Una sola palabra... Amor.
Cuando aterrizamos en el aeropuerto, me sentí tranquilo, estaba volviendo a mi hogar, habíamos sobrevivido a mi visita a Italia. Agradecí al cielo que mis planes no hallan resultado tal y como los había presupuestado.
Le ayude a caminar cuando descendimos del avión, el cansando y la falta de sueño le estaban venciendo.
Me sentí orgulloso de Bella si ella no fuera tan valiente yo no estaría aquí y vivo, y talvez mi familia seguramente habría tenido el mismo destino.
Toda nuestra familia nos esperaba.
Alice se adelantó para encontrarse con Jasper, quien se acerco rápidamente a ella, venía ansioso por estar junto a ella y verla a los ojos. Según ellos una sola mirada podía decir más que mil palabras, yo estaba absolutamente de acuerdo con eso.
Mis padres nos esperaban alejados de la gente, a la sombra de un pilar, ante el presuroso sol.
Esme se nos acercó primero, tratando de abrazar a Bella.
-¡Cuánto te lo agradezco...! - Le susurró.
Luego me abrazo angustiada.
-Nunca me hagas pasar por esto otra vez- Me regaño.
- Lo siento, mamá- Le devolví el abrazo, mi remordimiento era gigante hacia ella especialmente.
-Gracias, Bella -Le dijo mi padre- Estamos en deuda contigo.
-Para nada- Murmuró en un susurro.
-Está más muerta que viva- Me señaló Esme- Llévala a casa.
Asentí mientras nos dirigíamos al coche, Bella se estaba quedando dormida, mis padres estaban tranquilos al vernos regresar bien.
Emmett y Rosalie estaban esperándonos en el mercedes. Mi madre vio mi reacción al ver a mi hermana.
-No lo hagas- Me pidió- Ella lo ha pasado fatal.
-Qué menos.
-No ha sido culpa suya- Dijo Bella en su defensa.
-Déjala que se disculpe – Me suplicó Esme- Nosotros iremos con Jasper y Alice.
Esme se alejo de nosotros junto a mi padre para darle a bienvenida a Alice.
Mire a los ojos a Rosalie, tenia muchas disculpas preparadas pero no sabía que decirme, podía sentir su remordimiento y su vergüenza, pero no me importo que le doliera, se lo merecía.
-Por favor, Edward - Me rogó Bella.
Suspire resignado. Acomodé a Bella parte posterior del vehiculo y ella se arrimó a mí. Emmett me miro me sonrío por el espejo y arrancó el coche. Después de un tiempo Rosalie abro la boca.
-Edward – Dijo en tono casi dulce.
-Ya sé. Dije cortante.
-¿Bella? -Le preguntó con suavidad, los ojos de Bella se abrieron de par en par
-¿Sí, Rosalie?
-Lo siento muchísimo, Bella. Me he sentido fatal con todo esto y te agradezco
un montón que hayas tenido el valor de ir y salvar a mi hermano después de todo lo que hice. Por favor, dime que me perdonas.
-Por supuesto, Rosalie- Respondió Bella al instante con voz ronca y casi tartamudeando- No ha sido culpa tuya en absoluto. Fui yo la que saltó del maldito acantilado. Claro que te perdono.
- No vale hasta que recupere la conciencia, Rose- Le dije
- Estoy consciente- Trato de decir mientras se quedaba dormida.
- Déjala dormir - Insistí ya más conforme.
Rosalie no volvió a decirle nada.
Me concentre en el rostro de Bella, sus mejillas seguían rosadas, en su nariz fina y pequeña, en sus largas pestañas, en sus delicadas cejas, en sus labios, en su aliento dulce, en el pelo que rozaba su frente. Su respiración y los latidos de su corazón se estaban normalizando, me fije en cada detalle y me dí cuenta en ese momento de cuanto extrañaba verla dormir, la tenía abrazada, mi mano libre estaba entrelazada con una de las suyas y me cabeza estaba rozando con la de ella.
Emmett estaba feliz mirando la escena, Rosalie estaba mas tranquila y miraba por la ventana.
- Casi voy a buscarte- Pensó Emmett.
- Me alegra que no lo hicieras- Dije en voz baja.
-Supongo que volveremos a Forks- Dijo Rosalie casi susurrando.
- Si ella me acepta.
Se giró y me sostuvo la mirada.
- Ella te quiere Edward, lo sabes- Afirmó segura.
- Ha pasado tiempo.
- Perdóname- Soltó- Pensé que todo iba a ser para mejor… yo lo siento muchísimo, todo esto fue mi culpa.
- Esta bien, Rose, lo se, todo ha pasado.
Bella seguía inconsciente entre mis brazos. El viaje a forks fue rápido, muy rápido para mi gusto, mis padres nos seguían detrás en mi Volvo, fuimos directamente a casa de Bella. Cuando la sacaba en brazos del coche, su padre se dio cuenta de nuestro regreso, no se puso nada contento al verme.
-¡Bella! -Gritó Charlie sin mirarme y la despertó.
-Charlie -murmuró.
-Silencio -Le susurré - Todo va bien; estás en casa y a salvo. Duérmete ya.
-No me puedo creer que tengas la cara dura de aparecer por aquí- Bramó enojado Charlie
-Déjalo, papá - Pidió Bella.
-¿Qué le ha pasado?
- Sólo está extenuada, Charlie - Le trate de tranquilizar- Por favor, déjala descansar.
-¡No me digas lo que tengo que hacer! ¡Dámela! ¡Y quítale las manos de encima!
Intente trasladarla a los brazos de Charlie, pero ella se aferró a mi camisa, no querría que me separara de su lado, ese pequeño gesto me brindo las esperanzas que necesitaba para aspirar al menos a su perdón.
-Déjalo ya, papá – Dijo Bella y abrió los ojos y miro a Charlie con los ojos-Enfádate conmigo.
-Puedes apostar a que sí - Prometió Charlie- Entra.
-Vale. Bájame – Me pidió y la puse de pie, dio unos pasos y mis brazos la acogieron antes de que se tropezará.
-Déjame sólo que la lleve a su cuarto. Después me marcharé.
- No - Grito ella desesperada.
-No estaré lejos -Le prometí al oído.
Charlie no dijo nada entendible solo regañaba, rápidamente entre a la casa, Bella se volvió a dormir mientras subíamos las escaleras, todo estaba igual en su pequeña habitación, mi mundo, mi espacio y mi vida estaba allí, le acosté en su cama, separe sus dedos de mi camisa, le arrope, le bese la frente, la observe por un segundo y respirando su olor salí de su alcoba.
Cuando baje Charlie estaba a mi espera con la mirada severa.
- ¡Como te atreves a volver después de todo lo que le has hecho!- Me increpo.
No tuve palabras para darle una respuesta.
- ¿Que ha pasado?
- Lo siento, ha sido mi culpa, no te enfades con ella por favor- Le roge - Ella no tiene culpa alguna, yo…- No me dejo terminar.
- No quiero que vuelvas a traspasar la puerta de mi casa- Bramó otra vez.
- Es mejor que me vaya.
Me abrió la puerta, yo salí rápidamente y el cerró fuerte la puerta detrás de mí.
Me subí rápidamente al coche y partimos de inmediato nos dirigimos a nuestra antigua casa, nos reunimos en lo que era el salón principal.
Mi padre fue quien habló primero.
-Hijo te das cuenta en el peligro, en que te pusiste- Hablo serio.
- Lo siento- Dije con sinceridad- Yo estaba sumergido en mi dolor, en la angustia de haber perdido a Bella, no lo puedo explicar con palabras.
- Creo que sabes cuanto se han angustiado tu madre, tus hermanos y yo mismo. Sabes de por sí, que con los Vulturis, no se juega.
- Edward lo sabe y sí no hubiera sido por mis palabras, él no hubiera cometido esa locura- Intervino Rosalie en defensa mía.
Todos tenían la mirada puesta en Rosalie, sorprendidos por su defensa.
- Volveremos verdad- Dijo Esme.
- Bella tiene la última palabra- Afirme.
No pude evitar no mirar a Alice que tenía una pequeña sonrisa en los labios mirándome.
- Supongo que Alice les contará los detalles.- Señale, ella asintió de inmediato.
- Esta bien- Dijeron asintiendo mis padres a la vez.
- Por fin podremos desempacar- Emmett soltó riendo y se codeo con Jasper.
- Esperaremos a que hables con Bella, ella merece saber la verdad de ti hijo- Dijo mi padre.
- Es mejor que vayas junto a ella - Me dijo tiernamente Esme.
- Ambos se necesitan - Afirmó Jasper, el todavía sostenía la mano de Alice.
Jasper tenía razón, no podía aguantarme las ganas de estar junto a ella, era una necesidad. No espere mas y partí corriendo a su casa, mis pasos los daba de memoria, estaba cayendo la tarde. El aire se cortaba en mi camino, yo lo único quería a llegar, cruce el bosque en un instante percibí el olor de los hombres lobos, pero no me detuve y a la distancia puse fin. Cuando llegue me deslice por su ventana como siempre lo hacia cada noche. Me sentí como la primera vez, un verdadero intruso espiando por el vidrio para ver si su padre estaba junto a ella, él precisamente le arropaba como si fuera una niña pequeña.
Charlie tenía mejor humor que antes, estaba mas tranquilo al asegurarse de que Bella no tuviera ningún rasguño.
Una vez que se marcho y asegurarme que se había retirado a descansar, después de todos estos días de incertidumbre, abrí la ventana que como siempre no tenía puesto el seguro.
La tenue luz de su mesita de noche le iluminaba su rostro blanco, mis ojos se concentraron en sus labios, en su respiración entre cortada, me acerque sin darme cuenta, se notaba intranquila, al comienzo decía cosas sin sentido y pronunciaba nombres que jamás había oído, no se cuanto tiempo paso, de pronto de sus ojos se deslizaban unas cuantas lagrimas, pronunció mi nombre, angustiada y su corazón se acelero un poco y repitió una frase que de inmediato recordé, eran mis propias palabras – Como si nunca hubiera existido- Susurró. Mi remordimiento creció, ella no se merecía haber pasado por nada de eso. Pensé en despertarla para evitar que se prolongara su dolor pero repentinamente se giro y dijo – ¡Pídemelo! ¡Vamos! Menciono a su padre y le pidió al licántropo que cuidara de él, movía su cabeza de un lado a otro pregunto a cerca de los Vulturis, repitió varias veces Palazzo dei Priori, sin duda estaba revivendo si visita a Volterra, ¡Edward, mírame! Me atreví a reposar a su lado, la rodie con mis brazos, en ese momento repasaba, nuestra entrevista con los Vulturis, se estremeció varias veces. No podía creer que la tuviera a mi lado otra vez, segura. Su cara estaba tan cerca de la mía, y yo otra vez en este lugar en el cual había pasado las mejores noches de mí larga vida. Decidí dejarla dormir, me percate que desde que estuve a su lado, descansaba mas tranquila.
Roce su frente con mis labios, era un verdadero deleite acariciar su piel y aspirando su dulce aroma, en otras palabras ella me tenía hipnotizado, Bella se estaba despertando y justo frente de mí lentamente abrió sus ojos y me descubrió junto a ella.
-¡Oh! – Dijo con incredulidad se frotó los ojos con las manos. Cuando abrió los ojos otra vez me miró sin comprender.
-¿Te he asustado?- Le pregunte ansioso.
Su mirada brilló con nostalgia. Volvió a cerrar y abrir los ojos un par de veces analizando la situación.
-¡Oh, mierda! - Soltó.
-¿Qué pasa, Bella?- Me preocupe.
Ella me miro seria unos instantes- Estoy muerta, ¿no es cierto? – Soltó- ¡Mierda, mierda, mierda! El disgusto va a matar a Charlie.
- No estás muerta.
-Entonces, ¿por qué no me despierto?- Inquirió.
- Estás despierta, Bella.
Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.
-Seguro, seguro. Eso es lo que tú quieres que yo piense, y entonces, cuando despierte, todo será peor; si me despierto, cosa que no va a ocurrir, porque estoy muerta. Esto es horrible. Pobre Charlie. Y Renée y Jake... – No término estaba completamente convencida de su deceso.
-Ya veo que me has confundido con una pesadilla, lo que no me puedo imaginar es qué es lo que debes de haber hecho para terminar en el infierno. ¿Te has dedicado a cometer asesinatos en mi ausencia?
Me frunció el seño.
-Pues claro que no. Tú no podrías estar conmigo si yo estuviera en el infierno- Aseguro.
En un instinto se alejo un poco de mi miró la ventana abierta y después volvió a verme.
- Entonces, ¿todo eso ha ocurrido de verdad?- Preguntó enrojeciéndose mientras se daba cuenta de nuestra cercanía, eso me hizo sonreír.
- Eso depende, si te refieres a que casi nos masacran en Italia, entonces, sí.
-¡Qué extraño! He viajado a Italia de verdad- Se auto convencía ¿A que no sabías que por el este nunca había pasado más allá de Alburquerque?
Todavía no reaccionaba al parecer.
-Quizá deberías dormirte otra vez. No dices más que tonterías.
-Ya no me siento cansada ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?
- Es la una de la madrugada. Así que, unas catorce horas- Dije calculando el tiempo.
-¿Y Charlie? - Preguntó.
- Duerme. Deberías saber que en este preciso momento me estoy saltando las
reglas, aunque no técnicamente, claro, ya que él me dijo que no volviera a traspasar su puerta, y he entrado por la ventana... Pero bueno, al menos la intención era buena.
-¿Charlie te ha echado de casa? – Inquirió enfureciéndose.
-¿Acaso esperabas otra cosa?
Charlie tenía razones de sobra para comportase así conmigo. Bella seguía con el ceño fruncido y por un momento mantuvo silencio.
-¿Cuál es la historia? – Soltó repentinamente.
-¿Qué quieres decir?
-¿Qué le voy a decir a Charlie? ¿Qué explicación le voy a dar por haber desaparecido...? Ahora que lo pienso, ¿cuánto tiempo he estado fuera?
- Sólo tres días. En realidad, albergaba la esperanza de que se te ocurriera alguna buena explicación. Yo no tengo ninguna.
- De fábula.
-Bueno, quizás Alice sea capaz de inventar algo- Le ofrecí, Alice era una experta en inventar ese tipo de cosas.
- Bueno... – Comenzó- ¿en qué has andado hasta hace tres días?
Tenía que ser precavido, no tenía porque enterarse por todo lo que había pasado yo durante todo ese tiempo, sí una vez que me escuchara y en el caso de que sus sentimientos hayan cambiado y ya no me quisiera, no tendría que cargar con ninguna culpa.
-En nada que me entusiasmara excesivamente.
-Claro que no – Respondió con cara de saber la respuesta.
-¿Por qué pones esa cara?
-Bueno... – Dijo pensativa- Si, después de todo, sólo fueras un sueño, ésa sería exactamente la clase de respuesta que darías. Mi imaginación no da para mucho, está muy claro.
Un suspiro salio de mi boca, tenía que arriesgarme.
-Si te lo cuento, ¿te creerás al fin que no estás viviendo una pesadilla?
-¡Una pesadilla! - Exclamó asustada- Quizá, si me lo cuentas.
-Estuve... cazando.
-¿Eso es todo lo que eres capaz de hacer? - Soltó criticándome.
Era inevitable, tendría que confesarle la verdad.
-No estuve de caza para alimentarme. En realidad, ponía a prueba mi habilidad... en el rastreo. Y no soy nada bueno.
-¿Y qué fue lo que estuviste rastreando? – Me preguntó curiosa.
-Nada de importancia.
-No te entiendo.
Era mejor partir por lo esencial. Me observaba atenta y con los ojos abiertos de par en par.
-Yo... - Respire Hondo inhalando su perfume- Te debo una disculpa. No, sin duda, te debo mucho más, muchísimo más que eso, pero has de saber que yo no tenía ni idea... No me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Pensé que te dejaba a salvo. Totalmente a salvo. No tenía ni idea de que volvería Victoria- Hasta el nombre me causaba malestar- Debo admitir que presté más atención a los pensamientos de James que a los de ella cuando la vi aquella vez y, por consiguiente, fui incapaz de prever esa clase de reacción por su parte y de descubrir que ella tenía un lazo tan fuerte con él. Creo que me he dado cuenta ahora de que Victoria confiaba tanto en él que jamás pensó que pudiera sucumbir, ni se le pasó por la imaginación. Quizá fue ese exceso de confianza el que nubló sus sentimientos por él y lo que me impidió darme cuenta de la profundidad del lazo que los unía. Pero, de cualquier modo, no tengo excusa alguna por haber permitido que te enfrentaras sola a todo eso. Cuando oí lo que le contaste a Alice, e incluso lo que ella vio por sí misma, cuando me di cuenta de que habías tenido que poner tu vida en manos de hombres lobo, esas criaturas inmaduras y volubles, lo peor que ronda por ahí fuera aparte de Victoria, por favor, créeme cuando te digo que no tenía ni idea de todo esto. Se me revuelven las tripas hasta lo más profundo, incluso ahora, cuando puedo verte segura en mis brazos. No tengo ni la más remota disculpa en...
- Para, para – Me interrumpió.
Revivir aquello era incontrolable no pude evitar no sentir dolor al pensando en todo lo que habíamos pasado ambos estos últimos meses.
Nos miramos y ella me veía con sus ojos profundos concentrada en los míos, se veía tranquila respiro varias veces antes de hablar.
-Edward, esto tiene que terminar ya. No puedes ver las cosas de esa manera. No puedes permitir que esa... culpa... gobierne tu vida. No tienes por qué asumir la responsabilidad de las cosas que me han ocurrido aquí. Nada de esto ha sucedido por tu causa, sólo es parte de las cosas que me suelen pasar a mí en la vida. Así que si tropiezo delante de un autobús o lo que sea que me ocurra la próxima vez, has de ser consciente de que no es cosa tuya asumir la culpa. No tienes por qué salir corriendo hacia Italia porque te sientas mal por no haberme salvado. Incluso si yo hubiera saltado de ese acantilado para matarme, ésa habría sido mi elección y, desde luego, no tu responsabilidad. Sé que está en tu... naturaleza el cargar con las culpas de todo, pero de verdad... ¡no tienes por qué llevarlo hasta ese extremo! Es de lo más irresponsable por tu parte no haber pensado en Carlisle, Esme y...- Tomo aliento se notaba terriblemente afectada por cada palabra que pronunciaba.
-Isabella Marie Swan, pero ¿tú te crees que le pedí a los Vulturis que me mataran porque me sentía culpable?
Su rostro cambió.
-¿Ah, no?
- Me sentía culpable, de una forma muy intensa. Más de lo que tú podrías llegar a comprender.
-Entonces, ¿qué estás diciendo? No te entiendo.
-Bella, me marché con los Vulturis porque pensé que habías muerto – Le Confesé- Incluso aunque yo no hubiera tenido nada que ver con tu muerte... - Me estremecí al recordarlo- Me hubiera ido a Italia aunque no hubiera ocurrido por culpa mía. Es obvio que debería haber sido más cuidadoso, tendría que haberle preguntado a Alice directamente, en lugar de aceptarlo de labios de Rosalie, de segundas. Pero vamos a ver... ¿Qué se suponía que debía pensar cuando el chico dijo que Charlie estaba en el funeral? ¿Cuáles eran las probabilidades?, Las probabilidades...- Repetí- Las probabilidades siempre están amafiadas en contra nuestra. Error tras error. No creo que vuelva a criticar nunca más a Romeo.
- Pero hay algo que aún no entiendo y ése es el punto más importante de la cuestión: ¿y qué?
-¿Perdona?
-¿Y qué pasaba si yo había muerto?
Ahora en que no comprendía era yo ¿Acaso realmente se había olvidado de nuestro amor? ¿Seria posible que ya no me quisiera? Volví a sentir aquel dolor, aquel sentí cuando pensé que la había perdido -¿No recuerdas nada de lo que te he dicho desde que nos conocimos?
-Recuerdo todo lo que me has dicho- Se defendió.
Era obvio, pero hasta entonces no me dí cuenta. Ambos pensábamos cosas muy diferentes.
-Bella, creo que ha habido un malentendido- Cerré los ojos y sacudí la cabeza - Pensé que ya te lo había explicado antes con claridad. Bella, yo no puedo vivir en un mundo donde tú no existas.
-Estoy... Estoy hecha un lío- Dijo no comprendiendo nada.
Le mire profundamente a los ojos.
-Soy un buen mentiroso, Bella, tuve que serlo.
Se quedó petrificada y sin aliento.
Le sacudí por los hombros. -¡Déjame acabar! Soy un buen mentiroso, pero desde luego, tú tienes tu parte de culpa por haberme creído con tanta rapidez. Eso fue... insoportable.- No tenía otra palabra para describirlo.
Bella aun seguía inmóvil, tratando de comprender.
-Te refieres a cuando estuvimos en el bosque, cuando me dijiste adiós...
-No ibas a dejar que lo hiciera por las buenas. Me daba cuenta. Yo no deseaba
hacerlo, creía que me moriría si lo hacía, pero sabía que si no te convencía de que ya no te amaba, habrías tardado muy poco en querer acabar con tu vida humana. Tenía la esperanza de que la retomaras si pensabas que me había marchado.
-Una ruptura limpia- Masculló.
-Exactamente. Pero ¡nunca imaginé que hacerlo resultaría tan sencillo! Pensaba que sería casi imposible, que te darías cuenta tan fácilmente de la verdad que yo tendría que soltar una mentira tras otra durante horas para apenas plantar la semilla de una duda en tu cabeza. Mentí y lo siento mucho, muchísimo, porque te hice daño, y lo siento también porque fue un esfuerzo que no mereció la pena . Siento que a pesar de todo no pudiera protegerte de lo que yo soy. Mentí para salvarte, pero no funcionó. Lo siento. Pero ¿cómo pudiste creerme? Después de las miles de veces que te dije lo mucho que te amaba, ¿cómo pudo una simple palabra romper tu fe en mí?
Ella seguía helada. Decidí decirle toda la verdad.
- Vi en tus ojos que de verdad creías que ya no te quería. La idea más absurda, más ridícula, ¡como si hubiera alguna manera de que yo pudiera existir sin necesitarte!
Le moví un poco para que reaccionara.
-Bella ¡Dime de una vez qué es lo que estás pensando!
Rompió a llorar- Lo sabía –Sollozo- Sabía que estaba soñando...
- Eres imposible- Dije medio frustrado-¿De qué manera te puedo explicar esto para que me creas? No estás dormida ni muerta. Estoy aquí y te quiero. Siempre te he querido y siempre te querré. Cada segundo de los que estuve lejos estuve pensando en ti, viendo tu rostro en mi mente. Cuando te dije que no te quería… ésa fue la más negra de las blasfemias.
No paraba de llorar.
-No me crees, ¿verdad? Puedo verlo incluso con esta luz. ¿Por qué te crees la mentira y no puedes aceptar la verdad?
-Nunca ha tenido sentido que me quisieras- Dijo con la voz quebrada- Siempre lo he sabido.
-Te probaré que estás despierta - Prometí.
Le sujete la cara entre mis manos, ella trató de alegarse.
-Por favor, no lo hagas- Me pidió.
-¿Por qué no?
-Cuando me despierte... – Yo estaba a punto de protestar.
- ¡Vale, olvídalo! Rectifico: cuando te vayas otra vez, ya va a ser suficientemente duro sin esto.
No me quería convencer, ¿Realmente la había perdido para siempre? Mi sufrimiento no tendría final.
-Ayer, cuando te toqué, estabas tan... vacilante, tan cautelosa. Y todo sigue igual. Necesito saber por qué. ¿Acaso ya es demasiado tarde? ¿Quizá te he hecho demasiado daño? ¿Es porque has cambiado, como yo te pe dí que hicieras? Eso sería...bastante justo. No protestaré contra tu decisión. Así que no intentes no herir mis sentimientos, por favor; sólo dime ahora si todavía puedes quererme o no, después de todo lo que te he hecho. ¿Puedes?
-¿Qué clase de pregunta idiota es ésa?
-Limítate a contestarla, por favor.-
Me estaba empezando a imaginar la respuesta. Me estremecí, al pensar que ya no me quería, pero al fin de cuentas era lo que me merecía, por todo lo que le hice pasar. Mi existencia no volvería a tener sentido sin su amor.
-Lo que siento por ti no cambiará nunca. Claro que te amo y ¡no hay nada que puedas hacer contra eso!
Con esas palabras me devolvió la vida.
-Es todo lo que necesitaba escuchar.
No le deje continuar, le calle con un beso, el beso que anhelaba darle desde que nos reencontramos, me quemaron sus labios, ya no me importo perderme en su boca, le necesitaba, me devolvió este beso con su alma, la volví a sentir completamente, su amor seguía allí al igual que el mío.
Volvimos a ser uno.
Cada beso que nos dimos era único, con cada caricia mi piel se encendía, mis manos no se detuvieron y se paseaban por su rostro, nuestras respiraciones se entrecortaron y en los instantes en que nuestras bocas se separaban repetí su nombre por todas las veces que no lo pude decir en voz alta, nuestros cuerpos entrelazados se pertenecían y reclamaban la cercanía del otro.
Me sentí fuera de este mundo a su lado, le amaba y le adoraba, cualquier cosa que pudiera decir quedaba pequeña en comparación a lo que sentía y no me iba a permitir fallarle nuevamente.
Hola ^^ gracias por leer y por los comentarios y votos, hoy este capi se lo dedico a Monse Cullen.
|