Esme no podía creer que su hija fuese novia del hombre que había tenido ese sexo tórrido y caliente sobre el capó de su coche. Y la pregunta de si ella se habría acostado con él, era la más patente en su cabeza. Una joven como Paula, tan guapa y atrayente, sin necesidad de aparentar nada en concreto era un bocado exquisito para alguien como Adam, un joven experimentado y acostumbrado a mantener sexo con mujeres por puro deporte.
-Quiero que alejes a ese hombre de ella-.
-Esme nos estamos precipitando-.
Carlisle pasó por su pelo su mano y echó su cabello medio largo y rubio hacia atrás.
-En absoluto, es mi hija y me niego a que tenga sexo con ese hombre-.
-No sabes nada de Adam... ¿o si?-.
Había sido un terrible error por parte de Esme pensar que el perspicaz doctor Cullen no se daría cuenta de que ella, en realidad, si le conocía y más que de palabras.
-Hace unos días me dices que te acuestas con otro hombre... te niegas a relevarme su identidad, en el hospital, no mantienes trato con nadie, ya que todas son enfermeras y los médicos precisamente
se fijan en las enfermeras, no en las doctoras ya que es algo mucho más fácil... el único hombre que ha entrado en esta casa además de mi, ha sido Adam... ¿debo suponer que te lo has follado Esme?-.
Esme no sabía que decir, ella dio un paso hacia atrás sobre la alfombra que cubría la entrada de su casa y respiró hondo, se tapó la cara con las manos y notó el roce de su pulsera de oro, esa que Carlisle le había regalado el mismo días que Paula nació.
-Cristo Esme...-.
-¿Tu me vas a decir lo que está bien o mal?-.
-Es un chico desequilibrado-.
-Ese chico desequilibrado me folló sobre el capó de nuestro coche-.
Carlisle cerré los ojos y dio un puñetazo a la puerta de la cocina haciéndole una fija raja a la misma.
-Ahora ya sabes lo que se siente...-.
Esme vio en su marido una expresión que hasta ahora no había visto, estaba profundamente enfadado, la vena del cuello tensas y los brazos musculados firmes a ambos lados de él, cerraba los ojos y exhalaba lentamente entre sus brillantes y perfectos dientes.
No dijo nada más, el doctor la apartó y salió por la puerta principal. Esme sintió que las piernas le flaquearon y se vio sentada sobre esa alfombra de la entrada, cerró los ojos para contener las lágrimas y se abrazó a si misma intentando mantenerse unida, estaba temblando y el echo de tener que reprimir sus emociones dejó de tener sentido, lloró como no lo había echo en mucho tiempo.
Si antes tenía una oportunidad con Carlisle ahora definitivamente, se había ido todo al traste, se sentía miserable por lo ocurrido y también por su hija... ella era ahora mismo la punta de un triángulo de algo pasado, algo sucio, que era precisamente como se sentía en ese momento.
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El doctor Carlisle Cullen tenía muchas facetas, y una de ellas era la rabia, de joven había sido un muchacho problemático al que le había ido el sexo duro en lugares públicos.
Carlisle aporreó la puerta de la casa de los Black y quien le abrió fue Billy.
-¿Está Adam?-.
-Si... claro... Adam...-.
Se escucharon los pasos en las escaleras y vio al chico, vestido con unos pantalones orgados negros y una camiseta de mangas largas y cuello redondo del mismo color.
-Tenemos que hablar- dijo Carlisle apretando sus puños-.
El chico esquivó a su padre y salió fuera sin ningún tipo de miedo.
-¿Se ha enterado de lo mio con paula?- estaba tranquilo-.
-De eso y de que te has follado a mi mujer-.
-Se equivoca doctor-.
-Ella misma me lo dijo-.
-No fui yo, fue una de mis personalidades ¿recuerda que le hable de ellas?-.
-No puedo creerlo-.
-Que Esme le diga como le dije llamarme...- el chico se fortó la cara con las manos- doctor a mi Paula me gusta mucho, siento lo que ha pasado pero no puedo hacer nada por cambiarlo, siento que la quiero, que me gusta-.
-Aléjate de mi hija, si pones un pie en mi casa tendré derecho a pegarte un tiro-.
Adam le miró fijamente y metió sus manos en sus bolsillos.
-No puede alejarme de ella doctor-.
-Ponme a prueba-.
Carlisle le dio un puñetazo al chico que lo tumbó y le hizo sangrar el labio inferior. El padre del chico miraba todo petrificado desde la puerta sin poder moverse.
-Mañana mismo Paula verá tu historial y no querrá acercarse a ti, JAMÁS!-.
-Doctor... por favor...-.
Carlisle no escuchó al chico y se fue andando de nuevo hasta su casa. Esto había terminado.
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