Tormento

Autor: andreaa
Género: General
Fecha Creación: 15/11/2009
Fecha Actualización: 22/11/2009
Finalizado: SI
Votos: 8
Comentarios: 41
Visitas: 35884
Capítulos: 30

De un día para otro todo cambia, la persona que creías que iba a estar a tu lado siempre, desaparece sin mas y incluso tu familia se vuelve un extraño para ti.

Nadie es capaz de darte ni una mínima parte de lo que necesitas, solo quieres escapar, pero no puedes.

Entonces, ¿que haces?

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Capítulo 20: sin un final feliz

-          Esto es para ti – susurro mientras yo observaba lo mas hermoso que alguien había hecho por mi.

 

El almacén que podría haber sido como todos los demás, sucios y en ruinas, pero era el lugar más maravilloso que había observado en mi vida, mi corta vida.

 

De las pareces colgaban una telas suaves y sedosas color rojo y en el suelo un mantel des mismo color sujetaba un picnic de aspecto delicioso. La única iluminación que daba luz a ese lugar de ensueño eran las cientos de velas que descansaban en cada rincón del viejo almacén. El camino para llegar de la puerta hasta el mantel estaba adornado con pétalos de rosas.

 

Las lágrimas resbalaban por mi rostro. Días atrás me había sentido totalmente desdichada pero en ese momento la felicidad total y absoluta se apoderaba de mí haciendo que cada célula de mi cuerpo se sintiera increíblemente bien por estar en ese lugar, en ese momento y con él.

 

Sus manos seguían aprisionando mi cintura y sentía su aliento en mi nuca, me encantaba sentir esa cercanía. Sentía que todos esos sentimientos me aprisionaban y que no merecía ni la mitad de los esfuerzos que él hacía por mi pero por otra parte sentía que había sufrido ya suficiente y que a pesar de todo y de todos era ya mi hora, la hora de ser feliz.

 

Así que con ese último pensamiento me giré y abracé a Jake.  

 

-          Es increíble – dije con la cabeza hundida en sus hombres esperando el abrazo que no llegaba. Apreté mis brazos con mas fuerza a su alrededor pero seguía sin respuesta.

 

Alcé la mirada en busca de su rostro. Estaba totalmente serio e inexpresivo. Me separé del todo rompiendo todo el contacto que había entre nuestros cuerpos. Él con su dedo pulgar secó una lágrima perezosa que aun resbalaba por mi cara.

 

-          ¿Qué pasa? – pregunté con algo de miedo.

-          Yo… lo siento.

 

Ese comentario rompió por completo mis esquemas. No tenía ni idea de cual era la razón de su disculpa.

 

-          No llores mas por favor – dijo con esa voz impasible. – siento haber sido tan egoísta, siento no poder abrazarte delante de todo el mundo por miedo a ser descubierto, porque lo que yo siento por ti es tan grande que no merece ser escondido, y sobre todo siento cada lágrima derramada por mi culpa.

 

Le abracé y esta vez si que recibí respuesta. Me estrechó contra su cuerpo fuertemente y sentí como se humedecía mi hombro a causa de sus lágrimas.

 

-          Es lo mas bonito que alguien ha hecho por mi. – Al fin me encaró – Me encanta y me encantas. Te quiero.

-          Te amo – susurró él.

 

Entonces volvimos a fundirnos en uno de esos besos que tanto me gustaban.

 

Nos acercamos al gran mantel y comimos hablando de cosas importantes y cosas que no lo eran tanto. Jugando, haciendo bromas, riendo, en definitiva, siendo felices.

 

La noche se nos hecho encima mucho mas rápido de lo deseado. No me di cuenta del paso del tiempo hasta que las velas no fueron lo suficientemente potentes como para permitirnos ver en ese lugar.

 

-          Vamos, es hora de devolverte.

-          ¿Cuándo termina tu turno? – deseaba que le tocara “guardarme” durante toda la noche. Deseaba dormir con el, sintiendo su calor.

-          Ya. No dormiremos juntos. – Dijo como si hubiera podido leer mi mente.

 

La vuelta en coche fue silenciosa pero cómoda. Nuestras manos unidas, y las miradas que de tanto en tanto se buscaban al igual que nuestros labios que se veían envueltos en un beso fugaz cada vez que al conductor se le era permitido.

 

Llegamos a casa y en la entrada nos esperaban mi padre, mis abuelos, Alec y Billy.

 

Los rostros de los presentes eran todos serios menos dos. Por una parte Billy miraba a su hijo con desconfianza y con algo de rabia y tristeza. Él sabia perfectamente lo que sentíamos el uno por el otro y también sabia que era imposible que eso cambiara. Yo sabía perfectamente que su corazón, su mente y su alma estaban divididos en dos. Por una parte el deber con su tribu y por otra, el deber con su hijo.

 

Después estaba Alec en cuya cara se dibujaba una sonrisa enorme.

 

Oí mascullar algo a Jacob mientras nos dirijíamos a la casa. Le miré en busca de alguna explicación.

 

-          Le toca a Alec.

 

Eso fue suficiente para comprender esa gran sonrisa. Moría de ganas de agarrar su mano y decirle que le amaba a él y a nadie mas, que no tenia nada de que preocuparse por que mi vida era suya y nadie podría cambiar ese hecho pero no podía. No podía por que estábamos a pocos metros de Billy.

 

Estaba segura de que las caras largas que enmarcaban los preciosos rostros de mi familia se debían a que mi padre había estado hurgando en nuestras mentes y sabía  perfectamente que era lo que habíamos hecho durante todo el día. Pero no me importaba. Y en realidad tampoco me importaba Billy pero si me importaba la posibilidad de que si se enteraba de todo podía volver a arrebatarme a mi Jake y eso no se si lo iba a poder soportar.

 

Llegamos a la altura de todos ellos y Billy agarró del brazo a Jake y lo arrastro de vuelta al coche.

 

-          Vamos – dijo mientras se alejaban.

 

Los seguí con la vista hasta que el coche se perdió en la oscuridad de la noche y con el la posibilidad de terminar ese maravilloso día con Jake.

 

Alguien carraspeo desde delante de la puerta de mi casa para llamar mi atención. Yo me giré lentamente para encontrarme con la sonrisa de Alec. Estaba solo al pie de la escalera donde segundos atrás habían estado mis abuelos y mi padre.

 

-          ¿Dónde…?

-          Se has ido todos a vigilar. Estamos solos. Me toca

 

Lo dijo todo tan rápido que me costó entenderle. Estaba emocionado y no sabia por que. Supuse que era el único que no sabía que Jake y su “novia” no eran mas que una mentira.

 

-          ¿Quieres cenar? – me preguntó mientras entrábamos en la casa.

-          No me voy a la cama, tengo sueño.

 

Su rostro mostraba desilusión y a pesar de que mi corazón pertenecía a Jake no podía olvidarme de que Alec había sido mi apoyo, mi amigo y mi hermano durante mis peores momentos. Había soportado mis llantos y mis sonrisas.

 

-          ¿Subes conmigo? – dije mientras me acercaba a él y besaba su mejilla.

-          Claro – dijo mientras la sonrisa volvía tímida a su rostro.

 

Y mientras subíamos un ruido extraño hizo que los dos nos paráramos en seco.

 

-          Espérame aquí – dijo Alec

 

En menos de un segundo ya estaba en el piso superior y entró en la habitación de donde provenían los ruidos. Mi habitación.

 

Los segundos se me hicieron eternos mientras esperaba alguna clase de señal. Entonces un fuerte rugido seguido de un golpe tremendamente escandaloso hizo que los pelos se me pusieran de punta.

Capítulo 19: Esto es para ti Capítulo 21: pequeñas confesiones de amor

 
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