Me Alegro de que FUeras tu... (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 22/09/2010
Fecha Actualización: 23/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 17
Visitas: 43985
Capítulos: 30

Rosalie Hale debe engendrar un heredero, o se verá sometida a la peligrosa furia sin límites de su hermanastro, Royce King II,  quien sufre la pérdida de su mal habida riqueza. Y el magnífico Emmett MacCarty es la perfecta elección para concebir a su hijo aunque para ello haya que encarcelar y violar al elegante caballero... Mientras tanto, Rosalie, prometiéndose a sí misma resistir, es traicionada por la terrible virilidad de Warrick, y este queda a su vez embrujado por la voluptuosa belleza de la dama. Así, mientras él planea una venganza adecuada, esperando ansiosamente el tiempo en que su captora llegue a ser su cautiva... empezará a sufrir el terrible tormento y el exquisito éxtasis de esta pasión.

Venganzas, drama, complicidad, amistad, pasión y amor....

Esta es una adaptación de la novela romantica Esclava del deseo escrita por Johanna Lindsey....

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 19: HERMOSAS DISTRACCIONES

Emmett no sabía muy bien en qué mentiras estaba enredándolo esa mujer, pero ya había llegado a la conclusión de que no le importaba.  El no podía adivinar qué pretendía obtener Rosalie con su extraño comportamiento.  Tampoco le importaba.  Lo que él había planeado para esa mujer no cambiaría.  Bien, quizás apenas un poco, pues él ya no deseaba provocarle sufrimiento.  El ingenio atrevido de Rosalie también era una agradable sorpresa.  Como en Kirkburough ella se había mostrado solemne y decidida, Emmett no podía esperar la aparición de una faceta juguetona en su carácter.

Kirkburough no era la localidad de Rosalie, y ahora tampoco lo sería.  Pero por primera vez, Emmett se preguntó quién era Rosalie, y de dónde había salido.

-¿Ya se ha hablado a la dama acerca de Bella?

Emmett había cesado de observar a sus hombres que ponían a prueba sus habilidades luchando con los caballeros de Carlisle en el patio de ejercicios.  Durante un momento no entendió a qué se refería su amigo hasta que advirtió que Carlisle miraba a Rosalie, mientras esta cruzaba el patio para dirigirse al lavadero, en los brazos una gran pila de ropa blanca.  La joven se destacaba claramente, con sus largas trenzas que relucían iluminadas por la luz del sol, la camisa roja apenas visible en el cuello, los brazos y los pies, conformando un gran contraste con la chaqueta gris que se había puesto, De ningún modo podía confundírsela con los criados que estaban alrededor Era casi ridículo asignarle esa categoría, y sin embargo Emmett estaba dispuesto a insistir en su postura. Pero lo irritaba haber olvidado por completo la nueva tarea que había aceptado asignarle.  Sin duda, cuando ella estaba cerca, los pensamientos de Emmett se orientaban en su a dirección

-Con las idas y las venidas de lsabella, no tuve oportunidad de...

 -No digas más -Carlisle interrumpió lo que en verdad era una excusa muy débil-.  Es realmente desagradable el trato que te ha dispensado esa familia, y el joven Miles debe de estar loco si creia que podría robarte a tu prometida y no pagar el precio con su vida.  Es una vergüenza, conozco a su padre y...

-Carlisle por Dios, no me atribuyas hechos ni intenciones que no están en mi mente.

Carlisle lo miró con tanta incredulidad que Emmett se sonrojó hasta las raíces de los cabellos.

-No querrás decir que piensas perdonarla vida al muchacho después del mal que te hizo, ¿verdad?  Emmett, ¿te sientes realmente bien?

 Emmett estaba frunciendo el entrecejo antes de que Carlisle hubiese terminado su frase, porque su amigo exhibía una preocupación absolutamente seria,

-No estoy atontado, maldita sea!!!.  Sucede sencillamente que no me importa haber perdido a esa dama.  La alianza se mantiene, pues he prometido a Melisant en mí lugar. Lord Rinard está tan satisfecho como yo con el resultado, realmente, lo único que he perdido es a la dama, que ya había definido sus sentimientos, de modo que sin duda habría acabado engañándome.  En realidad, debo agradecer su audacia a Miles Fergant,

De nuevo Carlisle se limitó a mirarlo lo cual indujo a Emmett a rezongar;

-Padre mío, ¿cómo está tu brazo? ¿Se ha enmohecido tanto como el mío durante estas últimas semanas?

Carlisle finalmente se echó a reír.

-¿Puedes rehusar un ofrecimiento expresado de un modo tan amable?

-Yo no te lo recomendaría.

-Entonces, adelante –dijo Carlisle desenvainando la espada-,Pero tratame con cuidado, aún sigo en muy buenas condiciones, pero recuerda que no soy tan joven como tu, la ultima vez no pude levantarme de la cama durante una quincena

Emmett enarcó el entrecejo mientras desenfundaba su propia espada.

-Ese tiempo en que guardaste cama se alarga cada vez que lo mencionas. ¿Quieres mi simpatía o practicar un poco?

-El día que tú concedas a alguien una práctica liviana...

Carlisle no terminó la frase y enfrentó el primer ataque de Emmett, El choque de los aceros acercó a los restantes hombres que estaban en el campo, pero sólo los dos amigos lucharon mientras los hombres cesaban en sus actividades para mirarlos, Rosalie miró a través de la puerta abierta del lavadero, sin hacer caso de la ropa de cama que había llevado allí para lavar.  En las proximidades de la puerta de acceso al patio de ejercicios, un mensajero que acababa de llegar ahora se resistía a entregar el desafío que había traído, pues tenía que acercarse a los dos veteranos caballeros que se descargaban golpes en lo que parecía una escena de combate mortal.

Desde una ventana del castillo, Melisant también observaba a su hermano, y abrigaba la esperanza de que tropezara o se equivocase al contestar los golpes, y de que hiciera el papel del tonto.  Estaba furiosa con él, al extremo de que ya había abofeteado a dos criadas y provocado el llanto de su amada Alice.

La causa era la horrible desilusión de ver llegar a la prometida de Emmett, cuando Melisant había comenzado a creer que Isabella nunca aparecería; y después de esperar lo peor, una boda en pocos días, recibir la noticia, unas pocas horas más tarde, de que su padre no se casaría, de que en cambio lo haría ella, y con un miembro de esa familia.  Los Malditos podían parecer bastante buenos a su padre, pero ella podía haber aspirado a un título más elevado, a más poder y más riqueza, por lo menos a un conde.  Pero no, tendría que aceptar a un mozalbete, que apenas había sido armado caballero poco tiempo antes, y que con seguridad no heredaría sino después de pasados muchos años; y para colmo, ella tendría que vivir con su suegro. 

 - Creo que el hecho de que solo sea caballero no significa que estés de ese humor, sabes como es nuestro hermano Melisant, él antes o después iba a  arreglar tu matrimonio, creo que esta vez has tenido suerte, por lo que sé de él es un hombre joven y guapo, ¿de que te quejas? – Alice que estaba leyendo un libro sobre su cama lo dejó a un lado al ver a su hermana refunfuñando en la ventana

-Lo que tu creas no me importa Alice,  tu sigue leyendo tus estúpidas historias de amor, eso es lo que te tiene la mente así de enferma, yo deseo algo mas para mi vida, mas poder creo que me merezco mas que un simple caballero, acaso no entiendes?

-Tal vez, con el tiempo hasta logres enamorarte de él, eso sería magnífico no crees?

-Eso en realidad es lo que menos me importa, hay que ver que aún eres una simple niñita, el amor es una estúpides Alice, son cosas que solos suceden en los libros que lees, y recuerda lo que te estoy diciendo, sir Jasper jamaz se fijaría en tí, y si por algun milagro lo haría Emmett se encargíra de cortarle la cabeza por eso, tu futuro no va a ser tan diferente del mío, en unos años te veré en esta situación y entonces me darás la razon- Alice tiró el libro a un lado y salió con lagrímas en sus ojos de la habitación, estaba dolida por todo lo que su hermana había dicho, aunque ella en el fondo sabía que su amor pertenecía a Sir Jasper, y aunque todos creían que aún era una niña, su mente y su cuerpo pensaban otra cosa cada vez que lo veía - Tengo que hacerme notar - dijo encerrandose en su habitación con Esme, necesitaba desahogarse.

Por el contrario para Melisant era intolerable toda la situación, no le preocupaba ALice y su pequeña vida, estaba iiritada por el mandato decreto por su hermano. Ella se encargaría de que él lo lamentase.  Que se hubiera atrevido a hacerle eso...

Emmett se incorporó lentamente, su orgullo más herido que su trasero. Carlisle estaba incorporado detrás de él, riendo, y por buenos motivos.  En el curso de su vida Emmett nunca había sido sorprendido de ese modo, como un escudero a quien sorprenden con su primera espada de madera en la mano.  La culpa era de esa mujer de cabellos de lino y de su camisa roja que atraía la mirada, sin hablar del deleitoso cuerpo que esas prendas cubrían.  El apenas había alcanzado a ver la llamarada roja por el rabillo del ojo, y cuando intentó ver algo más... Carlisle lo derribó con un golpe de su espalda; el impacto para el cual no estaba preparado envió al suelo a Emmett, pues se había detenido en el patio para mirar fijamente la innoble posición de Emmett en el suelo, y tal parecía que ella estaba preocupada, cuando lo más probable era que tuviese que esforzarse para evitar la risa, como estaba haciendo Carlisle.

-¿Comprendes, verdad -dijo Carlisle- que mi proeza al derribar al dragón será conocida por doquier?

-Vete al infierno -gruño Emmett, mientras se ponía de pie, pero agregó con una sonrisa tensa-: 0 mejor todavía, ¿no quieres probar de nuevo?

Carlisle rehusó, pero sin dejar de sonreír.

-Hijo mío, prefiero negarme- Recogeré mis laureles y me retiraré mientras...

-Un mensajero, mi señor -interrumpió en ese momento un mayordomo de Emmett.

Emmett se volvió impaciente hacia el mensajero, y advirtió que estaba demasiado limpio para haber viajado desde muy lejos.  Recibió el pergamino enrollado sin el más mínimo cambio de expresión que indicase que había identificado el sello.

El mensajero esperó para repetir las palabras que había fijado en la memoria, pero el señor no las necesitaba, pues estaba leyendo personalmente el mensaje o fingiendo que lo leía, pensó el hombre, sonriendo para sus adentros.  Supuso eso pues el señor no reaccionaba como correspondía frente a las palabras de desafío del amo que lo había enviado allí con la nota.  El mensajero tampoco estaba nervioso, después de presenciar la torpeza del señor de ese Castillo en el campo de ejercicio.  El temido dragón del norte sin duda dependía de sus hombres, que se encargaban de ganarle las batallas.

El mensajero se sintió menos seguro de esa opinión cuando Emmett lo miró directamente a los ojos con la expresión más fría que él había visto jamás.  El famoso dragón tenía una mirada cruel en su cara, de eso el mensajero estaba muy seguro.

-Si tu señor está tan ansioso de morir, lo complaceré, pero en mi tiempo y lugar.  En poco tiempo más tendrás mi respuesta completa.

Y con un gesto, Emmett despidió al hombre.

Carlisle apenas esperó que el hombre se alejase para preguntar con el entrecejo enarcado:

-¿Piensas matar a alguien a quien conozco?

-No lo conoces, pero ciertamente habrás oído hablar de él. Se trata de d'King, que adopta una táctica diferente.  Ahora reclama que nos encontremos en Gilly Field, dentro de dos días, para terminar la guerra entre nosotros con un combate individual.

Carlisle silbó entre dientes.

-El hombre debe tener tan escaso seso como su padre si cree que tú no sabes que Gilly Field es un lugar muy apropiado para los engaños.  Oí decir que el mismo desafío fue formulado a Walter Hale, el viejo señor de Tures, pero cuando Hale cabalgó hasta allí para aceptar, lo emboscaron y mataron.  De ese modo los d'King se apoderaron de Tures y de todo lo que hay allí.

-Todo eso lo sé -replicó Emmett-, y ya me he apoderado de esa joya de su colección. 

-Entonces, ¿esa es tu próxima campaña, la fortaleza de King?

-Sí, pero sin duda tardé mucho en actuar, y le he concedido tiempo sobrado para considerar la traición como alternativa.

-Quizás, aunque debo reconocer, Emmett, que no eres un enemigo a quien pueda detenerse fácilmente cuando decides  destruir a tu antagonista.  Es bien sabido que nadie provoca al dragón sin lastimarse, Y esa reputación ha determinado que más de un hombre contemple el asesinato en lugar de los medios limpios que permitirían derrotarte, sobre todo porque el Rey no levantará una mano contra ti,

-¿Por qué habría de hacerlo?  La mitad de mis enemigos son sus enemigos, y le complace que los liquide sin que a él le cueste nada.

-Cierto -convino Carlisle, y después preguntó con curiosidad -¿Hablaste en serio cuando dijiste que no deseabas destruir por completo a d'King?

Emmett se encogió de hombros, y miró de nuevo hacia el lugar donde había estado Rosalie, la cual ya se había retirado

-Quizás estoy cansándome de la guerra permanente.  Muchas cosas se han visto descuidadas a causa de los conflictos.  Mis hermanas no tienen una guía apropiada, y yo apenas conozco mis propias posesiones.  Por Dios, atravesé con mucha cautela Seaxdale para llegar a Tures, y ni siquiera sabía que era mi propio pueblo.  Y he descuidado hacer lo necesario para tener un hijo...

-Oh, sí, y eres tan viejo que ya casi es demasiado tarde para...-  se burlo su amigo

-Vete al diablo!!!.

El hombre mayor sonrió antes de que su expresión de nuevo cobrase seriedad,

-Lamento lo de lsabella, Sé que te complació elegirla.

Emmett desdeñó el asunto.

-Realmente, debería sentirme furioso con la dama, y con el padre que la obligó a engañarme cuando él sabía que su corazón se inclinaba decididamente por otro.  En cambio, casi siento alivio de que eso haya terminado, sobre todo porque es seguro que ella no me habría convenido tanto como yo creía antes

-Y quizá ya piensas en otra mujer que la reemplace?

Emmett necesitó un momento para comprender a quién se refería Carlisle, pero después frunció el entrecejo.

-No, estás equivocado.  Jamás honraría a esa pequeña bruja con.,.

-Sí, lo harías, si te da el hijo que deseas.

La imagen de Rosalie con un niño en sus brazos ocupó la mente de Emmett y él sintió un anhelo tan intenso que un escalofrío  lo recorrió el cuerpo, Pero los mandatos que habían sido la norma durante la mitad de su vida le prohibían permitir que nadie escapase de la venganza después de perjudicarlo, y mucho menos que en definitiva se beneficiase con lo que había hecho, Meneó la cabeza con obstinación, -Es inconcebible que,..

Pero Carlisle alzó la mano, y logró interrumpirlo.

-No digas palabras que después te sentirás obligado a mantener. -Y antes de que Emmett de todos modos insistiera, agregó-; Te veré muy pronto, hijo ya tengo todo listo para partir…

Emmett miró a Carlisle manteniendo la expresión más sombría en su cara, En ocasiones había lamentado que su actitud general determinase que fuera un hombre casi sin amigos, con la única excepción de Carlisle y su familia, que solo consistía en su hijo Edward,  quienes lo conocía desde antes de sus tragedias y comprendió qué era lo que lo impulsaba, pero había ocasiones en que tenía la absoluta certeza de que era mejor carecer de amigos,.. y ese era uno de tales momentos.

Capítulo 18: NUEVOS SENTIMIENTOS Capítulo 20: LADY VENGANZA

 
15223420 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11144 usuarios