El viaje y Jane
Kristen S:
-Vamos Kris, ¿qué te pasa hoy?, en serio porque esa cara- preguntó Nikki
Suspiré.
-Te diré, odio mi vida, mi trabajo, soy una maldita asesina, no tengo familia, y nada vale la pena- esto hirió a Alice.
A pesar de que siempre cuidaba mis palabras este era un día de los que la verdad no media nada.
-Oye, tienes a Alice...
-Cállate, no digas ese nombre aquí, no existen ni Alice, ni Bella, ni Rosalie ni Victoria, ¿Entiendes?
-Bueno pero, ella es tu familia, tu propósito para vivir- continuó- tus amigas somos nosotras, y sí, quizás odias tu trabajo pero, estás segura, puedes defenderte y Ashley también...
-Sí, creo que tienes razón, pero... aspiro a algo más, a algo bueno.
No contesto nada porque debíamos subir al jet.
Nos esperaban nuestras armas, claro, como unas chicas que trabajan para el mejor traficante de armas, no tendrían armas, y lo mejor, no eran cualquier tipo de armas. La mayoría parecían específicamente diseñadas para chicas, Stefan no solo las vendía y fabricaba, sino que también hacia que sus creadores las hicieran prácticas y mil veces más tecnológicas que "las normales".
Siempre llevábamos más de las necesarias en nuestros vehículos y todas las que podíamos en la ropa, gracias a su tamaño.
Yo tenía broches con pequeñas pero letales navajas ocultas, mis zapatos tenían unas pequeñas tarjetas del tamaño de una memoria para celular que al lanzarlas al aire y al aterrizar, tenían un efecto de granadas. Otras cuchillas dentro de una pulsera gótica que jamás dejaba, de hecho yo era más de la que le gustan las cuchillas que las armas de fuego, aunque no podían faltar, tenía la más discreta encerrada en mi tobillo y otra en una cinta que rodeaba mi pierna, un collar estilo ventaja con unas cuantas esferas del tamaño de una canica que eran bombas de gas ultra intoxicante claro esto era lo más básico, ya que no íbamos a una misión muy peligrosa además necesitábamos discreción.
-Bueno, veamos quien es nuestra desafortunada chica- murmuré.
Conecte mi localizador al proyector apareció una foto de una chica de no más de 15 años rubia y hermosa, como le gustaban a Stefan. Lástima que esos ojos azules y esa melena rubia no se verían tan seguido por la pequeñísima regla de ocultar nuestra identidad, ya iba preparada, con unos lentes de contacto color miel y una peluca negro violeta.
-Perdió a sus padres hace solo una semana- susurró Rosalie- es demasiado pronto para reclutarla.
-Ordenes son ordenes- rectifiqué.
-Tienes razón.
Alice iba de lo más callada, se me hizo extraño que no mencionara algo sobre nuestra ropa.
-¿Estás bien Ashley?- pregunté algo preocupada.
-Sí, no es nada.
La mire con cierto sarcasmo, era su hermana, sabia cuando algo le pasaba.
-Bien, estaba pensando en Jasper el chico que te mencione...
-Oh vamos, ahora no eres la chica que se fijó en un hombre, ahora eres la chica que trabaja para un hombre malo.- le recordé.
- Lo sé pero siento algo extraño hacia él.
-Ashley- suspiré- no pienses en eso ahora, si quieres hablamos de eso en casa, por ahora, céntrate, ya casi llegamos.
Con ese súper jet, pudimos llegar a Londres Inglaterra en solo un par de horas, en avión habríamos tardado años.
Cuando salimos era temprano, apenas las 3 y media, en este horario, era de madrugada, Jane debía estar durmiendo.
Aterrizamos en el pequeño cuartel que Stefan tenía aquí, ya nos esperaba una camioneta negra.
También era de tecnología avanzada y tenía un rastreador en el parabrisas.
-Jane Vulturi, residencia.- hable fuerte para que comenzara a rastrear.
La foto de jane y un mapa aparecieron, Rosalie iba conduciendo, era lo que más le gustaba. No nos tomó ni 20 minutos llegar, uno, porque Rose iba al volante y no le importaban los límites de velocidad, dos, era de madrugada y entre semana, no mucha gente está despierta a esas horas.
-Esta debe ser su casa- comentó distraídamente Rachel.
-Bajemos todas- ordené.
-Entendido- respondieron al unísono.
Lo primero con lo que nos topamos fue un barandal de 3 metros de altura, como supusimos que Jane estaría dormida y no nos recibiría, decidimos entrar sin invitación. Junte ambas manos para que las chicas subieran y se impulsarán para saltar, fue sencillo, en pocos segundo Nikki, Ashley y Rachel estaban del otro lado, yo no necesitaba impulsarme, lo físico era mi especialidad, con un movimiento fluido, salte un y medio metros y me apoye en una roca que sobresalía del muro para cruzar.
Una vez dentro corrimos al porche sigilosamente, rayos habían 3 perros en el jardín.
-Encárgate- susurre a Rachel.
Se separo de nosotras y se acercó a los feroces canes que ya nos enseñaban los dientes, de uno por uno los tomo del hocico y los inmovilizo, saco una pequeñísima botella de cloroformo y humedeció un pañuelo con el líquido, los perros lo olfatearon y cayeron en un sueño profundo.
La cerradura de la puerta no era nada complejo, eso le tocaba a Ashley, sacó una pequeña navaja y la abrió fácilmente.
-Hagan los honores.
Pase yo primero, la verdad me parecía un poco cruel asustar así a Jane, seguro se sorprendería de ver a unas desconocidas dentro de su casa.
Saqué mi pequeño rastreador para no estar dando vueltas en vano. Se encontraba en la habitación del último piso. Iniciamos una pequeña carrera y llegamos rápido, Ashley perturbo la cuarta cerradura, la de la habitación de Jane.
-Quédense aquí, tengo que tantear el terreno.
Jane se encontraba durmiendo en su cama, pero cuando respiraba sollozaba, Rose tenía razón, era demasiado pronto.
-Jane- intenté despertarla con suavidad- Hola, despierta pequeña.
La moví un poco para que reaccionara.
-Su expresión en cuanto me vio fue de sorpresa.
- ¡¿Quién eres?!- gritó alterada.
-Shh tranquila- trate de calmarla
-¡Cómo me voy a calmar si hay una desconocida en mi habitación en plena madrugada!
-Jane necesito que me escuches, no te hare daño, confía en mi
Respiró hondo y me contesto
-Haz lo que quieras, es más, mátame de una vez por todas, ya ni siquiera tengo por qué vivir.
Esto me dejo algo en shock, claro, debía imaginarlo, aún estaba dolida por lo de sus padres.
-No haré eso Jane, mi misión es muy diferente a lo que te imaginas.-susurré lo más calmada que pude.
-No me importa.-contesto de manera hostil
-Jane, necesito hablarte de algo muy importante.
-Qué, ¿me dirás que mis padres no están muertos y mandaron a alguien que los supliera en ese maldito ataúd? no soy estúpida- comento con la voz llena de dolor.
Suspiré, esta niña era igual que yo, no sería tan fácil convencerla.
-No Jane, lamentablemente no te puedo decir eso- dije paciente-porque es obvio que no es verdad. Necesito que estés cien por ciento consciente de lo que venimos a informarte. No te pongas difícil, yo te comprendo.
-La verdad no lo creo, ni siquiera sé tu nombre.
-Ok, me llamo Kristen y quiero ser tu amiga, te comprendo más de lo que crees, mi hermana Ashley y yo perdimos a nuestros padres a los ocho años, pero sobrevivimos y aquí estamos contigo, porque necesitamos que nos apoyes.
Miró al piso, se aclaró la garganta y dijo:
-¿Quieren algo de tomar?
Sonreí en la oscuridad, por lo menos cooperaria.
-Claro, ¿qué tienes?- pregunto mi hermana con su dulce voz tranquilizadora.
-No sé- rió con amargura- no esperaba que aceptaran, pero vamos si quieren acompáñenme a la cocina.
Hicimos lo que nos indicó, no sin cierta cautela, la pobre estaba tan vulnerable que podía hacer cualquier cosa. Encendió las luces y las seguimos por las escaleras que ya habíamos subido hacia un rato, entramos la estancia y nos condujo hasta la cocina.
-Bueno tengo jugo, te, agua, refresco, café y también diferentes vinos.
-Lo que quieras darnos Jane, lo que importa es sentirte cómoda.
-Está bien- dijo mientras hacía algunas cosas en la barra.
-Dime querida, ¿cómo estás?
Me lanzó una mirada sarcástica con sus ojos hinchados y ojerosos. Aun así, su rostro angelical se veía muy bonito.
-Está bien, pregunta equivocada, olvídalo, mejor haz tú las preguntas.
-Quienes son y por qué entraron en mi casa sin avisar y de madrugada como si fueran criminales- dijo mientras me tendía una bonita taza de café.
-Bueno, nos presentare, mi nombre es kristen, ellas son Ashley, Rachel y Nikki- las presente respectivamente- nos hacemos llamar el clan Blackhearts, trabajamos para Stefan el líder del corporativo A.B.O.
-Lo conozco pero eso qué rayos tiene que ver conmigo- preguntó confundida.
-Es importante que me escuches con mucha atención Jane esto es un asunto delicado.
-Está bien- murmuró como si la hubiera regañado.
-Este corporativo, no es completamente decente como tú lo conoces, Stefan es un maldito impostor y si, él hace todo lo que se dice bueno de él, pero también es un fabricante de armas ilegales y tecnológicas, y otras cosas mucho peores que no podemos revelarte- hice una mueca.
-Nosotras somos sus guardianas por así decirlo, trabajamos como mercenarias, y hacemos los encargos "sucios" de Stefan.
-Kristen, no es que te quiera interrumpir pero, sigo sin entender porque me quiere a mí-preguntó con nerviosismo- ¿van a matarme de verdad? yo no le he hecho nada.
-Es más difícil que eso Jane, Stefan pidió que te reclutáramos...
-¿Qué? Yo una de ustedes, pero ¿por qué?
-Sé que tienes muchas dudas y todas las resolveré pero ates tienes que unirte a nosotras, o no poder revelarte más.
- ¿Y si no quiero hacerlo?- Guarde silencio- lo sé, muero, ¿no es así?
-Jane yo...
-Lo sé, es unirse o morir... no aceptaré si no me dicen que es lo que tendría que hacer.
-De acuerdo te lo diré, las condiciones son; cambio de identidad, transferencia de vivienda, disposición a toda hora, confidencialidad, esta última es la más importante, si alguna vez la llegaras a romper... no volverías a romperla jamás
Sé estremecido ante mi voz amenazante.
-Eso es lo esencial que debes saber, lo demás es completamente secreto por ahora.
Asintió decidida.
-Está bien, voy con ustedes, me uno a su clan chicas, no tengo nada que perder la verdad.
-Muy bien Jane... deberás ir pensando en un nombre distinto para tu otra identidad.
-Claro eso lo hare pronto pero ahora tengo muchas cosas en la cabeza, disculpa ¿tengo que llevar algo en especial?¿tal vez mi ropa?.
Ashley hizo una mueca, sé que moría de deseos de ir de compras y más con una nueva compañera
-Sería más práctico que solo llevaras cosa personales, allá te compraremos la ropa que quieras y lo que desees
-Está bien sólo iré a vestirme bien y por una cosas personales.
-De acuerdo- autoricé.
Esperamos en silencio unos minutos y luego bajo con una pequeña mochila y ropa casual.
-Estoy lista- anunció.
-Muy bien jane vámonos.
Caminamos hacia la salida y cuando nos íbamos Jane estaba a punto de cerrar con llave, no pude evitar soltar una risita.
-Querida no es necesario, los otros "ayudantes" de Stefan vendrán seguro en unos minutos a llevarse algunas cosas tuyas, quemar otras y dejar todo en orden, no te preocupes, por si no te lo dije antes, para tu reclutamiento no vas a tener que mover un dedo.
-Bien- aceptó y lanzo la llave al vacío.- que bien que estas entendiendo el asunto- sonreí de manera aprobatoria.
Subimos al vehículo y nos apresuramos al pequeño cuartel.
-Bienvenida a tu nueva vida- le dije a Jane de la manera más positiva que pude.
Subimos al jet y continuamos nuestro camino de regreso a "casa".
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