- Mi turno- Pensó Jane feliz.
Sentí como algo filoso me traspasara, el dolor fue instantáneo y todo se volvió oscuridad, solo podía ver la figura de Jane en mi mente. Trate de acercarme a ella.
Vi como de sus manos salían una especie de rayos que venían directamente a mí, me alcanzaron el una milésima de segundo, sentí que me envolvían, por un instante no me pude mover, aquellos rayos me levantaron de mi posición, luego sentí que me dejaron caer al suelo con violencia mientras me electrocutaban.
Todo mi cuerpo se resistía pero absorbía la electricidad y me quemaba, era similar a lo que sentí cuando me transforme.
- ¡No! - Sentí la voz de Alice.
Trate de recordar que toda esta tortura era una simple ilusión, pero la agonía no me dejaba pensar en nada que no fuera el dolor.
Un dolor abrazador, un dolor vivo y casi insoportable. Apreté fuerte mis labios para no gritar. Trate de tomar aire pero al respirar, fue peor, sentí el roce de los rayos recorriéndome por dentro.
No podría resistirlo por mucho tiempo.
Era como si estuviera teniendo la peor de las pesadillas.
-¡Parad! - Gritó Bella.
O al menos eso creí oír. Ya no sentía mis piernas, ni mis brazos, todo mi ser estaba convertido en cenizas.
-Jane -La llamó Aro.
El dolor término cuando los rayos se desaparecieron, me quede inmóvil tratando de reaccionar, poco a poco volví sentirme normal, era casi como si no hubiera pasado nada, ni un rasguño ni un resquicio en mi cuerpo.
Cuando abrí los ojos Jane estaba mirando a Bella. Temí lo peor.
-Se encuentra bien -Le susurró Alice, tranquilizado a Bella.
Me restablecí aun podía recordar el dolor que sentí, mire a Bella, ella me miraba aterrada, pero percibí que también era inmune al don de Jane, eso me tranquilizó, luego Bella le sostuvo la mirada a Jane durante unos segundos pero nada ocurrió.
- No, esto no puede estar pasando, no me puede estar pasando, como es posible que no pueda causarle daño a esa débil humana si fue tan fácil con Edward, mi don es inflable con todos e incluso afecta a los humanos, estoy furiosa- Regañaba en su mente Jane.
Me relaje un poco mas, volví a Bella y Alice me la entrego.
-Ja, ja, ja- Rió Aro cínicamente entre dientes—. Has sido muy valeroso, Edward, al soportarlo en silencio- Me dijo- En una ocasión, sólo por curiosidad, le pedí a Jane que me lo hiciera a mí...
Movió la cabeza.
Le mire furioso y disgustado.
Aro suspiró.
-¿Qué vamos a hacer con vosotros?
El momento llego, el veredicto por fin. Sentí que Bella comenzó a temblar.
- Supongo que no existe posibilidad alguna de que hayas cambiado de parecer,
¿verdad? - Tu don sería una excelente adquisición para nuestro pequeño grupo.
Me estaba dando la opción de elegir de nuevo.
-Preferiría... no... hacerlo.
-¿Y tú, Alice? – Le preguntó a mi Hermana ¿Estarías tal vez interesada en unirte a nosotros?
-No, gracias - Dijo Alice.
-¿Y tú, Bella?
Eso capturo aun mas el interés de Cayo, quien rompió el silencio que había mantenido.¿Qué? - Inquirió
-Cayo, tienes que advertir el potencial, sin duda, no he visto un diamante en bruto tan prometedor desde que encontramos a Jane y Alec ¿Imaginas las posibilidades cuando sea uno de los nuestros?
Cayo desvió la mirada de Aro, Jane estaba indignada, este era su miedo mas oculto ser remplazada por un ser mas poderoso que ella ante Aro.
No podía volver a perder el control, tenía que controlarme
- No, gracias - Dijo Bella en un susurro, ya que estaba impresionada y aterrorizada por la oferta.
Aro volvió suspirar.
- Una verdadera lástima... ¡Qué despilfarro!
- Unirse o morir, ¿no es eso? -Masculle. Sospeché algo así cuando nos condujeron a esta estancia-. ¡Pues vaya leyes las vuestras!
-Por supuesto que no -Aro afirmó- Edward, ya nos habíamos reunido aquí para esperar a Heidi, no a ti.
-Aro - Dijo Cayo- La ley los reclama.
-¿Y cómo es eso?- Pregunté, Aunque ya sabia la respuesta en su mente.
- Sabe demasiado. Has desvelado nuestros secretos.
- Aquí, en vuestra charada, también hay unos pocos humanos -Le recordé,
- Sí- Admitió- Pero nos sirven de alimento cuando dejan de sernos útiles. Ése no es tu plan para la chica. ¿Estás preparado para acabar con ella si traiciona nuestros secretos? Yo creo que no - Se mofó.
- No voy a...- Susurró Bella.
-Tampoco pretendes convertirla en uno de nosotros – Prosiguió- Por consiguiente, ello nos hace vulnerables. Bien es cierto que, por esto, sólo habría que quitarle la vida a la chica. Puedes dejarla aquí si lo deseas.
- Edward, esta tratando de provocarte- Pensó Alice
-Lo que pensaba -Concluyó Cayo mirándome fijamente.
-A menos que... -Intervino Aro- A menos que, ¿albergas el propósito de concederle la inmortalidad?
Era una opción, aceptar para que pudiéramos escapar.
-¿Y qué pasa si lo hago?
Aro sonrió.
-Vaya, en ese caso serías libre de volver a casa y darle a mi amigo Carlisle recuerdos de mi parte- Pero me temo que tendrías que decirlo en serio y comprometerte.
Ahora el que tenía que tomar la decisión era yo.
Aro alzó su mano hacia mí.
Bella y yo nos miramos.
-Hazlo -susurró- Por favor.
No por favor Bella, no, no amor, no puedo.
De pronto, Alice se alejó de nosotros y se dirigió hacia Aro. Nos volvimos a mirarla. Alice mantuvo el silencio mientras alzaba la mano. Aro acepto la invitación y le ordeno a la guardia que dejaran pasar a Alice y le tomo la mano y Cerró los ojos.
Alice le mostró a Aro los recuerdos que tenía, le dio un paseo desde su llegada a nuestra familia, de Carlisle, de su relación con Bella y remarco una visión de Bella transformada en un futuro cercano que había tenido mientras volaba hacia Italia.
Como era posible que me hiciera eso pero a fin de cuentas nos estaba salvando.
La guardia completa esperaba atónita, después de un rato Aro rompió a reír maravillado.
-Ja, ja, ja ¡Eso ha sido fascinante!
- Me alegra que lo hayas disfrutado.
- Ver las mismas cosas que tú ves, ¡sobre todo las que aún no han sucedido!
- Pero eso está por suceder -Le recordó Alice.
-Sí, sí, está bastante definido. No hay problema, por supuesto.
- Aro - Se quejó Cayo.
- ¡Tranquilízate, querido Cayo! -Aro la sonrisa de Aro era evidente- ¡Piensa en las posibilidades! Ellos no se van a unir a nosotros hoy, pero siempre existe la esperanza de que ocurra en el futuro. Imagina la dicha que aportaría sólo la joven Alice a nuestra pequeña comunidad... Además, siento una terrible curiosidad por ver ¡cómo entra en acción Bella!- Aro imaginaba el futuro fascinado, incluyéndonos entre sus filas absolutamente seguro.
Era la hora de salir de allí.
-En tal caso, ¿somos libres de irnos ahora? –Pregunte.
-Sí, sí -Contestó Aro con tono alegre- Pero, por favor, visitadnos de nuevo. ¡Ha sido absolutamente apasionante!
-Nosotros también os visitaremos para cerciorarnos de que la habéis transformado en uno de los nuestros -Prometió Cayo- Si yo estuviera en vuestro lugar, no lo demoraría demasiado. No ofrecemos segundas oportunidades.
Me limite a asentir, Cayo se alegro en ser el quien diera la sentencia.
Marco seguía analizando la situación e impresionado con nuestro amor aunque no quería reflejarlo.
Félix resopló estaba enfadado por saciar su sed con Bella.
- Ah, Félix, paciencia- Dijo Aro y sonrió - Heidi estará aquí de un momento a otro.
- Mmm, en tal caso, quizá convendría que nos marcháramos cuanto antes.
- Sí - Coincidió Aro- Es una buena idea. Los accidentes ocurren. Por favor, si
no os importa, esperad abajo hasta que se haga de noche .
- Por supuesto- Acepte.
-Y toma -Agregó Aro, dirigiéndose a Félix. Éste avanzó de inmediato. Aro desabrochó la capa gris, se la quitó y me la dio- Llévate ésta. Llamas un poco la atención.
Me la puse rápidamente.
-Te sienta bien.
Me di cuanta de que Heidi venia entrando, era hora de partir.
- Gracias, Aro. Esperaremos abajo- Señale.
- Adiós, mis jóvenes amigos - Contestó Aro, a quien le brillaron los ojos cuando miró en la misma dirección donde Heidi se acercaba.
-Vámonos - Ordené.
Seguimos a Dimitri hacia la salida.
Arrastre a Bella hacía mí y Alice se situó a mi otro lado - Tendríamos que haber salido antes- Dijo.
- Vaya, esto es inusual - Dijo un Hombre que entraba en la habitación.
- Y tan medieval —Respondió una mujer.
La pareja que encabezaba el grupo de victimas que serviría de alimento.
Bella no tenía por que ver aquello, trate de esconder su rostro en mi pecho bajo la capa, pero ella había comprendido y se estaba comenzando a poner histérica.
Nos cruzamos con Heidi.
- Bienvenida a casa, Heidi - Le saludó Dimitri.
- Dimitri - Saludo
- Buena pesca -La felicitó.
- Gracias ¿No vienes?- Dijo Heidi mientras miraba a Bella.
- En un minuto. Guárdame algunos.
Comencé a caminar mas rápido arrastrando a Bella, cruzamos la puerta antes de que comenzaran los gritos.
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