Jazper.

En muchas ocasiones de mi vida había sentido odio y literalmente lo digo puesto que podía sentir todos los sentimientos de aquellos que me rodeaban y por supuesto podía hacer que todo el mundo pudiera sentir lo que yo sentía, había ocupado mucho eso y a que en mi casa el solo hecho de poner enfado en alguien podía ocasionarnos gran diversión a todos por horas… pero el odio que sentía ahora era extremadamente fuerte… estaba en una fila en una boutique por que mi amada esposa quería ser la primera en comprar unos venditos zapatos que la verdad a mi no me importaban…

No sabía como había accedido a esto, pero aquí me encontraba siendo el primero en la fila desde hace algunos días, creo que Alice se vio venir el hecho de que en estos momento solo a unas horas de la apertura de la Boutique estuviera la fila tan llena que muchas de las chicas que se encontraban detrás de mí estaban histéricas por conseguir algún accesorio de la tienda… no odiaba a mi esposa por esto, pero el hecho es que siempre terminaba haciendo todo lo que ella quería, fuera cual fuera su petición.

-    Disculpa -. Mire a mí lado y la muchacha que había pasado la noche conmigo me miraba como quien mira a un fantasma.

-    ¿Dime? -. La verdad es que no había mirado a mis espaldas todo el tiempo que había permanecido aquí, inclusive un par de veces me pregunte por que los humanos eran tan idiotas y no se daban cuenta de que no cambiaba mi postura durante muchas horas.

-    Lo que ocurre es que esta venta es solo para ropa femenina… no es que me incumba, pero ¿Eres Homosexual? -. Que demonios… no sabía que la fila era solo para mujeres, cuando me voltee a ver a las demás personas que se encontraban detrás de mí me di cuenta de que la cantidad de gente era gigantesca, pero no había nadie de barba o alguno que siquiera se pareciera a un hombre, solo algunos con una carente cantidad de testosterona.

Respire un par de veces para calmarme cuando mi teléfono sonó.

“Vida ya voy en camino y no te preocupes que cuando llegue esa muchacha y todas las que piensen que eres gay se callaran y no pensaran lo mismo”

“Alice…”

“Lo se… tendré que hacerte demasiado feliz por tenerte dos días esperando en la fila”

“Llega pronto”

Suspire un tanto molesto, pero que podía hacer era la mujer a la que amaba más que a mi propia existencia y por la cual perdería mi alma mil veces.

No le conteste a la muchacha por que podía perder el control y hacer que se suicidara en cuanto me hiciera otra pregunta estúpida como la que me había hecho… jamás me habían confundido como Gay en ninguna ocasión ni siquiera me vestía como uno aunque claro el dejar que mi esposa eligiera mi ropa no era la mejor de las opciones.

-    Jazz… -. Mire atrás y una Alice vestida como una súper modelo venía en unos tacones que realmente necesitarías licencia para poder usarlos y no romperte la pierna.

-    Hola cielo -. Le dije dándole un beso para que toda duda de mi sexualidad quedara en el olvido… Alice se molesto, pero sabía que no podía reclamar.

Mi relación con mi esposa era algo peculiar ya que si había alguien a nuestro alrededor preferíamos no mostrarnos el afecto que nos teníamos y solo nos limitábamos a mostrarnos el amor que teníamos en privado… si Emmet y Rosalie mostraban su amor a todo el que se cruzara, nosotros solo hacíamos lo contrario.

Me subí al coche a esperar a Alice, si ella me necesitaba solo gritaría mi nombre y yo estaría a su lado… encontré una carta en su coche.

“Señorita Alice Cullen:

Comunicamos a usted que ha sido seleccionada como una de las mejores diseñadoras de vestuario femenino de EEUU por lo que sus diseños serán rematados en la subasta libre de la ciudad de New York el 13 de Septiembre del presente año, siguiendo sus instrucciones.
Esperamos que este presente ese día por que se le hará un homenaje publico.
Esperando su asistencia y/o confirmación.

Daniel Guzmán”

Alice otras vez se había metido en este tipo de cosas, a Esme también le gustaban sin embargo ella guardaba su imagen y su nombre… pero a Alice le encantaba ver su nombre en todo lo que ella diseñaba o creaba.

Me voltee y pude ver como una batalla campal se llevaba a cavo dentro de esa tienda, una gran cantidad de muchachas se quitaban las cosas de las manos para tenerlas mientras que las otras solo luchaban siquiera por un botón… juro por dios que prefería mil veces las guerras en las que había participado que guerras entre mujeres desesperadas por un accesorio.

Alice llego con una gran cantidad de bolsas, pero eso no me sorprendía, ella era muy superior a simples humanas.

-    ¿Que vas a hacer con esto? -. Le dije arrancando el auto mientras veía como la muchacha que se encontró toda la noche sentada a mi lado venía con una cantidad enorme de bolsas.

-    Creo que no asistiré… es verdad que Alice Cullen es un genio y por ello se mantiene en el anonimato -. Me dijo riendo mientras yo tomaba su mano.

-    Como ha estado todo en casa en estos dos días que me marche.

-    Nada importante la verdad, lo de siempre… un vampiro loco intento matar a Carlisle -. Y eso era normal… a Bella si, ¿pero Carlisle? -. Y Rosalie y Emmet tienen un bebe recién nacido.

Mire a mi esposa mientras ella solo miraba su compra.

-    ¿Como que un bebe? -. Es que acaso me había perdido de algo tan importante como que mi hermana se convirtiera en humana y pudiera tener hijos…

-    Ellos adoptaron al pequeño Félix… -. Como demonios le ponían ese nombre al niño, ¿es que acaso no se acordaban de Félix Volturies? -. Y no… bueno cuando Edward les comento lo de Félix Volturies ellos querían cambiarle el nombre, pero el niño no quiso. -. Mire a mi esposa aun más perplejo… -. El es como Nessie amor, crece más rápido de lo normal.

Poniendo las cosas en su lugar… mi padre casi fue acecinado por un Vampiro loco… Félix era un nuevo integrante de la familia y era hijo de Rosalie y de Emmet… le pusieron Félix por que no se acordaron de que uno de nuestros enemigos tenía el mismo nombre…

Definitivamente jamás volvería a irme de casa por tanto tiemo, bueno hasta que a mi amada esposa se le ocurriera alguna otra estupides.

Dilan.

Félix era bastante grande en solo dos días, nuestro crecimiento según mi abuelo también fue un poco acelerado, pero nunca tanto como el crecimiento de mi madre o de Felix quien solo jugaba con nosotros… tenia una gran fuerza y su madre jamás lo dejaba solo más de 3 minutos, era algo frustrante ya que con mi tío Emmet no l o podíamos hacer volar en las cometas especializadas que habíamos hecho para que el niño pudiera surcar los cielos… mi tía ni siquiera nos permitía salir a cazar con el niño por que tenía miedo de que se pudiera lastimar.

-    Eli… por que no jugamos.

-    Dejame en paz. -. Eso era lo que más amaba de mi hermana y era su exelente sentido de la aventura… solo que no eran en la vida real sino que en sus estúpidos libros que cada vez se hacían una colección más grande… no se como en su armario ya casi no le quedaba ropa por la cantidad de libros que guardaba hay.

Mi padre y mi madre aun seguían en su luna de miel por lo que no les podía que me sacaran, estaba extremadamente aburrido en casa y quien no si todo y lo más entretenido que podíamos hacer era jugar con un bebe que pasaba casi pegado a su madre.

Iría a dar una vuelta, mis abuelos no se encontraban en casa… habían ido a cazar y mi tía se encontraba demasiado entretenida cocinándole al bebe o más bien destrozando la comida de los que si comíamos en esa casa.

Tome un autobús que circulaba en la ciudad, después de todo ya había recorrido Forks casi en su totalidad y ya no me llamaba la atención volver a donde pasaba casi todos los días.

Llegue a Port Ángeles la verdad es que jamás había estado aquí más que esa vez que tuve que hacer la prueba de vestuario para el matrimonio de mis padres. Había mucha gente, mucha más de la que siempre veía… llegue a un parque, habían muchos niños de mi edad, quizás ellos querrían jugar conmigo.

-    Hola… -. Uno de los muchachos me miro extrañado mientras yo le sonreía.

-    Eres nuevo -. Pregunto yo solo asentí.

-    Como nuevo aun no puedes entrar, pero debes hacer ciertas cosas por las cuales te dejaremos entrar… -. Bueno era bueno para jugar a las penitencias en casa por lo que no me importaba -. Debes traer la ciruela más roja del árbol que se encuentra en el centro del parque…

Esto era una broma… solo un daltónico no podría hacer algo así.

Cuando llegue con la ciruela muchos quedaron sorprendido y aquel habían pasado semanas intentado bajarla, y yo solo escale el árbol y ya la tenía, de verdad es que no había creído que les costara tanto.

Comenzamos a jugar la verdad es que era demasiado divertido aunque algo tedioso tener que controlar mi velocidad cuando ellos intentaban atraparme.

La pase demasiado bien, pero la noche había llegado y debía volver a la casa antes de que alguien se diera cuenta. La estación de autobuses se encontraba vacía por lo que espera algún tiempo solo.

-    Buenas noches -. Dijo una muchacha, ella tenía el cabello completamente rojo, era espectacularmente atrayente mientras caminaba.

-    Buenas… -. Le dije sin completar siquiera la palabra.

-    Que hace un niño como tu tan tarde en la calle -. Me di cuenta de que no era una muchacha normal cuando se me acerco más rápido de lo común.

-    Ya voy a casa.

Me sentí casi dormido, ella tarareaba una canción que me provocaba sueño… sentí como sus manos se posicionaban de mi cuerpo mientras que solo sentía su frio aliento en mi cuello.

-    Dilan -. Reconocí la voz de inmediato, me encontraba en el piso, me toque el cuello, por unos minutos sentí como si la muchacha hubiera mordido mi cuello. -. Que diablos haces aquí -. Dijo mi tía Alice mientras se acercaba para llevarme al auto en el que mi tío Jazper venía conduciendo.

-    Solo me quede dormido esperando el autobús…

-    ¿Estas solo? -. Me dijo enfadada mientras que me subía al auto.

Por suerte mi tía no podía leer mi mente o se daría cuenta de inmediato, probablemente mi hermana ya sabía lo ocurrido “No le cuentes a nadie” pensé, solo esperaba que ella lo escuchara… descubriría quien era esa muchacha por mi mismo y no necesitaba que nadie me ayudara… aunque claro después del castigo que me daría dudo mucho que podría ir a buscar a alguien sin que alguien me siguiera.