie elevó los ojos al cielo, y formuló el deseo de que él no tuviese tan buena memoria.

-Preferiría más bien que esa discusión quedara reservada para otro momento, si es posible en un futuro lejano.  Pero hay otra cosa...

Ahora que había llegado a pedirlo, sentía que se disipaba su audacia. Emmett mostraba una actitud más bien suave, a pesar del desagrado que sentía a causa del incidente con su hermana.  Ella tenía que saber si la nueva actitud que mostraba hacia ella era más profunda que la que podía verse en la superficie.

Finalmente, ella dijo lo que pensaba.

-Emmett, ¿aún te propones quedarte con mi hijo?

Lo que ella temía sucedió: la máscara cruel que se apretaba a ocupar el primer plano, el sesgo de los labios, los ojos entrecerrados, y la fría amenaza del tono.

-¿Por qué crees que ya no lo deseo?

-Yo... no pensé eso... sólo que...

-¿Querías criarlo como un siervo?

-¡No soy una sierva! -dijo ella-.  Tengo propiedades legítimas..,

-No tienes más derechos que los que yo te otorgo –gruñó él.

-¿Qué harás con el niño? -preguntó Rosalie-, ¿Quién lo cuidará mientras te dedicas a combatir en tus condenadas guerras? ¿Otra sierva? ¿Tu esposa?

Pareció que él no advertía el tono burlón con que Rosalie había terminado.

-Si me das un varón, yo mismo lo cuidaré.  Quiero un varón…. ¿Una hija? -Se encogió de hombros-.  Las hijas bastardas también tienen su utilidad, según acabo de aprenderlo.

Ella se encolerizó tanto al oír esta respuesta que sintió deseos de gritar.  Pero perder los estribos, como le acababa de suceder, no era el modo de razonar con un hombre, y sobre todo con ese hombre.

De modo que se dominó, y trató de que su cara expresara sólo fastidio, y descendió el tono para alcanzar un nivel moderado y preguntar:

-¿Y qué dices de la crianza, el amor y una buena guía?

El enarcó el entrecejo.

-¿Crees que soy incapaz de suministrar todas esas cosas?

-Sí.  Melisant es un ejemplo apropiado, se que no eres su padre, pero eres lo mas cercano a ello.. ahora tu dime?

Fue un golpe duro.  Y dio en el blanco.  La expresión de Emmett se convirtió en la de un hombre que sufría intensamente.

Por increíble que pudiera parecer, Rosalie sintió lo mismo, una suerte de opresión en el pecho porque sufría por él; y por la misma razón ella se levantó de su silla para acercarse a Emmett.

-¡Lo siento! -exclamó al mismo tiempo que le echaba los brazos al cuello y lo apretaba para manifestar su pesar-.  No quise decir eso. ¡Juro que no fue mi intención!  No tienes la culpa si el país está signado por la ilegalidad, al extremo de que tienes que combatir constantemente para proteger lo que es tuyo, en lugar de permanecer en casa con tu familia.  Ese maldito Rey es el culpable.  Por su culpa, mi propio padre salió a luchar una y otra vez, y ya vez cuán revoltosa soy también yo, a pesar de que conté con la ayuda de mi madre que me guiaba.  Tu única culpa es que ya no me asustas, de modo que mi condenada lengua ahora se desboca y..

-Cállate.

El estaba temblando, y sus brazos la apretaron.  Rosalie trató de apartarse un poco para verle la cara, pero él la sostenía con excesiva fuerza.  Y también emitía el sonido más terrible. -¿Emmett? -preguntó ella con cierto temor-.  Tú no estás llorando, ¿verdad?

 

El la sacudió con más fuerza.  Rosalie entrecerró los ojos, en un gesto de desconfianza.  La cabeza de Rosalie finalmente consiguió apartarse del hombro de Emmett, pero fue suficiente que él la mirase una vez y su risa silenciosa se convirtió en estridente risotada.  Rosalie gritó exasperada, y golpeó el pecho de Emmett.  El le sostuvo la cara con las dos manos y la besó, pero él todavía reía, de modo que por lo menos al principio el beso fue un tanto inseguro.  Pero ella estaba tan enojada con él por la broma pesada, que le aferró los cabellos con las manos y tiró con fuerza.  Y entonces se terminó el regocijo de Emmett.  Después de unos momentos, también se terminó la irritación de Rosalie.

Los dos estaban sin aliento cuando se separaron.  Rosalie se sentía demasiado cómoda para moverse, aunque no había sido invitada a sentarse en las rodillas de Emmett, y tuvo que hacer cierto esfuerzo para ponerse de pie.  El resolvió el problema apretando la mejilla de Rosalie contra su pecho y sosteniéndola allí, mientras la otra mano acariciaba la cadera de la joven.

-Mujer, eres tan tonta.  Ni siquiera puedes sostener una buena discusión, porque te inquieta demasiado la posibilidad de herir los sentimientos de tu antagonista.

No estaban solos en el salón, pero en general nadie les hacía caso.  A Rosalie no le preocupaba especialmente la actitud de los espectadores, y eso la sorprendía.  Unas pocas noches antes la habría mortificado verse así en presencia de terceros.  Y unas pocas noches antes Emmett no le habría dicho algo por el estilo.

Rosalie sonrió para si misma.

-La mayoría de las mujeres en efecto se ven agobiadas por la compasión.  Emetmt ¿estás criticándome porque soy femenina?

El emitió un gruñido.

-Sencillamente afirmo que hay un momento para ser implacable y un momento para ser.. femenina.  Sin embargo, en este momento te prefiero femenina.

Ella se estiró sensualmente, frotando con más fuerza su cuerpo contra el de Emmett.  El respiró el aire de la joven.

 

-¿Eso te pareció bastante femenino? -murmuró ella con un ronroneo seductor.

-Más bien implacable... ¿o deseas que ahora mismo te lleve a mi cama?

A decir verdad, ella no se hubiera opuesto, pero en cambio dijo:

-¿Olvidaste que habías pedido tu baño?

-Si dijiste eso para enfriar mi ardor, estás olvidando el último baño que me di... en tu compañía.

-No, no lo olvido; pero puede suceder que de nuevo el agua esté fría-advirtió Rosalie.

El se inclinó para frotarlo el cuello con la nariz, -¿Te importa?

-¿Me importó la otra vez?

El sonrió, mientras se ponía de pie, y la obligaba a hacer lo mismo.

-En ese caso, ven y trae el vino. ¿Confío en que esta vez no te sofocarás?

-No, estoy segura de que eso no sucederá,

Rosalie aún no estaba acostumbrada a ese juego verbal.  Le refulgían las mejillas, pero además se lo aceleraba el pulso.  Después de todo, aún era una prisionera, aunque más bien parecía prisionera... de sus deseos.  Pero quizá lo mismo lo estaba sucediendo a Emmett….

 

-Envié a un hombre con orden de adelantarse hasta Gilly Field, para explorar el sector.  Cuando regresó para informar que no había hallado ningún tipo de actividad, yo ya había recibido otros informes referidos a un numeroso ejército que avanzaba hacia el norte, en dirección a aquí.

-Entonces, ¿tú sabías que en esos bosques se escondía un ejército? -exclamó Rosalie-Y me permitiste hablar y hablar del asunto, intentando convencerte del peligro, y entretanto tú...

-¿De qué te estás quejando? -preguntó Emmett-. ¿No escuché cada una de tus palabras?

-Te divertiste con cada una de mis palabras -replicó ella, indignada.

-No con todas.

Ese seco recordatorio le cerró la boca por un momento.  El te había preguntado de nuevo cuál era el nombre de su hermano.  Y después preguntó dónde estaban las tierras que ella afirmaba poseer, quizá contemplando la posibilidad de que Royce estuviese allí.  Y se había irritado intensamente cuando ella no quiso contestar ninguna de las preguntas.

Durante esa mañana no habían abandonado el dormitorio, aunque Emmett ya llevaba levantado varias horas.  El ejército de Royce, o lo que restaba de él, no se había acercado para iniciar el asalto del castillo durante la noche, y no era probable que lo hiciera ahora.  Pero Rosalie finalmente se había decidido a preguntar de nuevo por qué Emmett había regresado con tal rapidez a Fulkhurst.  Era lo que ahora él estaba explicándole... si ella atinaba a cesar en sus interrupciones.

El esperó un momento para comprobar si Rosalie decía algo más, y continuó hablando:

-Como no encontramos a ese supuesto ejército hacia el final del primer día de marcha, me pareció prudente regresar a casa.  Era lo que cabía esperar de d'King inducirme a abandonar el castillo para atacarlo mientras yo no estaba aquí y no podía defenderlo.  En cambio, tu hermano tenía la intención de aprovechar mi ausencia.  Me pregunto ahora si d'King no se enteró también de la existencia de este ejército, y creyó que era mío, y que acechaba para emboscar al emboscador.  En ese caso, debe haberse enfurecido al pensar que yo adiviné cuál era su plan.

Y Emmett se sentiría aún más que furioso si llegaba a descubrir que d'King y el hermanastro de Rosalioe eran una y la misma persona.

Podía haberío conjeturado después del fiasco más reciente.  Rosalie estaba sorprendida por qué Emmett no había llegado a esa conclusión, pues en el sector había sido posible ver un solo ejército.  Pero para extraer la conclusión acertada, él habría debido reconocer que quien lo había torturado y abusado de su persona en Kirkburough era su peor enemigo; y era probable que aceptara otra posibilidad cualquiera, por absurda que le pareciera, antes de llegar a eso.

En relación con este tema, ella había guardado silencio durante demasiado tiempo.  Apenas había llegado a la conclusión de que él no la mataría a causa de su identidad, hubiera debido explicarle la verdad.  Ahora, él podía interpretar el silencio de Rosalie como una conspiración contra su persona, y sus esfuerzos para seducirlo como un medio de conocer sus planes para advertir a Royce.  Después de todo, ¿por qué él tenía que creer que Rosalie odiaba a su hermanastro, cuando era igualmente probable que los dos estuviesen cooperando contra Emmett?  La verdad ahora no sólo renovaría su cólera contra ella, sino que era probable que lo indujese a buscar de nuevo la venganza.  Ella no podía soportar ahora esa situación, sobre todo porque estaba descubriendo que tenia intensos sentimientos hacia ese hombre.

Rosalie sabía que era estúpido de su parte permitir que sucediese tal cosa.  Esme le había advertido de esa posibilidad.  Aunque en ese momento ella se había burlado de dicha perspectiva, en realidad no atinaba a ver de qué modo podría haberla impedido, pues se había creado esa situación cuando la propia Rosalie no prestaba demasiada atención al asunto.  La culpa probablemente residía en esos condenados deseos sobre los cuales ella no ejercía el más mínimo control.  Era difícil sentir antipatía por un hombre que le agradaba tanto en la cama.  Y era más difícil todavía rechazar a un hombre que a cada momento le revelaba una faceta más gentil de su propio carácter.

Terminó de peinarse los cabellos y comenzó a trenzarlos.  De nuevo vestía la chaqueta amarilla, que no había provocado comentarios, a pesar de que ella se había puesto una túnica de sierva, guardada en el saco que llevaba consigo.  Suponía que estaba poniendo a prueba a Emmett al abstenerse de usar esas ropas; es decir, deseaba ver hasta qué punto él se atenía a las normas originales que había impuesto a Rosalie, ahora que su actitud hacía ella ya no era la misma.

Rosalie se volvió ahora para preguntar:

-¿Crees que d'King intentará otra maniobra?

Emmett se recostó en la cama, en la cual estaba sentado, observando a Rosalie.

-No le ofreceré ninguna oportunidad.  Marcharé contra su castillo en dos días.

Los dedos de Rosalie se movilizaron en sus propios cabellos, y ahora contuvo la respiración.

-¿Cuál?  Es decir, ¿tiene más de uno?

-Sí, y controla otros a los cuales no tiene derecho.  Pero su baluarte es el castillo d'King, y yo lo ocuparé.  Confío en que esta vez estará allí cuando yo inicie el ataque.

Si Royce no estaba allí, la madre de Rosalie aún se encontraba en el lugar.  Lady Ann podía verse definitivamente liberada del control de Royce... o podía quedar herida si Royce no se rendía, y si el combate continuaba al abrigo de las murallas.

-¿Tú y tus hombres... matan al azar cuando toman un castillo? -preguntó Rosalie con voz vacilante.

-¿Alguien murió en Kirkburough?

-Kirkburougb no se defendió -le respondió Rosalie-. El castillo d´King será distinto.

-Rosalie, los hombres mueren indiscriminadamente en una batalla, pero yo nunca maté por capricho, -Y después él se sentó en la cama-. ¿Por qué preguntas?  Y si me dices que te inquietan algunas personas que ni siquiera conoces, yo...

-No empieces a amenazarme tan temprano en la mañana -lo interrumpió ella, contrariada-, Sólo estaba pensando en las mujeres y los niños. ¿Este señor tiene una familia, una esposa... una madre?

-Nadie, desde la muerte de su padre.., no, en realidad, están la viuda de su padre y la hija de esta mujer, pero no son parientes sanguíneos.

-Sin embargo, oí decir que tú destruyes a familias enteras cuando atacas a un enemigo.

Él le sonrió.

-Mujer, dicen muchas cosas de mí.  Quizá la mitad sea verdad.

El no revelaba lo que ella necesitaba saber, y Rosalie comenzaba a sentirse nauseada por el miedo, de modo que preguntó:

-Entonces, ¿no matarás a esas mujeres, aunque sean parientas políticas del señor d´King?

El frunció el entrecejo y miró a Rosalie.

-Rosalie, si yo fuese capaz de matar mujeres, tú no estarías aquí haciendo preguntas tan tontas.

Rosalie le volvió la espalda, pero no antes de que él viese su expresión afligida.  Emmett murmuró una maldición y se acercó a ella por detrás, y la obligó a apoyar la espalda contra su pecho.

 

-Mi intención no fue que la respuesta sonara de ese modo, sencillamente, formulaba una norma dijo a Rosalie-. ¿Crees que me agradan tus preguntas, cuando me describen como un ser tan cruel?  Creía que ya no me temías.

-No te temo,

-¿Por qué no?

Ella se volvió para mirarlo, pero el color de pronto tiñó sus mejillas, y de nuevo bajó los ojos, avergonzada, Con voz tenue y arrepentida dijo:

-Porque no lastimas a las mujeres... incluso cuando tienes motivo para hacerlo.  Lo siento, Emmett  no debí permitir que mis pensamientos se desbocaran, pero... preferiría que no vayas a hacer la guerra.

-Soy caballero...

-Lo sé, y los caballeros siempre tienen que combatir aquí o allá.  Pero no es obligatorio que eso agrade a las mujeres. ¿Te ausentarás mucho tiempo?

Los brazos de Emmett la rodearon y la acercaron más.

-Sí, quizá varios meses.  ¿me echarás de menos?

-Cuando la mitad de mis obligaciones desaparecen contigo?

El le palmeo sus nalgas.

-Eso no fue una respuesta adecuada para tu señor.

-La respuesta fue para el hombre que me llama su sierva. Tengo otra respuesta para el hombre que me amó toda la noche.  Soñaré con él, rezaré por él, y contaré los días que faltan para su regreso,

Los brazos de Emmett la oprimieron con fuerza.  Su boca devoró la de Rosalie, antes de que se le enturbiase el pensamiento a causa de la llamarada de calor que se elevó tan prestamente, Rosalie decidió que esa respuesta hubiera sido preferible, Y quizás hubiera sido deseable que no fuese del todo cierta.

 

Capítulo 23: PEQUEÑA ARPÍA Capítulo 25: CREO QUE TE EXTRAÑO

 
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