-A propósito. No voy a dejarte.-Le dije mientras mantenía mi oído contra su pecho escuchando los latidos de su corazón.
Pasaron unos instantes y Bella guardaba silencio, busque sus ojos hasta encontrarlos.
-No me voy a ir a ninguna parte. Al menos no sin ti- Le asegure - Sólo te dejé porque quería que tuvieras la oportunidad de llevar una vida feliz como una mujer normal. Me daba cuenta de lo que te estaba haciendo al mantenerte siempre al borde del peligro, apartándote del mundo al que perteneces, arriesgando tu vida cada minuto que estaba contigo. Así que tuve que intentarlo. Debía hacer algo, y me pareció que marcharme era lo mejor. Jamás hubiera sido capaz de irme de no haber creído que estarías mejor sin mí. Soy demasiado egoísta. Sólo tú eres más importante que cualquier cosa que yo quiera... o necesite. Todo lo que yo quiero o necesito es estar contigo y sé que nunca volveré a tener fuerzas suficientes para marcharme otra vez. Tengo demasiadas excusas para quedarme, ¡y gracias al cielo por eso! Parece que es imposible que estés a salvo, no importa cuántos kilómetros ponga entre los dos.
-No me prometas nada- Soltó.
Acaso seguía pensando, que todo era una alucinación o talvez una mentira mía.
-¿Crees que te estoy mintiendo ahora?- Inquirí.
-No- Dijo y me sentí aliviado - No me estás mintiendo- Me aseguró - Realmente lo crees... ahora, pero ¿qué pasará mañana cuando pienses en todas esas razones que has mencionado en primer lugar? ¿O el próximo mes, cuando Jasper intente atacarme?- Agregó.
Los recuerdos me trasladaron a la noche fatídica de su cumpleaños y a los días siguientes cuando tome la peor decisión de mi vida. Sin duda esos acontecimientos no solo me afectaban a mí, sino que a Bella también, pues tenía el rostro pensativo, quizás recordando lo mismo que yo pero ahora conciente del porque de mi actuar.
-No es como si hubieras cambiado de idea al respecto, ¿a que no? .Terminarás haciendo lo que crees que es correcto- Aseguró.
Suspire y le dije mi verdad.
-No soy tan fuerte como tú pareces creer. Lo que estaba bien o mal había dejado de tener importancia para mí; pensaba regresar de todas maneras. Antes de que Rosalie me comunicara la noticia, yo ya intentaba sobrevivir como podía de una semana a otra, a veces sólo de un día para otro. Luchaba por pasar como pudiera cada hora. Nada más era cuestión de tiempo, y no quedaba ya mucho para que apareciera en tu ventana y te suplicara que me dejaras volver.
Estaré encantado de suplicártelo si así lo quieres- Añadí.
- Habla en serio, por favor- Me pidió.
-Lo estoy haciendo – Aseguré- ¿Querrás hacerme el favor de escuchar mis palabras? ¿Me dejarás que intente explicarte cuánto significas para mí?
Era fácil de decir y de explicar, las palabras se reunieron solas casi mágicamente después de todo el tiempo que estuvieron dentro de mí esperando este momento. Me asegure de que me escuchara con atención.
-Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones. Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.
- Se te acostumbrarán los ojos.
-Ése es justo el problema, no pueden.
Y tampoco estoy dispuesto a permitir que tu luz se aleje de mi lado
-¿Y qué pasa con tus distracciones?
-Eso fue parte de la mentira, mi amor. – Respondí a su pregunta- No había distracción posible ante la...agonía- El dolor estaba volviendo con solo recordarlo- Mi corazón no ha latido durante casi noventa años, pero esto era diferente. Era como si hubiera desaparecido, como si hubiera dejado un vacío en su lugar, como si hubiera dejado todo lo que tengo dentro aquí, contigo.
Me sonrió con nostalgia.
- Qué divertido.
-¿Divertido?- Repetí
-En realidad debería decir extraño, porque parece que describieras cómo me he sentido yo. También notaba que me faltaban piezas por dentro. No he sido capaz de respirar a fondo desde hace mucho tiempo.- Respiro profundo cerca de mí-Y el corazón... Creí que lo había perdido definitivamente.
Mi amor por ella no tendría fin, estábamos unidos de manera inquebrantable, me volví a acomodar para escuchar su corazón latir, no podría estar en un mejor lugar en todo el planeta.
-¿No encontraste el rastreo entretenido, entonces? -Me dijo Cambiando de tema.
-No -Conteste sincero- Eso no fue una distracción nunca. Era una obligación.
-¿Y eso qué quiere decir?
- Quiere decir que aunque nunca esperé ningún peligro procedente de Victoria, no la iba a dejar escaparse con... Bueno, como te dije, se me da fatal. La rastreé hasta Texas, pero después seguí una pista falsa hasta Brasil, y en realidad ella lo que hizo fue venir aquí. ¡Ni siquiera estaba en el continente correcto! Y mientras tanto, el peor de mis peores temores...
Venir por lo más preciado para mí.
-¿Estuviste dando caza a Victoria? – Su rostro y sus palabras se alteraron.
Charlie casi se despierta, por los gritos. Bella se dio cuenta y se quedo callada.
-No lo hice bien, pero esta vez me saldrá mejor- Continúe- Ella no va disfrutar del placer de respirar tranquila durante mucho tiempo.- Le aseguré.
-Eso... eso queda fuera de consideración.
-Es demasiado tarde para ella. No debí dejar que se me escapara la otra vez, pero ahora no, no después de...
No quería imaginarme la escena Victoria atacando a Bella, bebiendo su sangre o… no ,no podía alejar esa imagen de mi cabeza, no lo iba a permitir.
-¿No me acabas de prometer ahora mismo que no me ibas a dejar? Eso no es precisamente algo compatible con una larga expedición de rastreo, ¿no?
Esa visión me hizo gruñir, no podía dejar de pensar en esa vampira y en sus deseos de venganza.
-Mantendré mi promesa, Bella, pero Victoria va a morir. Pronto- Volví a prometer.
-No te precipites, quizás ella no vuelva, quizás la haya asustado la manada de Jake. En realidad, no hay razón ninguna para ir tras ella. Además, tengo un problema mayor que Victoria.
No había razón para asustar a Bella con mis temores, solo me limite a asentir, y me concentre en los lobos.
-Es verdad. Los licántropos son una complicación.
-No estaba hablando de Jacob. Mi problema es bastante más grande que un puñado de lobos adolescentes en busca de líos.
Recordé lo que me había dicho Alice y volví a sentir ese malestar pero otra cosa capturó mi atención.
-¿De verdad? Entonces, ¿cuál es tu mayor problema? Si el hecho de que Victoria vuelva a buscarte te parece algo irrelevante en comparación, ¿qué puede ser?
-Digamos que es el segundo de mis peores problemas- Respondió sin mucho interés.
-De acuerdo.
Se quedó en silencio durante un tiempo.
-Hay otros que vendrán a por mí- Me dijo tratando de no exaltarse.
Suspire. Los Vulturis, me tenía sin cuidado por ahora.
-¿Los Vulturis son sólo el segundo de esos problemas?
-No parece que te preocupen mucho.
-Bueno, tenemos bastante tiempo para pensarlo. El tiempo tiene un significado muy distinto para ellos y para ti, o incluso para mí. Ellos cuentan los años como tú los días. No me sorprendería que hubieras cumplido los treinta antes de que volvieran a acordarse de ti.
Abrió los ojos de par en par, se quedo paralizada otra vez, me miro y comenzó a sollozar.
-No tienes por qué temer. No les dejaré que te hagan daño.
-Mientras estés aquí- Susurró.
Pude ver su inseguridad aun seguía pensando que yo era capaz de irme y dejarla otra vez. Sostuve su rostro con mis manos, no quería que se entristeciera por nada.
-Nunca te dejaré de nuevo- Le prometí.
-Pero has dicho treinta- Murmuró- ¿Y qué? Te quedarás, pero me dejarás envejecer de todos modos. Muy bonito.- Dijo con voz tierna.
Amor mío, pero era la única alternativa que nos queda.
-Eso es exactamente lo que voy a hacer. ¿Qué otra elección tengo? No puedo estar sin ti, pero no voy a destruir tu alma.
No sería capaz de soportar aquello en mi conciencia.
-Y eso es porque...
-¿Sí?
Tardo en responder.
-Pero ¿qué pasará cuando me haga tan vieja que la gente piense que soy tu madre? ¿O tu abuela?- Dijo con temblor en los labios y los ojos cerrados.
Limpie las lágrimas que caían por sus mejillas con mis labios, sabían dulce, muy dulce casi igual a su aroma.
-Eso no me importa – Le asegure- Siempre serás la cosa más hermosa que haya en mi mundo. Claro que... – Hice una pausa- Si te haces mayor que yo y necesitas algo más... lo comprenderé, Bella. Te prometo que no me cruzaré en tu camino si alguna vez quieres dejarme – Estas si eran las palabras mas duras de pronunciar.
Era una posibilidad a la que me tenía que enfrentar quizás, un día no muy lejano.
-Supongo que te das cuenta de que al final también me moriré.
-Te seguiré tan pronto como pueda.
-Ese plan es totalmente...Enfermizo.
-Bella, es el único camino correcto que nos queda...
-Retrocedamos un minuto- Su rostro cambió- Recuerdas a los Vulturis, ¿verdad? No puedo permanecer humana para siempre. Ellos me matarán. Incluso si no piensan en mí hasta que cumpla los treinta, ¿crees sinceramente que se olvidarán?
-No. No olvidarán. Pero...
-¿Pero?- Me pregunto triste y enfadada.
Sonreí.
-Tengo unos cuantos planes.
-Y esos planes… esos planes se centran todos en mantenerme humana- Dijo soltando cada palabra como si fueran palabrotas.
-Naturalmente- Le respondí.
Y nos fulminamos con la mirada. Estaba claro que pensabamos en lo mismo pero con interés distintos.
Ella se indigno ante mi plan, se sentó en la cama apartándose de mí.
-¿Quieres que me vaya?- Le pregunte angustiado.
-No. Soy yo la que se va.
Se levanto de la cama, dando fuertes pisadas y tambaleándose trataba de no perder el equilibrio.
-¿Puedo preguntarte adónde vas?
-Voy a tu casa.
Y en menos de un segundo me acerque a su lado.
-Aquí están tus zapatos- Se los ofrecí- ¿Y cómo planeas llegar hasta allí?
-En mi coche.
-Eso probablemente despertará a Charlie- Acuse.
-Ya lo sé, pero para serte sincera, tal como están las cosas, estaré encerrada durante semanas. ¿Cuántos problemas más me puedo acarrear?
-Ninguno. Me echará la culpa a mí, no a ti.- Dije convencido.
-Si tienes una idea mejor, soy toda oídos.
-Quédate aquí- Le pedí dándome cuenta que no serviría de mucho.
-Mala suerte, pero ¡adelante! Quédate y siéntete como en tu casa.- Me ofreció animada.
Le detuve cuando intentó salir por la puerta de su habitación, miro por la ventana y supe que ya no tendría caso, Bella se saldría con la suya. -Bien - Dije resignado- Te llevaré.
-Como quieras- Contestó poco interesada- De todas maneras, probablemente tú también deberías estar presente.
-¿Y eso por qué?- Le pregunte curioso.
-Porque tienes opiniones para todo y estoy segura de que querrás una oportunidad para hacer alarde de unas cuantas.
-¿Opiniones respecto a qué...?
-Esto no es algo que tenga ya sólo que ver contigo. No eres el centro del universo, ¿sabes? Tal vez tu familia tenga algo que decir si vas a conseguir que se nos echen encima los Vulturis por algo tan estúpido como que yo continúe siendo humana.
-¿Decir... sobre... qué?
-Sobre mi mortalidad. La voy a someter a votación.
Me esta vez fui yo quien se quedo paralizado analizando la situación.
Se arreglo rápidamente decidida. Fruncí el ceño, ante su determinación y Bella me ignoro completamente. Pero mi familia razonaría con ella o yo les convencería a todos, salimos de su casa por su ventana.
Realmente no estaba de acuerdo.
-Entonces de acuerdo. Sube.
Le ayudé a subirse a mi espalda y se aferró fuerte. Me largue a correr, me puse feliz al volver a tener a Bella conmigo. Mi recorrido fue el mismo que hacíamos antes, todo estaba igual, era como si el tiempo no hubiera pasado, salvo una diferencia Bella se notaba más cómoda, parecía emocionada igual que yo. De pronto me ido un dulce beso en mi cuello.
-Gracias. ¿Significa eso que has decidido que estás despierta?
Se río ampliamente.
-En realidad, no. Más bien, todo lo contrario. Voy a intentar no despertar, al menos, no esta noche.
-No sé cómo, pero volveré a ganarme tu confianza- Prometí- Aunque sea lo último que haga.
-Confío en ti -Me aseguró- Pero no en mí.
-Explica eso, por favor.
Disminuí la velocidad para solo caminar.
-Bueno... No confío en que yo, por mí misma, reúna méritos suficientes para merecerte. No hay nada en mí capaz de retenerte.
Me detuve, le baje de mi espalda y le abrace con fuerza.
-Me retendrás de forma permanente e inquebrantable. Nunca lo dudes.- Le roge.
Me miró poco convencida, cambie de tema.
-Al final no me lo has dicho...
-¿El qué?
-Cuál era tu gran problema.
-Te dejaré que lo adivines – Me miro fijo y levantó su mano y me tocó la punta de mi nariz con uno de sus dedos.
-Soy peor que los Vulturis- Le dije en tono de pregunta. Supongo que me lo merezco.
-Lo peor que los Vulturis pueden hacer es matarme- Explicó- Tú puedes dejarme. Los Vulturis o Victoria no pueden hacer nada en comparación con eso.
No era más que la verdad saliendo de sus labios, aun así me desgarraba y dolían. Bella tenía toda la razón. Esa herida me la merecía, yo era el responsable y lo único que podía hacer era tratar de compénsale.
-No – Bella trato de consolarme- No estés triste.
Le sonreí pero me dí cuenta de que ni yo mismo me convencía.
-Sólo hay una forma de hacerte ver que no puedo dejarte. Supongo que no hay otro modo de convencerte que el tiempo.
-Vale.
Bella era lo más importante que tenía, no iba a permitir que su corazón sufriera otra vez por mi causa.
-Bueno, ahora que vas a quedarte, ¿puedo recuperar mis cosas?- Me preguntó.
-Tus cosas nunca desaparecieron- Me sincere- Sabía que obraba mal, dado que te había prometido paz sin recordatorio alguno. Era estúpido e infantil, pero quería dejar algo mío junto a ti. El CD, las fotografías, los billetes de avión... todo está debajo de las tablas del suelo.
-¿De verdad?
Asentí y trate de recordar que estaba frente a Bella. Ella no tenía porque cargar con mi dolor.
-Creo, no estoy segura, pero me pregunto... Quizá lo he sabido todo el tiempo.
-¿Qué es lo que sabías?
-Una parte de mí, tal vez fuera mi subconsciente, jamás dejó de creer que te seguía importando que yo viviera o muriera. Ese es el motivo por el que oía las voces.
-¿Voces?- Repetí intrigado.
-Bueno, sólo una, la tuya. Es una larga historia- Se quedó en silencio como queriendo no seguir con el tiempo.
-Tengo tiempo de sobra.
-Es bastante patético.
Me limite a esperar a que hablara. Paso un minuto, respiro hondo dijo.
-¿Recuerdas lo que dijo Alice sobre los deportes de alto riesgo?
-Saltaste desde un acantilado por diversión.
-Esto... Cierto, y antes que eso, monté en moto...- Me dijo tratando de que sus palabras sonaran normales.
-¿En moto?
-Supongo que no le conté a Alice esa parte.
-No.
-Bueno, sobre eso... Mira, descubrí que te recordaba con mayor claridad cuando hacía algo estúpido o peligroso... – Confesó- Recordaba cómo sonaba tu voz cuando te enfadabas. La escuchaba como si estuvieras a mi lado. En general, intentaba no pensar en ti, pero en momentos como aquéllos no me dolía mucho, era como si volvieras a protegerme, como si no quisieras que resultara herida. Y bueno, me preguntaba si la razón de que te oyera con tal nitidez no sería que, debajo de todo eso, siempre supe no habías dejado de quererme...
-Tú... arriesgabas la... vida... para oírme...- Trate de comprender.
-Calla. Espera un segundo. Creo que estoy teniendo una epifanía en estos momentos...
Se quedo quieta y cerró los ojos. Yo me intranquilice pensando en un segundo en todas las cosas que ella había pasado sola. La expresión de su rostro cambiaba constantemente. Me empezó a preocupar y de pronto reaccionó.
-¡Vaya!
-¿Bella?
-Ya, vale. Lo entiendo.
-¿En qué consiste tu epifanía...? – Le pregunte ansioso por saber.
-Tú me amas-Dijo feliz y segura.
Le sonreí feliz también.
-Con todo mi ser.
Le bese una y otra vez, esos besos fueron suave, sinceros y necesarios, me aleje cuando le sentí que estaba mareando, solo para abrazarle.
-¿Sabes? Se te da mejor que a mí.
-¿El qué?
-Sobrevivir.-Le Confesé- Al menos, tú lo intentaste. Te levantabas por las mañanas, procurabas llevar una vida normal por el bien de Charlie, y seguiste tu camino. Yo era un completo inútil cuando no estaba rastreando. No podía estar cerca de mi familia ni de nadie más. Me avergüenza admitir que me acurrucaba y dejaba que el sufrimiento se apoderara de mí. Fue mucho más patético que oír voces.
Bella me sonrió.
-Sólo una voz.-Me recordó.
Me miro agradecida por haberle comprendido. En cierto punto me reconfortaba que todo lo que habíamos pasado hubiera servido para fortalecer nuestro amor y darme cuenta que ninguno podía sobrevivir sin el otro.
-Por cierto, que en este asunto tan sólo te estoy siguiendo la corriente- Le dije riendo, señale el camino- Lo que ellos digan no me importa lo más mínimo.
-Ahora, esto también les afecta a ellos.
Caminamos lentamente abrazados hacia mi casa, donde ya nos estaban esperando.
|