EDWARDPOV
Salimos en cuanto Bella terminó de vestirse, aunque a mí me preocupaba un poco que se mareara o algo parecido, por lo que no me separé de ella.
Llegamos al parque y nos sentamos en un banco.
-Edward, ¿me comprarías un helado?
-Por supuesto, ¿de qué lo quieres?
-Cualquier sabor me gusta, el que tú prefieras.
-¿Vienes conmigo te quedas aquí?
-Me quedo, así descanso y no ando mucho.
-No te muevas de aquí, para cualquier cosa llámame. Te amo.
-Tranquilo, te amo.
Fui a comprar el helado de Bella y lo cogí de vainilla, tardé unos cinco minutos en llegar a la heladería, pero de todos modos me di más prisa para llegar donde Bella.
Cuando llegué había un hombre jalándola del brazo, pero ella se resistía, por lo que ella no le conocía. Fui corriendo hacia ella, lo que menos necesitaba era alguien que la molestara.
-¡No me toques, por favor!-le decía Bella.
-No te haré daño, lo sabes, ¿no?
-Sí lo harás, ¡me has hecho muchísimo daño siempre! ¡Ahora déjame en paz!
¿Cómo? ¿Le conocía?
-¡Bella!- le grité.
-¡Edward!- y vino corriendo hacia mí.
-¿Quién demonios eres tú? ¿Qué te pasa con ella?-le grité furioso.
-Quien sea yo no te importa, y sólo he venido a saludarla.
-Ya veo, así se pone ella con los saludos.-dije poniendo a Bella detrás de mí.
-Ya nos veremos Bella.
Ella no contestó, escondió su cabeza en mi espalda.
Nos sentamos en el banco y me dispuse a descubrir quién era ese tipo.
-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?
-No, tranquilo…-su voz estaba débil.
-¿Quién era, Bella? ¿De qué lo conoces?
-Fue mi novio hace tiempo, pero nunca me gustó.
-¿Por qué salías con él entonces?
-Mi padre…
-Ah… de acuerdo… ¿y qué te ha hecho ese tipo? Te he oído decirle que te ha hecho daño siempre.
-Se comportaba como mi padre, ya sabes…-maltrato físico, pensé.
-Y cuando le dejaste, ¿cómo se lo tomó?
Alzó la mirada entrecruzándola con la mía, y empezó a llorar. Lo entendí enseguida. No la dejó tranquila. Le maltrató seguramente como nunca lo hizo. Me limité a abrazarla.
-Shhh… tranquila Bella… mientras esté yo aquí no te tocará más.
-Sí lo hará, no lo conoces, cuando quiere algo no para hasta tenerlo. En este caso yo sé lo que quiere: a mí, para él.
-Nunca lo permitiré, y si piensas que me daré por vencido no me conoces.
-Edward…
-No, Bella, escúchame-le interrumpí.- ¿crees que quiero que te hagan daño otra vez?-negó con la cabeza.-Exacto, no quiero eso. Quiero que estés a salvo, que tengas una vida.
-Y la tengo, solo que no hace falta que me protejas cada segundo.
-Casi te hace daño aquí mismo Bella, ¿cómo quieres que no te proteja?
-Yo…lo siento…
-¿Por qué lo sientes?
-Porque te estoy amargando la vida.
¿Pensaba que estaba amargado por estar con ella?
-Bella, no me amargas la vida, estar contigo es lo mejor que me ha pasado nunca.
-¿Podemos ir ya a casa? Me duele la cabeza y me están dando mareos…
-Vamos.
Llegamos a casa y la recosté en la cama, tenía pensado hablar con ella pero se durmió enseguida. Y lo prefería así, descansaría de todo lo ocurrido hoy. Yo tardé algo más, pero porque estuve pensando en el pasado de Bella, todo lo que había pasado cuando no se lo merecía… pero al final me dormí junto a ella, como lo haría siempre.
|