Demetri nos guió hasta la recepción donde estaba la otra humana.
-No os vayáis hasta que oscurezca - Señaló Demetri.
Asentí y él se marchó.
-¿Os encontráis bien las dos? - Pregunté entre dientes, ansioso.
- Será mejor que la sientes antes de que se desplome - Dijo Alice- Va a caerse a pedazos.
Nos dirigimos los sillones, Bella estaba temblando, era una mezcla de miedo, pánico y frió, estaba un poco mareada, cerró los ojos y comenzó a emitir una especie de sonidos, entre una risa nerviosa, horror y llanto.
- Silencio, Bella, calma - Le pedí.
- Creo que se está poniendo histérica. Quizá deberías darle una bofetada – Me sugirió mi hermana.
-Todo va bien, estás a salvo, todo va bien –Le repetía constantemente.
La senté en mis rodillas y le abrigue con la capa para protegerla de mi piel. Ella intento calmarse a si misma, aun seguía llorando y trataba de secarse las lagrimas.
-Toda esa gente...
-Lo sé - Susurré.
- Es horrible.
- Sí, lo es. Habría deseado que no hubieras tenido que ser testigo de esto.
Apoyo la cabeza sobre mi pecho. Yo no quería que pasara por esto pero la sensación de sentirla junto a mi era impagable.
-¿Necesitan algo? -Preguntó Gianna, que sentía mucha curiosidad por nosotros.
-No -Conteste cortante.
Ella asintió, miro a Bella – Pobre niña – Pensó y después se fue.
-¿Sabe ella lo que sucede aquí? - Me pregunto Bella susurrando.
- Sí, lo sabe todo- Conteste.
-¿Sabe también que algún día pueden matarla?
-Es consciente de que existe esa posibilidad, alberga la esperanza de que decidan quedársela.
-¿Quiere convertirse en una de ellos?
Asentí una vez y le mire esperando una respuesta.
Se estremeció.
-¿Cómo puede querer eso?- Preguntó- ¿Cómo puede ver a esa gente desfilar al interior de esa habitación espantosa y querer formar parte de eso?
Bella tampoco se convertirá en eso me prometí, ella también lo dijo y ella también lo pensaba.
Ella tenía sus ojos fijos en mi rostro, esos ojos cafés que yo adoraba.
-Ay, Edward…- Comenzó a sollozar otra vez.
-¿Qué es lo que va mal? – Le pregunte mientras le trataba de consolar.
Enlazó con sus brazos alrededor de mi cuello y me abrazó. Me sentí agradecido de que estuviera viva, sana y a salvo.
-¿No es de locos sentirse feliz justo en este momento?- Me preguntó con una voz quebraba y con inseguridad en los labios.
La sostuve más cerca de mí, ya no podría volver a alejarme de ella.
-Sé exactamente a qué te refieres –Le susurré- Pero nos sobran razones para ser felices. La primera es que seguimos vivos.
- Sí - Contesto- Ésa es una excelente razón.
-Y juntos - Aseguré.
Solamente asintió, cautelosa.
- Y, con un poco de suerte, todavía estaremos vivos mañana- Continúe.
- Eso espero- Dijo preocupada.
- Las perspectivas son buenas - Aseguró Alice- Veré a Jasper en menos de veinticuatro horas – Dijo Satisfecha.
Eso significaba que podríamos salir de este lugar, eso me relajo otro poco.
No podía dejar de mirar a Bella, aun en esta situación se veía tan hermosa, ella tampoco apartaba la vista de mí y yo la tenía entre mis brazos.
Mis dedos recorrieron sus oídos suavemente, estudiándola detenidamente.
- Pareces muy cansada.
- Y tú sediento -Me acusó al ver mis ojos. Ella siempre tenía la capacidad de darse cuenta de esos detalles.
- No es nada.
- ¿Estás seguro? Puedo sentarme con Alice- Le cambio el tono al pronunciar esas palabras.
Ni por un segundo me volveré a alejar de ti.
-No seas ridícula -Suspire- Nunca he controlado más esa parte de mi naturaleza que en este momento. Tenía razón era como si el monstruo que estaba dentro de mí, se enterrara a sí mismo en el momento que Rosalie me dijera que estaba muerta.
El silencio apareció entre nosotros, su rostro tenía una cuota de incertidumbre y de ternura a la vez, creí que me preguntaría muchas cosas, pero mantenía la boca cerrada a la fuerza, era mejor así, ya llegaría el tiempo de hablar.
Yo me sentía un poco mas tranquilo aunque aun estábamos cerca de los Vulturis, y a pesar del momento, me sentí bien y completo otra vez, todo mi ser estaba en si lugar, no había tenido esta sensación desde que le había visto por ultima vez en aquel sendero, ya no tenía esa agonía que por un momento sentí parte de mí, respire varias veces inhalando su exquisito olor, aquel olor que había extrañado tanto y que por unos instantes creí haber perdido para siempre.
- Al salir de aqui iré a recuperar las cosas – Dijo Alice.
- Yo me encargo de Bella. Mejor seremos cautelosos es mejor que nos aseguremos.
- No creo que esa una trampa- Me aseguró Alice.
Tratamos de despistar a la recepcionista hablando rápido y entre dientes.
-¿Y qué era toda esa cháchara sobre cantantes? –Me preguntó Alice
-La tua cantante.
-Sí, eso - Afirmó Alice.
-Ellos tienen un nombre para alguien que huele del modo que Bella huele para mí. La llaman «mi cantante», porque su sangre canta para mí.
Alice rompió a reír.
- Claro- Pensó.
Bella parecía al límite de su capacidad. Estaba casi agotada. Pobre amor mío.
- Iremos de inmediato al aeropuerto.
- Nos veremos al costado de la entrada- Me decía Alice.- Yo conduciré.
- De acuerdo.
No me pude contener cada vez que se distraía yo lo rozaba con los labios dándole pequeños besos en la parte superior de su rostro y en su pelo, su corazón no podía latir mas rápido, eso me hizo sentir contento, parecía que todavía me quería.
Sus ojos cansados brillaban bajo la tenue luz del vestíbulo, no dije nada, me aguante las ganas de decirle cuanto la amaba, de cuanto le necesitaba, que ella era lo más preciado que nunca había tenido.
Ella tenía que perdonarme todas y cada una de las cosas idiotas que le hice. Rogarle perdón sería poco, sí solo ella me aceptara otra vez, sería el ser mas feliz del mundo, y jamás me alejaría de ella de nuevo.
También tenía que pensar en la posibilidad que existía, de que su amor ya no me perteneciera, que fuera de otro y que solo vino a este lugar, para salvarme, por yo haber creído que ella se había suicidado por mi culpa. No quise seguir pensando aquellas cosas, preferí seguir maravillándome con cada detalle
Esta vez el tiempo paso demasiado rápido para mi gusto.
Sentí que venia alguien y mi cuerpo se tenso otra vez mire a Alice.
-Es Alec- Pensó.
Y Alec apareció por las puertas.
- Ahora, sois libres para marcharos – Anunció amistosamente- Lo único que os
Pedimos es que no permanezcáis en la ciudad.
-Eso no es problema.
Alec sonrió, asintió y desapareció de nuevo.
- Al doblar la esquina, sigan el pasillo a la derecha hasta llegar a los primeros ascensores - Indicó Gianna mientras ayudaba a levantarse a Bella- Adiós, entonces.
Salimos rápidamente de ese lugar, en las calles continuaban los festejos.
- Voy- Dijo Alice y desapareció.
La mayoría disfrazada y se desplazaban por todas las calles.
-Ridículo - Masculle.
-¿Dónde está Alice? - Preguntó asustada cuando notó su ausencia.
- Ha ido a recuperar vuestros bolsos de donde los escondió esta mañana.
Ella sonrió.
-Está robando otro coche, ¿no? - Adivinó.
Le sonreí también.
- No hasta que salgamos de Volterra.
Bella no podía resistir mas, se le acababan las fuerzas, le pase el brazo por la cintura y le ayude a andar los metros que quedaban.
Alice nos estaba esperando en un coche a una cuadra de donde nos encontrábamos.
Nos deslizamos al asiento posterior, Bella me miro extrañada, quizás pensó que prefería conducir que estar a su lado.
-Lo siento - Dijo Alice - No había mucho donde escoger.
- Está muy bien, Alice - Sonreí ampliamente- No todo van a ser Turbos 911.
Suspiró.
-Voy a tener que comprarme uno de ésos legalmente. Era fabuloso.
-Te regalaré uno para Navidades - Prometí.
-Amarillo - Me dijo.
Mantuve abrazada a Bella. No quería separarme de ella ni un segundo.
-Ahora puedes dormirte, Bella – Le susurré- Ya ha terminado todo.
-No quiero dormir. No estoy cansada.- Señalo arrugando la nariz, no era buena para mentir, eso tampoco había cambiaba.
Presione los labios contra su oído.
-Inténtalo - Le anime.
Ella negó con la cabeza y yo suspiré frustrado.
- Sigues igual de cabezota.
Varias veces llegue a pensar que se había dormida, pero en esos momentos abría los ojos de para en par, se veía cómoda, su respirar era tranquilo, aunque su corazón seguía palpitando desbocado, yo me sentía en sintonía con él, creo que nunca deje de estarlo.
Era como la música mas linda y me inspiró unas cuantas melodías que se gravaron en mi cabeza.
A cada cierto tramo, nos asegurábamos con Alice de que no nos siguieran y para nuestro alivio, nada aconteció.
Cuando llegamos al aeropuerto de Florencia Alice nos compro ropa y yo me deshice de la capa en un callejón cercano a las tiendas. Me sentía mejor sin tener que cargar con nada que me hiciera recordar aquella experiencia.
Tomamos el primer vuelo a Roma, Bella tenía mejor semblante durante ese vuelo.
Tampoco tuvimos que esperar mucho el vuelo a Atlanta.
Alice estaba pegada a su móvil tranquilizando a Jasper y minimizando lo mas posible esta situación.
Bella le pidió a la azafata una bebida con cafeína para evitar dormir
-Bella...
-No quiero dormir – Afirmó nuevamente- Veré cosas que no quiero ver si cierro ahora los ojos. Tendré pesadillas.
No pude decir más ante aquellas palabras.
Ella parecía mas agotada, estaba apegada a mí, yo le mantenía abrazada estaba casi inmóvil solo se movía para beber un sorbo de coca-cola.
Tenía los ojos fijos en mi cara con la misma mirada intranquila que tenía mientras esperábamos para salir de Volterra, pero tenia una pequeña sonrisa en los labios.
Alice estaba eufórica al vernos de reojo.
Yo no podía más de la felicidad.
Mis dedos tenían vida propia siguiendo cada línea de su cara, este fue el momento más mágico que habíamos tenido desde que nos reencontramos, solo existíamos los dos no me importaba nada ni el tiempo, ni el lugar, solo ella, solo mi Bella.
Ella también me acarició, sus finos y calidos dedos recorrían mi rostro, creo que ambos teníamos aquella necesidad.
Ya no resistí, me era inevitable sentirme pleno y le besé su rostro y enterré mi nariz en su pelo, me abstuve de besarle los labios, no creí merecer ese premio.
No me atreví a abrir la boca, si lo hacía, estaba seguro que no resistiría decirle cuanto le quiero y eso no era gusto para ella, merecía oír la verdad primero, mi verdad, ahora bien, una vez que recuperara todos sus sentidos.
Fue el viaje más confortante que jamás había tenido.
Pensé que en el transcurso del viaje Bella se dormiría, pero no fue así, se mantuvo despierta todo el tiempo. Ya estaba al límite de sus fuerzas cuando aterrizamos en el aeropuerto.
El sol iluminaba poco a poco mientras se hacía paso el nuevo día.
|