Nos montamos en su Volvo y fuimos directo a lo que supuse sería su apartamento. Era un sector bonito, como en el que yo estaba viviendo… Subimos hasta el último piso, el tercero, y entramos a uno de los dos apartamentos del piso. Curiosamente estaba ubicado del mismo lado de mi apartamento.
-Wow- dije cuando entré. No parecía un apartamento en el que viven tres hicos universitarios. Estaba completamente espectacular, parecía que había sido decorado por algún profesional.
-Lo decoró mamá- dijo Edward mientras me sonreía y se encogía de hombros –Siéntete como en tu casa- terminó.
-Gracias- dije mientras me sentaba en un enorme sofá que estaba en la sala.
-¡LLEGÓ BELLA!- gritó Emmett mientras prácticamente me cargaba y me daba vueltas.
-ME MAREO- grité entre las vueltas.
-Lo siento- dijo Emmett riendo – Hoy va a ser una tarde de hermanos- dijo todavía riendo.
-¿Tarde de hermanos?- pregunté extrañada.
-Claro pequeña- dijo Emmett como si fuera muy obvio para ellos dos, menos para mí.
-No entiendo- dije todavía sintiéndome como fuera de lugar.
-Pequeña, ya eres como una hermanita para nosotros… Bueno, por lo menos para mí, no sé cómo te vea Eddy- comenzó y sentí como mi cara comenzaba a ponerse colorada- Y como solo nos quedan unas cuantas horas con este nerd, vamos a hacer una tarde de hermanos entre nosotros tres- dijo riendo.
-¿Qué tienes planeado Emmett?- pregunté a la defensiva.
-VER PELICULAS- gritó mientras se sentaba en el sofá y me halaba por una mano para sentarme a su lado.
-¿Tienes que ser tan rudo?- dije sobando mi mano, de verdad que era frágil. Bueno, cualquier persona o cosa sería frágil ante el agarre de Emmett.
-Lo siento pequeña- dijo riendo.
A todas estas, Edward no había dejado de sonreír en todo momento.
-¿Por qué tan feliz Eddy?- preguntó Emmett, preguntando lo que yo no me atrevía a preguntar.
-Es la primera vez que voy a disfrutar “la tarde de hermanos”- dijo y agarró un montón de películas.- Estas son algunas de las que vamos a ver Bella, ¿con cual quieres que empecemos?- dijo sonriendome.
Cuando vi las películas sentí como la sangre huyó de mi rostro. No solamente eran películas de terror o sangrientas, eran las películas que menos me gustaban y las que más miedo me daban. Lo admito, soy una gallina, pero de todas formas no me gustaban esas películas para nada.
-Lo siento chicos- dije devolviéndole las películas a Edward – no creo que mi estomago ni yo aguantemos ninguna de éstas películas.
-¿La pequeña genio le tiene miedo al matón de la película?- preguntó Emmett en tono chistoso mientras pellizcaba mi mejilla con su enorme mano.
-¡Auch!- dije mientras intentaba soltarme de la manota de Emmett. Me solté y me paré del sofá. Una cálida mano agarró la mía, me volteé y era Edward.
-No te vayas- susurró.- Por favor- dijo mirándome directo a los ojos.
-Está bien- dije después de un suspiro – Pero no prometo que no vomitaré- advertí y ambos rieron ante mis palabras.
Me senté entre ambos chicos y comenzó la primera tortura de la tarde. No sabía porqué pero estaba incómoda entre ellos. Lentamente me dejé caer al suelo y recosté mi espalda del mueble, puse mi frente en mis rodillas y traté de no escuchar nada. No lo logré. A cada rato pegaba brincos en el suelo, provocando que los chicos se rieran muy fuerte. La película continuó así, yo brincando y temblando de miedo y ellos riéndose de mi.
-Es bueno verte asustada de vez en cuando Bella- susurró Edward – Siempre pareces tan segura de todo, que no pareces una niña- dijo aún más bajito en mi oído, haciéndome estremecer.
-No siempre estoy segura de todo Eddy- dije mientras me levantaba del suelo y caminaba hacia alguno de los cuartos, no me importaba a cual entraba, mi estomago no aguantaba un minuto más de los sonidos de la película.
Entré en el primer cuarto que encontré y corrí directo al baño.
Estaba en lo correcto. Mi estomago no aguantó nada, por lo que vomité todo lo que podría haber tenido dentro de él. Cuando me tranquilicé enjuagué mi boca con agua y salí del baño. Me di cuenta de lo linda que era la habitación. Una gran cama en el centro de ella, con una mesita de noche, un escritorio, un armario y un gran sillón negro de cuero en el que provocaba dormir. Me senté en la cama y recosté mi cabeza de una de las almohadas, el aroma de ellas era… era… ¡ERA IGUAL AL DE EDWARD!.
Me encantó tanto tener ese olor conmigo que enterré mi cara en la almohada y me acosté en la cama. No supe cuando, pero me quedé dormida.
Sentí como alguien pasaba cuidadosamente una mano en mi espalda y me desperté lentamente…
-Cinco minutos más mamá- dije mientras me revolvía en la cama.
-Error- dijo una voz de hombre. –no soy tu mamá- terminó riendo.
Me levanté de golpe y me encontré con la hermosa sonrisa de Edward, aunque lo notaba un poco preocupado.
-Lo siento, te desperté- dijo sonriendome- ¿Estás bien?- preguntó
-Si, ahora sí… ¿Cuánto tiempo dormí?- pregunté, ¡capaz que ya era domingo!.
-Solo unos 20 minutos- dijo mientras se acercaba a mi.- ¿así que eres de estomago débil?- dijo en tono burlón.
-Lamento eso Cullen, pero si, si soy de estomago débil y no me vas a obligar a volver a ver esa estúpida película- dije bajito, pero molesta.
-No voy a obligarte a nada- dijo riendo- es más, vengo a proponerte mi compañía- dijo mientras se acostaba a mi lado.
Me acosté sobre su pecho y cerré mis ojos.
-¿Porqué no me abrazaste así cuando me senté en el suelo?- pregunté aún con los ojos cerrados.
-Una apuesta con Emmett- dijo y yo subí mi rostro hacia el suyo.
-¿De que trataba?- pregunté
-Emmett dijo que serías capaz de soportar la película…- comenzó y ya sabía el resto.
-Y tu le dijiste que yo no sería capaz- dije medio molesta.
-En parte si, pero la otra parte del trato era que no podía tocarte ni interferir en la película- dijo triste.
-¿Qué ganaste?- pregunté.
-Toda una tarde contigo- dijo sonriendome.
-Lamento decirte que solo pasaré la tarde contigo si no vemos ninguna película que me haga vomitar de nuevo- dije y sentí como se debatía para no reírse de mí- Adelante, ríete- dije y él lo hizo. Su risa era musical, nunca antes lo había escuchado reírse con tanta fuerza.
-No me molestaría quedarme aquí, acostado contigo toda la tarde- dijo luego que se calmó del ataque de risa.
-Me agrada ese plan- dije mientras me acomodaba mejor sobre su pecho.
Sé que es extraño que lo diga, pero parecía que estábamos hechos como piezas de rompecabezas o algo por el estilo, porque cada vez que Edward me abraza de esta manera me siento muy cómoda sobre su pecho…
Estuvimos un rato en un silencio muy cómodo…Luego comenzamos a hablar sobre algunos temas que nunca habíamos tocado, como el porqué de nuestros estudios, algunas comidas que no nos gustaban y hasta los lugares con los que soñábamos visitar.
Mas rápido de lo que creía se hizo de noche, por lo que Edward me acompañó a mi apartamento. Como no era muy lejos fuimos caminando, pero Edward tuvo que prestarme una de sus chaquetas para que me la pusiera sobre la mía porque el frío de la noche estaba muy fuerte. Durante el camino le conté a Edward que mañana le daría clases a Alice en la mañana… me deseó suerte con eso, porque, según él, sería como tener dos alfas en un mismo cuarto…
-¿Cómo que dos alfas?- pregunté a mitad del camino.
-Verás Bella, Alice es muy directa con las cosas. Español es una de las cosas que peor se le dan a mi querida hermana y apenas comience a sentir que no es tan buena como tú en eso, se va a estresar y va a hacer que te estreses tu también.- dijo entre risas.
-Si lo dices será por experiencia, ¿cierto?- pregunté sonriendo. Ver a Edward reír era una de las cosas que me deslumbraban completamente.
-Una vez Al me pidió que le enseñara a hacer pizza… puedo decir que eso fue lo último que dije en lo que ayudaría a Alice- dijo riendo todavía más fuerte.
Seguimos caminando lentamente hasta mi apartamento, parecía que ninguno de los dos quería que se acabara el camino… En alguna parte del camino me di cuenta que en solo un día Edward se iría a Harvard… Suspiré muy alto al acordarme.
-¿Y eso porqué fue?- preguntó Edward mientras me hacía girar para quedar frente a él. Tuve que levantar mi rostro para poder verlo a los ojos. Sabía que si mentía igual se iba a dar cuenta, por lo que decidí que sería sincera.
-Te vas en menos de un día- dije muy bajito sin dejar de verlo a los ojos.
-Bella… ¿De verdad quieres que vaya?- preguntó acercándose más a mi rostro.
-Es una oportunidad muy grande Edward- dije tratando de ordenar mis pensamientos en mi cabeza, no lograba concentrarme con Edward a esa distancia de mi rostro.
-Bella…- comenzó, pero pareció cambiar de idea porque una sonrisa se apoderó de sus labios.- ¿Puedo preguntarte algo?-dijo sonriendo.
-Creo que de todas formas lo vas a hacer, así que… adelante- dije un poco sorprendida por la pregunta.
-¿Puedo besarte?- preguntó sin más. Me quedé en shock. Creo que hasta mi boca se había abierto por la sorpresa. Edward se estaba riendo un poco y cerré mi boca, pero no podía decir nada… ¡Tenía que decir o hacer algo en éste mismo momento!
Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Subí mis manos a sus hombros y me puse de puntitas para que nuestros labios se encontraran finalmente. Esta era la segunda vez que Edward besaba a Edward en serio. El puso sus manos en mi cintura y me pegó completamente a su cuerpo. Nos besamos con pasión, pero en ese momento recordamos que necesitábamos oxígeno para vivir, así que lentamente nos separamos y vi a Edward directamente a los ojos.
-Eso fue un si- dije apenas en un susurro.
-Me encantan tus “si”- dijo sonriendome.
Edward me abrazó por los hombros y seguimos caminando, de vez en cuando Edward besaba tiernamente mi cabello y yo sentía como mi sonrojo no mejoraba, en vez de eso, sentía como que cada vez me ponía más y más roja…
-Te ves adorable cuando te sonrojas- dijo sonriendome.
-Gracias- dije.
-Bella, ¿puedo venir mañana en la tarde?- preguntó Edward, no me había dado cuenta que ya estábamos en la puerta del edificio.
-Claro, me sentiría mal si no lo haces- dije riendo por mi extrema sinceridad.
-De acuerdo- dijo riendo conmigo. –Nos vemos mañana Bella- dijo Edward mientras me abrazaba.
Cuando me soltó, rápidamente me subí un escalón para quedar a la altura de su rostro y besé su mejilla. Edward se sonrojó, pero no dejó de sonreírme.
-Buenas noches Edward- grité mientras terminaba de subir las escaleras hacia la puerta del edificio.
Me giré rápidamente para verlo y creo haber entendido de sus labios la palabra “maravillosa” pero no lo sé bien. Subí rápido al apartamento y me asomé por el balcón del pasillo, ya no había rastro de Edward, pero igualmente una sonrisa se apoderó de mi rostro.
Entré al apartamento y me encontré una nota de Alice y Rose…
“¡Hey Bella!
Rose y yo salimos con Emmett y Jasper…
A Em se le escapó lo de la apuesta con Edward, mándame un mensaje para saber cómo sigues…
Mañana te despierto temprano para mi primera clase de español
TE QUEREMOS
Ali y Rose”
Me reí un poco con la carta, la doble y la metí en el bolsillo de mi pantalón.
Me fui a mi habitación, me puse mi pijama de shorts y camiseta, pero estaba haciendo tanto frio que decidí dormir con la chaqueta que Edward me había dejado… El olor de Edward estaba por toda la chaqueta y creo que eso me ayudó mucho para quedarme dormida prácticamente en el momento en que mi cabeza tocó mi almohada.
|