Bailes de Pasión (+18)

Autor: AnnaSwan
Género: Romance
Fecha Creación: 31/03/2013
Fecha Actualización: 06/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 17
Visitas: 23553
Capítulos: 21

Isabella Swan nunca ha sido buena en nada que implique equilibrio y coordinación, salvo en el baile. Desde pequeña su madre, René, la inscribió en clases particulares de baile y desde entonces no ha dejado de practicar; posee una gracia exquisita al momento de mover sus pies al ritmo de la música y por esta razón su madre la inscribe en un concurso de baile donde el primer premio es una beca al cien por ciento para la academia de baile a la que Bella anhela asistir.

René consigue al mejor bailarín en todo Forks y se lo presenta a su hija, la sorpresa que se llevara Bella al saber que su pareja de baile es nada mas ni nada menos que Edward Cullen, su némesis. El chico con el que guarda una enemistad prácticamente desde que le conoció.

¿El roce de la piel, la respiración agitada y la unión de sus cuerpos tendrá algo que ver al momento de mejorar su relación?

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Capítulo 20: El otro clavo de Edward

Bailes de pasión

Capítulo 20

"El otro clavo de Edward"

[En el capítulo anterior]

—Está bien, vayamos a tomar unos tragos —contesté, sonriéndole a la chica.

Su sonrisa se amplió y sus ojos expresaron su sorpresa. Volví a levantar la vista hacia Isabella, ella volvía a mirarme, ahora con el ceño fruncido. No le tomé importancia, ahora que había descubierto su jueguito no me dejaría vencer por ella.

Tomé la mano de la chica y me dejé guiar por ella hasta el pub, donde ahogaría mi pena por haberme enamorado de una mujer tan incorrecta con litros y litros de alcohol.

Edward PoV.

— ¡Es que no entiendes! —hipé, dejando mi quinto vaso de tequila en la mesa— ¡Es una maldita hija de…!

Su mano se posó en mi hombro antes de que pudiera decir lo que mi mente gritaba Isabella era una maldita hija de puta. Camille, mi linda acompañante, me dedicó una sonrisa compasiva y arrancó de mis dedos el vaso vacío.

—Edward, necesitas calmarte un poco —susurró Camille, sugerente—. Será mejor que te acompañe a tu hotel, te des una buena ducha y te vayas a dormir.

— ¡No quiero dormir! —tercié ¿por qué quería que me diera una ducha también? Me había duchado antes del concurso y en ese momento no estaba sudando ni nada parecido.

—Vamos, no estás bien… —continúo.

— ¡Vete tú! Seguramente eres igual que ella, interesada ¡Sólo querías ganar esa estúpida apuesta! ¡Lárgate, lárgate!

Estaba harto de las mujeres, estaba cansado de que trataran de usarme… primero Isabella con su estúpido concurso de baile y ahora Camille. ¡Que se vayan todas por donde vinieron que yo ni las necesito! Todas son igualmente interesadas y malvadas arpías trepadoras. ¡Unas malditas arpías!

—Camy, debemos irnos —escuché que le decía una de sus amigas.

Yo me encontraba con el rostro apoyado contra la mesa del pequeño bar al que Camille me había llevado; era bastante lindo y lo mejor era que servían tragos lo suficientemente fuertes como para hacerme perder los sentidos con apenas cinco vasos de tequila. No escuché qué les respondió Camille a sus amigos pero no sentí que se levantara de la silla que estaba a mi lado, y no percibí su intención de dejarme solo justo como se lo había pedido.

— ¡Cantinero! —llamé, levantando mi vaso para mostrarle que quería otro. El hombre detrás de la barra miró cauteloso a Camille, eso me hizo enfadar— ¡No la mire a ella, ella no es mi niñera! Sirvame otro trago, he dicho.

El cantinero negó con la cabeza y siguió limpiando el vaso que tenía en las manos, no parecía tener intensión de atender mi orden. Volteé a ver a Camille, sus cejas estaban arqueadas en preocupación y su rostro tenía rasgos de preocupación. Me sentí mal por apenas unos segundos, luego el rostro de Camille se transformó al de Isabella y sentí cómo mi estómago se retorcía.

— ¡Te dije que me dejaras solo! —le grité, sin importarme que todos en el lugar nos miraran— ¡Quiero estar solo! ¡Quiero que te vayas!

—No voy a irme y dejarte aquí para que te ahogues con tu propio dolor y quien sabe cuántos tragos más —contestó firmemente.

Un sollozo salió de mi garganta, estaba muy dolido por lo que Isabella me había hecho. Pese a todo, yo estaba enamorado de ella y todas las decisiones que estaba tomando últimamente hacía que me desilusionara más y más de ella… temía que llegase el día en el que definitivamente terminara por no sentir absolutamente nada por ella. Sollocé una vez más. Cuando ese día llegase, mi vida quedaría completamente vacía.

Isabella… mí Isabella…

—Vamos, Edward —susurró Camille, poniendo una de sus pequeñas manos sobre mis manos que aún apretaban el vaso vacío—. Será mejor que nos vayamos.

No quería irme, estaba deseoso de poder terminar con todo eso. Todas mis malditas ilusiones se habían roto, Isabella Swan se había encargado de desterrarlas y volverlas polvo, había tomado mi corazón y lo había vuelto añicos. Yo que en días atrás la tenía sobre un pedestal, casi la idolatraba… ahora aquellos días parecían tan irreales, tan poco probables ¿Cómo me había enamorado de una mujer tan malvada?

"Un lobo disfrazado de oveja." Pensé amargamente. Levanté la vista hacia Camille, en sus ojos encontré compasión y preocupación. Ella estaba ahí, escuchándome sufrir por una mujer terrible… pero a fin de cuentas estaba ahí cuando Isabella no lo había estado.

Los cinco tequilas tomaron voluntad de mí. Tome las pequeñas y delicadas manos de Camille y les di un apretón, ella me sonrió y apartó una mano para acariciarme el rostro.

—Por favor, Edward, vayámonos —susurró, suplicante.

Ella no tuvo que insistir demasiado. Asentí y con su ayuda y la de un mesero, logré ponerme de pie. Todo mi mundo se tambaleó cuando me encontré finalmente sobre mis pies, sentí vértigo y las náuseas volvieron a mí; pero la fiel mano de Camille seguía aferrada a mi mano derecha, enviándome energías para continuar, brindándome apoyo y haciéndome sentir bien por un momento.

Cogimos un taxi y le di la dirección del hotel al taxista, afortunadamente podía recordarla sino estaríamos en un verdadero problema. Camille dejó que apoyara mi cabeza en su regazo, acarició mis cabellos mientras dibujaba patrones irregulares en mi brazo para calmarme. Me sentía como un niñito siendo protegido por su madre, y terminé encontrándome sumamente cómodo entre los brazos de Camille.

—Perdóname —le susurré a Camille, cuando me ayudó a bajar del taxi.

— ¿Por qué? —preguntó, sonriente. Sus ojos me dijeron que sabía a qué me refería pero que prefería que lo dejara pasar… pero no lo haría, tenía que decirle esto.

—Por decirte que eres igual que ella —susurré, acariciando su mejilla.

Ella estaba apoyada contra la puerta abierta del taxi mientras que yo estaba en la acera frente al hotel; me acerqué lentamente, sus ojos azules me miraban con intensidad y había un brillo que los hacía ver totalmente irresistibles. Ella de verdad era muy hermosa.

—Definitivamente no eres como…

—No lo digas —susurró, colocando su dedo índice contra mis labios.

Nos miramos a los ojos por un par de segundos más y luego ella retiró su dedo de mis labios y me besó. Fue un beso sencillo e inocente, pero hizo que algo en mi interior se revolviera. Mi corazón y mi pulso se aceleraron y me sentí aún más ebrio.

—Fue un placer conocerte, chico —susurró, dibujando una sonrisa en su rostro.

—Lo mismo digo, señorita —me alejé un poco e hice una reverencia hacia ella.

Su risa llenó mis oídos y una sonrisa se dibujó en mis labios. Ella era diferente, no cabía duda de ello.

Bella PoV.

Me encontraba en la habitación del hotel cuando me llamaron de recepción diciendo que mi pareja de baile se había dignado a llegar. Suspiré tranquila, la última vez que lo vi él no lucía realmente bien. Agradecí a la señorita de recepción y bajé a toda prisa para recibirlo, puesto que me habían dicho que parecía pasado de copas.

Cuando llegué a la puerta del hotel lo vi hablando con la misma chica que lo vi irse hacía un par de horas, comencé a dar un paso hacia él pero luego vi cómo se inclinaba ante ella y un par de segundos más tarde, ella lo besó. Sentí la urgencia de precipitarme hacia donde estaba aquella tipa y alejarla de mi Edward, pero cuando él no se alejó supe que había perdido protestad sobre él. Edward disfrutaba de sus besos.

Ella susurró algo que no logré escuchar, luego el hizo una reverencia ante ella como si fuera una princesa. Y ambos rieron.

Lo había pedido. Había perdido a Edward.

Una lágrima furtiva salió de mis ojos, pero rápidamente la aparté y regresé sobre mis pasos hacia mi habitación, escuché que la señorita de recepción me llamaba pero la ignoré y continué mi camino. No quería que Edward me viera así.

Me arrojé contra mi cama tan pronto como llegué a mi habitación y las estúpidas lágrimas no tardaron en comenzar su rápido descenso. ¿Por qué lloraba de todos modos? Yo había elegido cuando no me aparté de James para ir con él. Edward parecía ser un egocéntrico, prepotente, engreído, sabelotodo, mientras que James era todo lo contrario y me hacía sentir bien cuando estaba con él… entonces ¿por qué lloraba al ver que Edward había encontrado alguien? Era lo mejor ¿no?

Un par de minutos más tarde escuché que la puerta se cerraba, no me moví pero supe que se trataba de Edward porque el fuerte aroma a alcohol me golpeó mientras se acercaba más. Lo sentí detenerse en la puerta de mi cuartito.

Me di la vuelta para mirarlo. Él me veía con el rostro impecable, aunque el aire de embriaguez estaba tatuado en él. Nos miramos por un minuto en el que ninguno de los dos dijo nada puesto que nuestros ojos decían lo que nuestras bocas se negaban a admitir.

Nos amábamos.

Tomé valor y comencé a abrir mi boca para decirle algo, cualquier cosa, pero entonces él dio media vuelta y se fue.

"Lo has perdido." Dijo una voz en mi cabeza.

Me di la vuelta y seguí llorando contra las sábanas de mi cama hasta que finalmente el sueño me venció y me encontré ahogada entre lágrimas, cansancio y un infinito dolor en mi pecho.


Sé que me ausenté mucho tiempo, chicas, pero tranquila que ya vuelvo :D Hasta aquí tengo escrito, justo ahora estoy preparando el siguiente capítulo... y planeo traerles mi otro fic pronto, se llama "Sencillamente perfecta"  (Tengo 17 capítulos adelantados) lo tendremos pronto por acá. Eso sí, ese fic es MUY fuerte, y no precisamente por contenido sexual.

Capítulo 19: Realidad Capítulo 21: Sentimientos de cartón

 
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