Mi Princesa Gitana (+18)

Autor: aliceancuhal
Género: Romance
Fecha Creación: 02/08/2013
Fecha Actualización: 13/12/2013
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 67
Visitas: 26316
Capítulos: 21

California del siglo XIX.

Alice es una gitana a la que han cogido presa y es vendida a un burdel. Jasper Whitlock, el soltero más codiciado de la ciudad. Al encontrarse el la comprara y la convertirá en su esclava. ¿Pasara algo más entre ellos?

Edward Whitlock casado con su joven esposa Isabella, estan esperando un hijo. ¿Todo ira como tenian planeado o el futuro les deparara otra cosa?

Rosalie Hale, despues de ser violada es repudiada por su familia y empieza a trabajar en el negocio "más antiguo" conocido. Emmett será su salvacion... o su perdicion.

 

Todos los personajes son de Stephenie Meyer, excepto alguno que he sacado yo.

 

Mi twitter: @Angy_sp07

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TRAILER

 

 

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Capítulo 20: Final feliz (ya solo queda el epílogo)

-Por favor no. Aro ¿Qué te he hecho yo? –suplico Alice.

-No se… ¿acostarte con Whitlock mientras ya estabas casada conmigo? ¿Verte con él a escondidas? ¿Pensar en él mientras te hacia el amor? ¿Suspirar su nombre en sueños? –dijo de forma irónica.

Alice al escuchar eso supo que no tenia ninguna otra opción, sabía que iba a morir y su hijo también porque estaba ya a punto de dar a luz.

-¿Unas ultimas palabras? –Pregunto Aro –Bueno no qué más da nadie las podrá escuchar.

Cargo la pistola y Alice cerró nuevamente los ojos con fuerza y escuchó claramente el disparo. Espero a que se desmayase a notar dolor, algo… pero no ocurrió nada hasta que sintió como el cuerpo de Aro caía encima del suyo.

Aparto a Aro de ella y vio que tenía un disparo en la nuca. Rápidamente levanto la vista intentado buscar a la persona que había disparado. Cuando pudo enfocar la sombra a pesar de la oscuridad vio de quien se trataba y empezó a llorar de emoción.

La sombra fue haciéndose paso por entre las altas hierbas y arbustos hasta que llego a ella. Se acuclillo frente a Alice y le abrazo mientras ella no dejaba de llorar y lo abrazaba fuertemente.

-Ya está mi amor ya ha pasado todo. –Empezó a susurrarle Jasper suavemente mientras le acariciaba la cabeza –Él ha muerto. Estás a salvo conmigo.

-Jasper… el bebé, tienes que llevarme a algún sitio. No puedo dar a luz aquí. –Dijo Alice.

-García, Carmen, adelantaos al pueblo y hacer que una matrona llegue a la casa Cullen. No quiero que Mari Ángeles la vea. –Ambos asintieron y se fueron con los caballos.

Jasper cogió en sus brazos con sumo cuidado a Alice y el tumbo en el caballo y él se subió al caballo de forma normal teniéndola delante de él.

-¿Te duele mucho mi amor?

-Creo que aguantare, pero tenemos que llegar deprisa.

Jasper aumento el ritmo con cuidado y en pocos minutos llegaron a la casa del Duque de Cullen.

-Jasper… Ufff… no creo que sea correcto venir a la casa del padre de tu esposa para dar a luz al hijo de tu amante, ¿no crees? –Dijo Alice con esfuerzo. Jasper sonrió y la dejo confundida.

Llamo a patadas contra la puerta hasta que le abrieron la puerta, ya que llevaba a Alice en brazos. Cuando la ama de llaves por fin les abrió se hizo a un lado pero con la boca abierta. Los dejo pasar y seguidamente cerró la puerta, todo esto con la misma expresión de asombro.

-¡Señor Cullen! –grito Jasper y al segundo este estaba ante sus ojos.

-¿Pero cómo es…?

-Rápido donde puedo llevarla está dando a luz. –Le urgió Jasper.

-Corre sígueme iremos a la habitación de Leticia.

Y ambos subieron las escaleras a toda prisa hasta una de las habitaciones que abrió Carlisle. Jasper tumbo a Alice sobre la cama y justo en ese momento llegaba la misma partera que había atendido a Bella y a Rosalie junto con García y Carmen.

-Les ruego que nos dejen solo a las mujeres aquí.

Todos asintieron no sin algún refunfuño de Jasper obviamente. Se escucho decir a la partera que todavía le quedaba un poquito más para dilatar del todo, y eso hacía que Jasper se pusiese mas nervioso.

Al poco tiempo de estar esperando y escuchar algún quejido de Alice llegaron Bella y Edward con su pequeño hijo.

-Hola hermano, gente del pueblo nos ha dicho que venías hacia aquí a toda prisa. ¿Qué pasa? –Dijo al ver el grado de angustia de Jasper.

-Alice está allí adentro –Bella dejo escapar un sonido de exclamación –está trayendo al mundo a nuestro hijo.

-Pero…pero… ¿esa no es la chica del entierro del otro día? –dijo Bella mirando a Edward y este asintió.

-Fue todo una farsa.

-Voy a entrar –volvió a hablar Bella.

Cuando cerró la puerta tras ella se empezaron a escuchar gritos desgarradores por parte de Alice. Jasper alzo la cabeza que la tenía entre sus manos. Se levanto y empezó a dar vueltas como un idiota por todo el pasillo. Edward empezó a reírse.

-¿Y tú de qué te ríes? –le espetó furioso.

-De que hace un tiempo yo estaba en las mismas condiciones que tú mientras padre y tú os reías de mí.

Otro alarido de dolor de Alice. De allí salió Carmen.

-Rápido por favor agua, y toallas todo ¡ya! Estamos teniendo complicaciones. Ha perdido mucho agua y el bebé no sale.

Carlisle mando a una de las criadas lo que Carmen había pedido. Tres minutos después ya tenían todo lo necesario, Carlisle llamo a la puerta y esta vez salió Bella a por los utensilios.

A medida que pasaba el tiempo todo iba a peor y los gritos de Alice eran más fuertes.

-Ya no aguanto más voy a entrar.

Y sin que nadie lo pudiese detener entró en la habitación seguido por Carlisle y Edward. La imagen no era la mejor.

Alice estaba tumbada, bañada en sudor, demasiado pálida excepto en las mejillas. Había algo de sangre por las sabanas de la cama. Las demás tenían las mangas de los vestidos arremangadas hasta los codos.

Mientras por la puerta de la casa entraba Leticia. Saludo al ama de llaves aunque vio que estaba un poco conmocionada, pero no dijo nada. Iba a subir las escaleras cuando alguien le tapó la boca y la condujo hacia un cuarto pequeño.

Cuando por fin la libero se volvió con la intención de pegar a quien se pusiese en su camino. Entonces vio su cara y el dolor  y el enfado se hicieron presentes.

-Lárgate de mi casa. Vete no quiero verte. Ya has hecho bastante.

-Déjame explicarte por favor.

-Tienes un minuto quiero ir a mi habitación a descansar. –Dijo con indiferencia.

-Soy un pirata. Tu padre tiene una gran fortuna y teníamos que robar, la mejor manera para no levantar sospechas era enamorar a una de sus hijas. Me enamore de ti por eso me acosté contigo, no pienses que fue por otra cosa. Te quiero.

-Bien el minuto ha pasado si me disculpas.

Abrió la puerta y se fue escaleras arriba. Escuchaba como él la seguía y gritaba su nombre, pero no hizo caso. Sabía que estaba mintiendo y no quería prestarle la más mínima atención.

A medida que llegaba a su habitación comenzó a escuchar gritos y se asusto por lo que decidió esperar a que Alexander estuviese un poco más cerca de ella. Finalmente abrió su habitación con cautela y se quedo parada en la puerta cuando vio lo que sucedía allí.

-¿Qué pas…? –Iba a preguntar cuando él también vio lo que pasaba –No puede ser.

Estaba habiendo un parto en su cuarto, en su cama, con todo el mundo ahí presente. Había un bebé a medio sacar por lo que podía ver Leticia, pero se quedo parada en la puerta.

-¡Te quieres ir de una vez! –le grito a Alexander al borde de los nervios.

Este la miro durante unos momentos y después de respirar hondo se fue por donde había llegado.

-¡Vamos Alice mi amor tu puedes! –escucho la voz de su cuñado.

“¿Alice? ¿Qué Alice? No puede ser mi hermana… ¿verdad?” –se pregunto a sí misma. Y entonces se escucho un llanto de recién nacido.

-¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! –Valentina, la dueña de la cantina pedía auxilio.

Había salido a por un pequeño barril de vino y se había encontrado a Rosalie tirada en el suelo y con una herida. A su lado había un cuchillo por lo que no pensó mucho para saber lo que le había pasado.

Su marido salió a toda prisa y cogió al estilo novia a Rosalie hasta llevarla dentro de la cantina. Valentina corriendo quitó todo lo que había en una de las mesas y la tumbaron allí.

Emmett tan oportuno como siempre entraba por la puerta del lugar y se quedo muerto y sin respiración durante dos segundos cuando vio a Rosalie en esas condiciones. Su rostro perdió el color y no le salían las palabras.

Solo se le escucho susurrar –Rose… -Y fue corriendo hasta la mesa donde yacía.

-¿¡A qué estáis esperando para buscar al médico!? –grito desesperado. –Rose, Rose mi amor no te mueras por favor. Te quiero, nunca quise hacerlo.

En ese momento entraron por la puerta Sounya con una cesta llena de hierbas y Esme con los mellizos de Emmett y Rosalie.

-Apártense todos de ahí –dijo la anciana.

Se puso junto a Rosalie, le abrió el vestido dejando expuesta la herida. Le echo un poco de crema casera que había hecho y la puso sobre la herida. La vendo con unas gasas que había traído también y después le puso unos ramitos de romero sobre el vendaje.

Empezó a cantar un ritual algo o extraño que duro un rato.

Cuando acabo como por arte de magia Rosalie cogió una bocanada de agua y lo único que alcanzo fue a llamar a Emmett.

-Aquí estoy mi vida. Rose perdóname todo yo no…

-Shhh… yo lo sé… es todo. Tú… tú no hiciste nada. Te quiero. –Dijo y cayó en un profundo sueño.

En ese instante Sounya dejo sus ojos en blanco y le empezó a doler la cabeza como nunca lo había hecho. Esme supo que le estaba llegando una visión, pero no le había dolido nunca la cabeza. Esme dejo a los niños con Emmett que le acariciaba el pelo a Rosalie.

-Sounya, Sounya ¿qué te pasa? –La zarandeo un poco Esme.

-A la casa Cullen. Alice esta allí. Tu nieto.

-¡¿Qué?! –Esme sintió como una bocanada iba a su boca –Una palanga…

Pero la palangana no llego y tuvo que vomitar en una botija que había justo al lado de ella.

-Dios… pero que me pasa…

-En marcha. –Dijo Sounya –Niña… parece mentira que sea la tercera vez que pases por esto. Aunque hay que reconocer que la de James fue la peor. Tú, jovencito, cuídame a la rubita y llévala a tu casa con esas dos preciosidades.

Esme se quedo sorprendida por las palabras de la vieja Sounya e inconscientemente se llevo las manos al vientre. Su ensoñación acabo cuando Sounya la cogió del brazo y tiro de ella hacia fuera.

-Venga vamos no es que tenga todo el tiempo del mundo mujer.

Y sin más palabras se dirigieron al ritmo que marcaban la anciana hasta llegar a la casa del Duque de Cullen. Llamaron a la puerta y el ama de llaves abrió como llevaba haciendo durante toda la noche y al verlas ya ni se sorprendió.

-Pasen, pasen. Están todos en el piso de arriba. Cierren la puerta cuando entren por favor –dijo mientras se iba –Si ya lo que pase hoy no pase en esta casa… -siguió murmurando la mujer.

Subieron a toda prisa las escaleras después de haber dejado la puerta bien cerrada, claramente. Entraron en una de las habitaciones donde más jaleo se escuchaba y la estampa era preciosa.

Carlisle sentado en un costado de la cama miraba a su hija y a un pequeño bultito con los ojos brillando, Jasper estaba en el otro costado, sentado también, rodeando con un brazo a Alice. Los demás estaban alrededor de la cama donde esta permanecía recostada en el cabecero de la cama.

La única persona que se mantenía un poco al margen era Leticia, la hija más pequeña de Carlisle que miraba la escena perpleja todavía, ya que no se había recuperado del shock.

Se acababa de enterar de que su medio hermana o sea la hija ilegitima de su padre no estaba muerta como creían, estaba embarazada y estaba dando a luz en su habitación y que el padre de esa criatura era el marido de su otra hermana, que a su vez se estaba acostando con el marido de su medio hermana. A todo eso había que añadirle que todavía resonaban las palabras de Alexander por su cabeza.

-Sounya… -murmuro Esme a  la anciana mujer. Ella giro su rostro hacia Esme -¿Estás segura de lo que me acabas de decir? ¿Crees que este…?

-Claro que si MI REINA, mi pequeña niña claro que estas de nuevo y de ese hombre otra vez ¿cierto?

-¿De quién sino? –sonrió Esme. –Me alegro de que estéis todos tan felices, pero no avisáis a la nueva abuela ¿no?

-Ma… mamá –Alice no pudo evitar llorar. Tanto tiempo sin su madre… le había hecho tanta falta. La necesitaba más que nunca y que entre Carlisle y su madre le explicasen todo bien ya que se había enterado de algunas cosas. De que Carlisle era su padre por ejemplo.

-No mi amor, no llores. Hoy no se puede llorar ya está bien de llorar. Todos estos meses… pensé que estabas muerta mi niña.

-Fueron tan horribles los últimos días mamá. –Alice le entrego el bebé a Jasper con cuidado –Dame un abrazo mamá.

Y no hizo falta que se lo repitiesen, madre e hija se fundieron en un sentido abrazo.

-Papá, ¿no te quieres unir? –miro fijamente a Carlisle. Este asintió. – Y tu… Emm ¿hermanita? –Leticia levanto la cabeza y fue hasta la cama.

 Y los cuatro se sumieron en un largo abrazo. Leticia sintió que por fin se sentía realmente a gusto con su familia.

Paso un rato y Carmen y García se despidieron  alegando tener que ir a sus respectivos hogares. Esme pudo ver como todos se devolvían en halagos a la madre y al bebé, al que llamaron Alejandro Whitlock. Pero sobretodo vio los mimos que recibía la madre.

-Bueno… Espero que cuando me toque a mi me cuidéis con tanta pasión... –dijo Esme y en ese momento 4 cabezas giraron hacia ella mirándola sorprendidos.

-Esme… ¿estás…? –pregunto con cautela Jasper y está asintió.

Carlisle agrando los ojos y la miro fijamente y sin previo aviso la tomo en brazos y los hizo girar a ambos haciendo reír a Esme como una loca.

Emmett estaba llegando con Rosalie a su casa de nuevo. Al entrar por la puerta de casa  se encontró con sus padres que por lo visto iban a dar un paseo.

Rosalie iba apoyada en Emmett, mientras que Valentina llevaba a los mellizos y detrás de todos ellos iba Benjamín con carita de sueño.

Habían tenido que ir antes que nada a buscar al pequeño hermano de Rosalie al Burdel. El pobrecito estaba durmiendo como un bendito en su cama sin alertarse de nada de lo que había pasado, con los rizos rubios alborotados y las mejillas sonrojadas.

Desde allí tras haber abrigado bien al niño habían partido en una calesa a la casa McCarty.

La señora McCarty miro a su hijo y a quien llevaba entre sus brazos y casi da un salto de alegría hasta que vio una mancha de sangre, ya seca, en el pálido rosa del vestido a la altura del estomago.

-¿Pero qué ha pasado? –Pregunto exaltada – ¿queréis pasar de una vez? ¿Hay que llamar a un medico?

-No madre relájese todo está bajo control. Voy a llevarla a nuestro cuarto. Mientras manda a preparar una cama para Benjamín y dale una bueno propina a Valentina.

-Señora McCarty, cuánto tiempo sin vernos… ¿Me contará un cuento para dormir?

-Benjamín, cariño. Claro que si, uno no miles si quieres. –Le dio un achuchón al pequeño niño. –Anda tráeme a mis nietos por favor que quiero darles un beso.

-Eso es, parece que hace un siglo que no los veo y mira que la última vez fue hace dos días –dijo esta vez el señor McCarty.

Mientras eso pasaba en el recibidor Emmett y Rose ya habían llegado a la habitación que habían compartido ambos. Él le ayudo a quitarse la ropa y le dejo un camisón que se había dejado allí. Rosalie se lo puso y se metió en la cama con cuidado de no hacerse daño en la herida. Miro a Emmett y le acaricio el rostro.

-Te quiero. Mi hermana fue una… Se lo invento todo. Nunca te acostaste con ella. –Emmett la miro por un largo tiempo a los ojos hasta que finalmente hablo.

-Algo en mi decía que no te había sido infiel, que nunca podría hacerte eso, pero al fin y al cabo todo estaba claro. Ella y yo allí…

-Shhh –lo silencio Rosalie –ahora no hablemos de eso. Túmbate conmigo y duerme, duerme y abrázame.

Tres semanas después…

-Por fin. Que ganas tenia de que llegase ya la boda. Por cierto la boda del duque con la tal Esme esa… que bonita fue por Dios. Me encanto. Ya verás que bonito va a ser todo. –decía una mujer del pueblo a otra.

-¿Pero el chico no estaba casado?

-Sí, pero que el chiquillo pidió el divorcio. Porque resulta que su esposa, le era infiel con el comandante, o sea el marido de la novia. Pero eso no es lo bueno, lo que trae la bomba es que resulta que el niño que nació el otro día no era hijo del difunto comandante sino del señorito Whitlock, o sea con el que se va a casar.

-Caramba Julia. ¿Y tu como te enteras de todo esto?  -le pregunto la otra.

-Parece mentira que no sepas que mi hermana y mi sobrina trabajan en la casa del Duque de Cullen.

-Ay, es verdad. –Y ambas se echaron a reír, hasta que vieron como Jasper entraba del brazo de su madre a la iglesia.

Él estaba nervioso pero podía notar como Catalina Whitlock, su madre, lo estaba todavía más que él mismo.

-Tranquilízate mamá, el que se casa soy yo ¿recuerdas? –le susurro al oído para intentar quitarle lo nerviosa a su madre.

-Ya lo sé cariño, pero quiero que todo salga bien. ¿Dónde está Alejandro? –le contesto en el mismo tono.

-Con sus padrinos dormido, espero que aguante toda la ceremonia. –Y ambos se giraron hacia García que se encontraba con el pequeño Alejandro en sus brazos y a ambos lados su esposa y Carmen que no paraban de regañarlo porque no lo cogía bien.

Cuando llego al altar pudo notar todo el nerviosismo que había intentado ocultar. Era el día más importante de su vida y lo sabía. Respiro hondo y sintió dos manos en sus hombros. Se giro para ver a los dueños de aquellas manos.

-Tranquilo hermano –dijo Edward.

-Eso pareces una gallina tiemblas como ellas –Ese fue Emmett con el que había entablado una gran amistad.

-Lo sé, no falta mucha ya. –dijo este respirando hondo.

Las puertas de la iglesia se abrieron y todo el mundo fue a sus asientos quedando todo el lugar en un silencio sepulcral. La música comenzó a sonar y las cabezas de los presentes giraron hacia la entrada.

Alice con un bonito vestido de color marfil avanzaba con pasos corto, pero firmes del brazo de su padre. La sonrisa que tenia no le cabía en la boca.

Por fin después de tanto sufrimiento podría ser feliz con Jasper y su hijo.

Se habían llevado un susto tremendo cuando les habían contado lo de Rosalie, pero todo quedo en eso. A los dos días Rose había llegado con sus mellizos, su hermano pequeño y Emmett para hacerle una visita a los recientes padres y a Alejandro claramente.

Ahora todos estaban invitados a la gran boda. Cuando por fin llego hasta el altar miro a Jasper y este le dijo con los labios lo guapa que estaba.

La ceremonia fue transcurriendo poco a poco. De vez en cuando Anthony se levantaba, ya que había aprendido a andar y les sacaba una sonrisita a todos. Luego eran los mellizos de Emmett y Rosalie que se removían inquietos. Y claramente luego fue Alejandro que se despertó de su dulce sueño y no se calmo hasta que sus cuatro abuelos los sostuvieron por turnos.

Alguien más estaba observando la boda, alguien que no había sido invitado. Desde la puerta abierta, en una esquina, miraba todo con atención esperando para poder cumplir su venganza. Lo único que podía ver de ese alguien era que iba completamente de negro con una caperuza del mismo color que le cubría el rostro. De vez en cuando mechones, rizados, largos y pelirrojos se podían ver al escaparse de la capucha.

Mari Ángeles estaba despechada. Se había olvidado todo el mundo de ella. Su hermana no parecía haberse interesado cuando le conto que Jasper se había divorciado de ella. Su padre le había castigado severamente quitándole todo el prestigio cuando se entero de que no había llegado virgen al matrimonio y durante este le había sido infiel a su esposo. Y Jasper… el ahora estaba con esa zorra y no se lo perdonaría en la vida.

-No va a ser tuyo –murmuro para sí misma.

De debajo de la capa negra saco una pistola con dos tiros. Uno seria para Alice y otro para Alice también por si fallaba la primera vez.

Con cuidado de que nadie la viese fue sacando el arma hasta dejarla a la altura de la nuca de su media hermana.

-Puede besar a la novia. –y ambos se empezaron a fundir en un beso y el disparo se escuchó seguido de otro rápidamente.

Mientras esto ocurría con la pelirroja, Leticia estaba incomodada ya que Alexander había acudido al matrimonio con todo el descaro del mundo y estaba hablando con ella repitiéndole que la quería por encima de todo.

Ya harta decidió salir a airearse un poco, así que por el pasillo central fue a salir a la calle. Justo cuando Leticia estaba a la altura de la novia se escucho un disparo. Iba a ir directo a su cabeza y se quedo paralizada…

Pero la bala no le dio a ella porque alguien de un empujón la aparto recibiendo el disparo y otro que salió seguido del primero. Antes de que se escuchase el sonido sordo de alguien caer otro disparo pudo oírse. Cuando se giro a ver quien había sido el herido sus miedos se hicieron reales.  La persona que yacía en el suelo llevaba en su mano una pistola.

Al otro lado de la iglesia una persona totalmente enlutada había caído al suelo manándole sangre de la cabeza.

-¡NOOO! –Corriendo se acerco hacia él –Alexander, mírame. Mi amor, abre los ojos. –El chico con un esfuerzo abrió sus ojos –Te quiero, te quiero mi amor no me dejes. Lo siento he sido tan estúpida.

Se tiro a sus brazos sin importarle mancharse el vestido verde claro de sangre de su amado. Lloro desconsoladamente mientras sostenía su cabeza con las manos.

Alguien la aparto de allí y varios hombres salieron a recoger el cadáver de la otra persona que había caído.

-¡Es la señorita Mari Ángeles Cullen! –grito uno de ellos, pero Leticia solo era consciente de hombre del que la habían apartado.

-Cálmate muchachita, todo va a salir bien. Yo soy muy previsora. –Sounya se agacho y con extremada paciencia le saco las dos balas que se le habían incrustado en el pecho al lado derecho. Después le unto un ungüento. –Llevadle a descansar a una cama. Se pondrá bien.

Tras eso todo el mundo partió a la casa Cullen.

Bueno ese fue un día accidentado sí señor, pero gracias a Dios Alexander despertó con la visión de Leticia tumbada a su lado.

Jasper y Alice se pasaron todo lo que quedaba de día.

Rosalie se paso riñéndoles a Emmett y a Benjamín por comer tanto dulce. A su esposo sobre todo porque le contaba cosas que no debía a su hermano a su Jonathan su hijo. Eso si Lily seria la nena más protegida del mundo.

Edward y Bella… bueno tenían un acompañante de más. Que seguía incomodando a Edward, pero ahora no precisamente por lo de siempre. Se había enterado de que Jacob se acercaría antes a él que a su esposa. En fin… pero todo se tendría que llevar con el mayor secretismo.

Carmen y García discutían por coger al niño y claro la esposa de García se ponía de parte de su marido por lo que se peleaban continuamente las dos mujeres.

Bueno todo había salido bien finalmente.

Capítulo 19: Asesinato y Descubrimiento Capítulo 21: Epílogo

 
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