Sentí un cosquilleo por lo que abrí lentamente los ojos, Edward besaba una y otra vez todo el camino desde mi mejilla hasta mi cuello yo suspire de satisfacción y luego se detuvo en mi oído.

-Feliz cumpleaños mi amor-susurro con voz aterciopelada lo que provoco un estremecimiento en mi cuerpo. Edward y yo ya llevábamos un mes y dos semanas juntos y aun no me acostumbraba a su perfección, a su voz, su personalidad, su romanticismo, su cuerpo, su todo…

-Mmm, gracias-murmure parpadeando e incorporándome para observar su rostro. En la cama había una bandeja con unas tostadas, un jugo de naranja y unos Waffles-que rico, muchas gracias mi amor-le bese.

-Todo sea por ti, ahora tenemos la misma edad-sonrío.

-Eres un divino-le dije acariciando su mejilla.

-Tú también hermosa-se inclinó y beso mis labios por unos minutos.

Edward y yo desayunamos tranquilamente ya que mi cumpleaños cayó sábado. Luego me fui a duchar y me cambie con algunas de las ropas que yo había dejado en su casa, cuando salí, completamente vestida, vi que Edward estaba hablando por teléfono y al verme colgó, yo le mire con el ceño fruncido.

-¿Quién era?-pregunte acercándome a él.

-Es una sorpresa, iré a bañarme-me dio un beso en la frente y se dirigió al baño.

-Edward espera-le llame y él se dio la vuelta-sabes que odio las sorpresas.

-Esta te va a encantar-me sonrió y tomo rumbo al baño.

Estuve toda la tarde dándole vueltas al asunto de la sorpresa, Edward noto que estaba tensa por lo que me distrajo con lo que él llamaba “medicina para la novia estresada” y consistía en besarme sin parar y hacerme cosquillas, jugamos como unos niños casi todo el día y era lo que más amaba de nosotros dos, nos hacíamos bromas, jugábamos el uno con el otro, Edward me cargaba en brazos o me atacaba con sus odiosas cosquillas. En este momento estaba haciendo enfadar a Edward apartando mi cara cada vez que el trataba de besarme por lo que me encontraba corriendo por el departamento siendo perseguida por él, que me agarro fuertemente y me empezó a dar besos por todo el rostro mientras yo reía sin parar, el timbre sonó y ambos nos apartamos aun riendo, Edward se dirigió hacia la puerta y al abrirla me encontré con Alice.

-¡Bella! ¡Feliz cumpleaños!-Alice entro corriendo al departamento y me abrazo fuertemente.

-Gracias Alice-le respondí el abrazo.

-Bueno, vámonos-tiro de mi hacía la puerta.

-Alto, ¿A dónde vamos?-pregunte confundida.

-Tu solo sígueme, despídete de Edward porque no lo veras por un buen rato.

-Ay, Alice-suspire-está bien, adiós amor-le di un beso fugaz.

-¡Son tan tiernos! Ahora vamos-exclamo Alice empujándome fuera del departamento y metiéndome dentro de su auto con una gran sonrisa.

-¿Qué vas a hacer conmigo?-le pregunte a Alice, que conducía hacía la casa de los Cullen.

-Dejarte despampanante, esta noche habrá fiesta-exclamo emocionada.

-¿Fiesta?-pregunte incrédula.

-Bella ¿enserio crees que dejaremos que el amor de Edward cumpla años y no celebremos? Los Cullen no somos así-me explico mientras aparcaba el auto en frente de la gran casa-no quiero nada de reproches así que vamos-suspire y entre dentro de la mansión.

Alice me condujo escaleras arriba y entro a la que antes era su habitación, ya que ella al igual que todos los Cullen tenía su departamento propio, al entrar vi a Rosalie, sentada en la cama mirando televisión, al verme corrió en mi dirección y me abrazo del cuello.

-¡Feliz cumpleaños!-exclamo Rosalie.

-Gracias Rose-conteste sonriendo.

-Oye Rosalie, ¿tienes todo?-pregunto Alice.

-Todo está en las bolsas de allá-señalo unas diez bolsas amontonadas.

-¡Perfecto! Son las siete por lo que a las nueve tenemos que estar todos listos, ¡comencemos!-Alice me sentó en una silla, que tenía en frente un espejo y empezó a maquillarme, Rosalie jugo con mi pelo y le dio forma mientras que yo solamente me relajaba en la cómoda silla.

Pasaron unos cuantos minutos y ya no sentí más ninguna mano sobre mi rostro o mi cabello.

-¡Tu rostro está perfecto! Y de tu cabello ni hablar-me observe al espejo y vi mis ojos perfectamente delineados con negro y sombras blancas mezcladas con un beige pálido, que los dejaba bien delicados y también las pestañas bien levantadas, mi pelo estaba recogido en un rodete y con algunos mechones sueltos ondulados.

-Ahora ponte el vestido-me ordeno Alice, yo me despoje de mis ropas quedando en la interior y ella me pasó la prenda, lo pase por mi cuerpo suavemente y Alice me ayudo con la cremallera de la espalda. El vestido era muy lindo, de un color beige y con bordados al contorno del escote, era hasta la rodilla e iba acompañado por unos tacones del mismo color con aretes y pulseras.

-Te ves hermosa Bella-susurro Rosalie, que se había cambiado y ahora llevaba puesto un vestido negro bastante ajustado que le llegaba a los talones.

-Gracias Rose-le conteste.

-Edward va a caer muerto cuando te vea-mascullo Alice entrando en la habitación con un vestido rosado chicle que le llegaba hasta el muslo.

-Wow, Alice, estas sexy-opino Rosalie mientras Alice daba unas vueltas exhibiendo su vestuario.

-Gracias. Todos están esperando abajo así que ya es hora de irnos, vamos Bells-Alice me tomo de la mano y las tres nos dirigimos hacia abajo.

 Ahí me di cuenta que tendría que prenderme fuerte del barandal ya que los tacos súper altos que me coloco Alice de seguro me jugaban una mala pasada. Alice y Rosalie bajaron las escaleras delicadamente  y yo las seguí, a mitad de estas me di cuenta que todos estaban abajo esperándonos y entonces me encontré con la fugura de Edward que me dedico una de esas sonrisas que me derretían y mi corazón latió con fuerza por lo que me apresure un poco al bajar las escaleras.

Llegue a tierra firme y los brazos de mi novio me rodearon.

-Te ves preciosa-me susurro al oído y cuando se iba a inclinar a besar mis labios Alice lo empujo.

-¡No! Espera a que todos vean su maquillaje completo, luego si puedes comértela pero ahora no-exclamo Alice apartándome de Edward.

-¿La arreglas así y esperas a que yo no pueda besarla?-pregunto Edward incrédulo y yo me sonroje.

-Pues aguanta Edward Cullen-le reto Alice.

Jasper, Emmett, Esme y Carlisle me desearon un feliz cumpleaños y todos nos dirigimos hacia donde sería “mi fiesta sorpresa”

Ingresamos al lugar y Alice me tapo los ojos cuando nos dirigíamos al salón, sentí que abría una puerta y entonces la mano de Alice cayo y pude ver a un salón cubierto de luces, bolas de boliche, una gran tarima, mesas y en esas mesas se encontraban todos mis amigos, mis padres, no pude evitarlo y una lagrima corrió por mi mejilla.

-¿Qué sucede amor? ¿No te gusta?-pregunto Edward con el ceño fruncido.

-¡Como no me va a gustar! Esto es maravilloso, me encanta, gracias muchas pero muchas gracias-exclame y Edward paso un brazo por mi cintura.

Salude a cada uno de los invitados, algunos eran compañeros de la empresa u otros amigos de la infancia, Jacob se encontraba allí con su esposa y su padre que estaba sentado en una mesa con los míos y con Carlisle y Esme.

Sople las diecinueve velitas de una gran torta que me preparo Esme que estaba verdaderamente deliciosa y los invitados acabaron con ella en unos minutos.

También me asombre al ver la pila de regalos que tenía, pero decidí verlos más tarde en mi casa, todos se divertían y reían mientras la música sonaba, se hacía cada vez más tarde por lo que Esme, Carlisle y mis padres decidieron abandonar la fiesta y eso a Alice no pareció molestarle ya que despareció con Emmett, y algo me dijo que no iban a volver con las manos vacías y no me equivoque, Alice y Emmett traían…bebidas.

Bebimos un montón, yo trate por todos los medios de controlarme pero el maldito Tequila estaba allí y bueno abre tomado unas ocho copitas, Emmett y Rose estaban demasiado mal, Rosalie estaba prácticamente en el piso y Emmett la levantaba y la llevaba a las mesas donde empezaban a besarse violentamente, Jasper estaba sentado en las sillas y Alice sobre él susurrándose cosas al oído y compartiendo besos pasionales, Jacob y su esposa no dejaban mucho que desear ya que estaban casi igual que Rosalie y Emmett ¿Qué acaso los recién casados no aguantaban el deseo hacía el otro? Edward…bueno el pobre de Edward estaba muy borracho, tenía en su mano una botella de Tequila y en la otra mi cintura, yo aprovechaba y tomaba de su botella, lo que hacía que él se enoje. Me condujo, torpemente, hacía la mesa donde se juntaron Jasper, Emmett, Rosalie y Alice, él se sentó en una silla y yo sobre sus piernas.

-¡Pero vos no sabes nada!-le gritaba Jasper a Emmett, que se estaba  riendo como loco.

-¡Edward!-grito Emmett con emoción-Edward vamos a bailar a la tarima hazle un bailecito a tu novia a ver si esta noche hay acción.

-¡Emmett!-grite yo mientras me carcajeaba.

-Acompáñame no seas gallina-Emmett empezó a imitar a una gallina y Edward me retiro de sus piernas y se paró para dirigirse a la tarima.

-Oh, ¡Edward y Emmett van a bailar Striptease!-exclamo Alice riendo a carcajada limpia.

¿Qué? ¿Edward? ¿Striptease?

-¡No, Edward ven acá!-grite pero ya era tarde Emmett y Edward ya estaban arriba de la tarima.

Todos empezaron a silbar y a gritar cuando Emmett se desbotono su camisa dejando al descubierto su trabajado abdomen. Edward le imito y empezó a desabotonarse los botones.

-¡Edward baja ahora mismo!-le grite pero él no me hizo caso, solo se echó a reír.

¿Cómo lo podía bajar? Lo que pensé no fue para nada agradable, pero debía hacerlo si no quería que mi novio se humille frente a todos. Subí la mitad de las escaleras de la tarima y lo llame, se acercó a mí y yo sorpresivamente le tome de las solapas de la camisa y lo empecé a besar desaforadamente, eso lo obligo a bajarse de la tarima, dejando a Emmett solo, lo seguí besando hasta conducirlo a una de las sillas donde lo senté y yo sobre él y pensar que esto comenzó como una estrategia y termino así…Edward me besaba sin control y yo acariciaba su pecho al descubierto, mis hormonas me estaban jugando en contra ¿pero cómo parar si los besos de mi novio eran tan adictivos? Seguimos así por minutos hasta que el aire fue una necesidad y me separe de sus labios, pero su boca se dirigió a mi cuello donde empezó a morder.

-¿Acaso ahora eres vampiro?-le pregunte con tono juguetón.

-Quiero tu sangre-volvió a morder mi cuello y me sorprendió el gemido que salió de mi garganta.

Edward y yo pusimos ciertos límites en referencia a nuestro contacto físico, límites que se estaban rompiendo ahora mismo y de seguro tenía que ver con que ambos, en especial Edward, no nos encontrábamos en nuestro mejor estado y que la situación se estaba yendo de las manos. Edward soltó mi cuello y volvió a mis labios donde los ataco como antes.

“Bella y Edward si no quieren incendiar el local ¡Sepárense!”-grito Emmett por el micrófono y me separe abruptamente de mi novio, volviéndome roja al observar a todos los invitados observándonos, Emmett, Jasper, Alice y Rosalie se reían sin parar al igual que Jacob.

-¡Emmett!-grite furiosa y me incorpore saliendo de las piernas de Edward, que miraba a su hermano apretando los dientes.

Luego de la situación incómoda que pasamos y de que obligue a todos a lavarse la cara y tomar algo de agua, decidimos que ya era hora de irnos, Edward estaba algo mal por lo que decidí que tendría que ser yo la que maneje.

-¡Pero yo puedo manejar!-exclamo Edward cruzándose de brazos y negándose a darme las llaves.

-Deja de comportarte como un niño, no estás en condiciones para manejar por lo que dame las llaves y entra al auto sin protestar.

Edward refunfuño me entrego las llaves y subió al auto con una expresión de enojo que me hizo reír, conduje hasta su departamento y al entrar el pobre corrió hacía el baño, después de un minuto decidí seguirlo y me lo encontré recostado sobre el retrete, me puse de cuclillas y le acaricie la mejilla.

-¿Estas mejor?-pregunte.

-Algo ¿puedes traerme agua por favor?-me pidió débilmente y sin dudarlo me incorpore y fui hacía la cocina por algo de agua para después escuchar como expulsaba todo de nuevo, me acerque a él y le pase el agua que se la bebió hasta el fondo. Me dio las gracias, se lavó los dientes y luego fue directamente a la cama, donde me acurruque a su lado.