BELLA POV.
Me desperté en la cama rodeada por los brazos de Edward completamente a gusto, me había quedado dormida en el sillón y no me sorprendió que él me cargara hasta aquí. Esta vez fui yo la que preparo el desayuno, ya que él dormía profundamente y no quería levantarlo, se veía demasiado tierno, prepare unas tostadas, café y lo coloque todo en una bandeja dirigiéndome al cuarto, me senté a su lado y coloque la bandeja sobre la cama, le bese el rostro, la frente, la mejilla…
-Edward despierta-susurre suavemente en su oído.
-Hum, no…-murmuro con los ojos cerrados.
-Despierta mi Eddy-le bese los labios suavemente-vamos a desayunar.
El abrió sus ojos y se encontró con mi rostro el cual acaricio una y otra vez, además de besar mis labios y mi mejilla.
-Ya es definitivo, me quedo a dormir todos los días con tal de despertar así-murmuro sobre mis labios.
-El café se enfría-le recordé separándome y tomando una tostada. El rio entre dientes y agarro una tostada.
Comimos en silencio y luego mi celular comenzó a sonar, Edward se estiro sobre mí, aprovechándose seguramente, y me alcanzo el celular que se encontraba sobre la mesita de luz.
-¿Hola?-pregunte mirando a Edward con una sonrisa.
-Bella, cariño ¿Cómo estás?-pregunto la voz de mi madre y ahí recordé lo que Edward y yo haríamos esta tarde.
-Oh, bien mamá me hiciste acordar de que hoy debía llamarte.
-Pues yo ya te llame ¿Qué ocurre?
-Veras, me preguntaba si hoy podía ir a cenar a casa…
-Eso es estupendo-interrumpió mi madre.
-…Con compañía-agregue.
-Mmm, Bells, claro que si ¿Es un muchacho?-pregunto y Edward rio ya que se escuchaba la conversación.
-Ya lo veras por ti misma, iremos a las ocho, nos vemos mamá.
-Adiós Bella, nos vemos-entonces colgó.
-Escuchar las conversaciones ajenas es de mala educación ¿Sabías?-le dije a Edward pasando una mano por su perfecto cabello.
-Sí, lo sabía pero tus conversaciones son muy interesantes-me atrajo a su cuerpo y luego me beso dulcemente.
Nos quedamos toda la tarde en mi casa comiendo pochoclos y viendo una película, bueno ninguno de los dos vio mucho la película, ya que al tener nuestros rostros tan cerca no nos pudimos contener mucho. La película termino y Edward empezó a hacer zapping hasta que dejo un canal de Discovery Channel.
-Oh, no cambia eso-le pedí y el negó con la cabeza-no seas aburrido, pon otra cosa-volvió a negar-creo que no tengo opción-entonces me miro con una ceja levantada, yo me pare rápidamente y le arrebate el control de la mano y salí corriendo a la vez que cambiaba de canal y ponía cualquier otro y para mi suerte termine en uno de música. Edward se paró y me corrió, yo trate de escaparme pero me tomo en brazos y me cargo a su espalda, yo le pegaba y pataleaba.
-¡Suéltame!-le ordene pero el solo se reía cada vez más fuerte, hasta que me arrebato el control de las manos-¡No es justo, yo soy baja y tú eres un obelisco, además de fuerte, bájame!!
-¡Te lo mereces!-entonces el me bajo y me tiro sobre el sofá, yo le mire de muy mala manera y se volvió a reír ante mi expresión-no seas tan mala Bella-se burló.
Entonces me pare sobre mi sillón y quede más alta que él y lo enfrente con la mirada.
-Ahora estamos bien-pero entonces, sin saber cómo, pase mis brazos alrededor de su cuello y comencé a besarlo, era mucho más cómodo estar a su altura, ya que él siempre se debía agachar bastante para besar mis labios. Rodeo con sus brazos mi cadera y me pego a su cuerpo, mis piernas flaquearon ante su contacto y caí al sofá llevándome a Edward conmigo pero ni así nuestros labios se separaron.
-Esto se nos está yendo de las manos-opino besando mi nariz.
-Tienes razón, pero me gusta-volví a besarlo pero él se apartó de mí.
-Bella-me miro a los ojos-escúchame creo que deberíamos tomarnos esto con un poco más de responsabilidad y tú sabes porque.
-Tienes razón, perdón, creo que si lo vamos a hacer tiene que ser cuando ambos estemos listos y sepamos lo que estamos haciendo.
-Cuando tú estés lista y sepas lo que haces-me corrigió y yo rodee los ojos.
-Yo te lo hare saber-le bese suavemente.
-Sé que así será.
Edward se fue a su departamento para cambiarse y volvería por mí para ir a la casa de Reneé y Charlie. Yo me bañe y me puse un jean ajustado, que Alice me recomendó, y una remera color verde agua de gaza, aparte de unos tacones, que eran los únicos que me gustaban y me había acostumbrado a ellos ya que no tenían tanto taco. Me arregle el pelo y espere a Edward mientras me mandaba mensajes con Jacob, su boda sería en cuatro días y él no podía más de los nervios y ni hablar de Carlie.
Edward me recogió y me felicito por mi atuendo y yo a él, los jeans y los sacos, acompañados de camisas, le iban muy pero muy bien.
Llegamos a la casa de mis padres y tome la mano de Edward, a la vez que tocaba el timbre de mi antigua casa, mi madre nos atendió con una sonrisa en el rostro y al ver a Edward la sonrisa de intensifico aún más, nos invitó a pasar dirigiéndose al comedor seguida por nosotros. En la mesa se encontraba Charlie, que nos sonrío, pero al ver la mano de Edward y la mía entrelazada su cara se endureció un poco.
-Mamá, Papá, él es Edward Cullen-le presente con un rubor en las mejillas y Edward sonrió.
-Hola Edward, soy Reneé, es un gusto-mi madre le tendió la mano a Edward y este la tomo.
-El gusto es mío.
-Yo soy Charlie Swan, un placer-mi padre se incorporó y al igual que Reneé este tendió la mano y Edward la presiono.
-Bueno pues siéntense, yo iré por la comida-mascullo Reneé. Edward y yo nos sentamos juntos y Charlie en frente nuestro.
-Y dime Edward ¿Dónde trabajas?-pregunto Reneé acercándose con una fuente de arroz con pollo.
-En la empresa con Bella, soy secretario junto a Alice, ella es mi hermana-relato Edward.
-Oh, ¿Tu eres hermano de la pequeña Alice? De ahí venia el apellido-le sonrió Reneé con confianza.
-¿Cuántos año tienes?-pregunto Charlie como si nada mientras le pasaba su plato a Reneé para que le sirva la comida.
-Tengo veintiuno, cumpliré veintidós el veinte de junio-le dirigió una mirada amigable a mi padre.
-Pues estamos en agosto y Bella tú cumples… ¿en septiembre?-pregunto mi padre dirigiéndose a mí.
-El trece de septiembre cumpliré veintiuno-conteste llevándome la comida a la boca.
-Oh, pues de acuerdo. ¿Iras a la boda de Jacob? A nosotros nos dejó la invitación.
-Sí, por supuesto que sí, Edward y yo iremos, hoy le mande unos mensajes y me dijo que estaba más nervioso que nunca.
-¡Ja! Y no es para menos, casarse no es cualquier cosa-nose como pero vi que lanzaba una mirada de advertencia a Edward.
La cena transcurrió sin ningún problema, Edward charlo con Reneé más que con Charlie y yo me limitaba a escuchar las risas de mi madre cuando Edward contaba alguna anécdota y para mi sorpresa cuando Edward le conto sobre su madre Reneé dijo que la conocía, que Esme era una amiga del club de cocina y que le caía muy bien.
Ayude a mi madre a levantar la mesa y a lavar los platos, esta entro a la cocina con una sonrisa y me miro expectante.
-Bella a mí no me engañas ¿Es tu novio no?-pregunto mi madre y mi rubor se mostró en mis mejillas, me incomodaba hablar con mi madre después de todo, pero quiera o no era mi madre y además ella no tenía la culpa.
-Sí, podría decirse que es mi novio-le conteste concentrándome en los platos.
-Ay, lo sabía, yo sabía ¿Cuánto tiempo llevan de novios?-pregunto emocionada.
-Diría yo que tres semanas y unos cuantos días, casi cuatro-respondí rendida.
-Me alegra muchísimo, ¿ya conociste a sus padres?
-Ya conocía a todos sus hermanos, son lo más, pero ayer conocí a sus padres son muy dulces y amables-Reneé asintió con una sonrisa.
Con Edward nos despedimos de mis padres y yo insistí en dormir en su casa, por lo que buscamos unas ropas para mí y fuimos a su departamento donde me quede completamente dormida en la cama mientras mirábamos televisión. Pero no sin antes decirle lo que siempre le decía:
-Edward, te quiero-susurre sobre su cuello con los ojos cerrados.
-Yo también-me contesto con un hilo de voz ya casi dormido.
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