Llegamos a un restaurante que estaba un poco iluminado. Edward estacionó el Volvo y me ayudó a bajar de él. Al entrar al local, las mesas estaban decoradas con hermosas velas que le daban el tono romántico al local. ?Cullen? dijo Edward cuando entramos y enseguida nos guiaron a una mesa alejada del resto, solo habían dos sillas. Edward soltó mi mano y luego me indicó que me sentara en la silla que él había corrido para mí. Asentí con mi cabeza, incapaz de decir nada, y me senté.
Edward se sentó frente a mí, viéndome directamente a los ojos? la mirada de Edward, creo que eso era lo que más me gustaba de él, la forma como me miraba.
-¿Ya decidieron que van a ordenar?- preguntó una voz que nos hizo reaccionar a Edward y a mí.
-Ehhh?-intenté decidirme rápidamente por algo del menú, pero casi se me cae la cara cuando vi los precios.- No voy a pedir nada- le dije a Edward solo moviendo mis labios para que el mesonero no se enterara.
-Queremos dos de la sugerencia del chef- dijo sonriendome- y dos coca-colas- terminó sin dejar de mirarme.
No se que tiene Edward, pero cada vez que me miraba de esa manera mi cuerpo dejaba de funcionar. En este momento solamente tenía ganas de lanzarme a sus brazos y poder besarlo de nuevo.
Seguimos sonriéndonos mutuamente en silencio luego que el mesonero se retiró, no hacían falta las palabras para decir que éste había sido el mejor cumpleaños de mi vida.
El mesonero llegó con nuestros platos y me sorprendí mucho cuando vi la enorme cantidad de pasta que tenía frente a mi.
-WOW- dije cuando reaccioné. La sonora risa de Edward me hizo levantar mi rostro para verlo. -¿Qué te parece tan gracioso?- pregunté al ver que su risa no parecía terminar.
- Tu cara cuando viste la pasta- dijo riendo todavía.
-Bueno, no soy una chica muy grande, no como mucho- dije encogiéndome de hombros y sonriéndole a Edward... ¡Era tan fácil reír y sentirme bien con él!
-Ay Bella- dijo mirándome directo a los ojos-¿Qué vamos a hacer contigo?-dijo.
-No lo sé- dije bajando mi rostro, viendo únicamente el gran plato de pasta que tenía frente a mi- Pero lo que si se es que no voy a poder con toda esta cantidad de comida- dije sonriéndole a la pasta? Si, le sonreía a la pasta. Esto solo pasa cuando Edward me miraba de esa forma? Me hacía sentir especial.
Comenzamos a comer y nuestras miradas no se habían separado ni un momento, de repente me sentí muy llena, vi mi plato y todavía quedaba más de la mitad de la pasta? ?Todo esto es tan caro y yo ya me siento como una ballena? pensé y luego suspiré viendo al plato.
-Tienes que decirme que piensas, no puedo leer mentes- dijo Edward y levanté mi rostro.
Edward ya se había comido todo lo que tenía en el plato y me miraba con ternura, pero con intriga en sus ojos.
-En que no puedo comer más- dije mientras sentía como mis mejillas ardían nuevamente.
-Tranquila, no es problema- dijo ? Emmett quedará encantado con lo que dejaste? Parece un camión de basura, se puede comer casi cualquier cosa- dijo y terminó riendo, no pude evitar reírme con él. Era verdad, en el poco tiempo que llevaba viviendo con Alice y con Rose en el apartamento del Campus, Emmett se había comido prácticamente todo lo que le ponían al frente.
Estuvimos hablando un rato más, pero no podía evitar pensar que Edward me estaba ocultando algo, parecía nervioso y a veces distraído. Pagó la cuenta y nos devolvimos al Volvo, Edward me abrió la puerta y me ayudó a subir, se subió y puso el Volvo en marcha. Estaba callado, no sabía que le pasaba. Encendió la radio del carro y estaba sonando ?Say? de John Mayer, la canté lo más bajito que pude y veía como Edward me miraba de vez en cuando, a veces sonreía y a veces me miraba extraño, como si no me quisiera decir algo.
Luego de una media hora, quizás un poco más, la intriga no me dejaba en paz, así que le pregunté
-¿Qué pasa Edward, estás como nervioso?- le lancé. Lo sé, no fue sutil, pero no aguantaba más.
-Ehhh? Bueno, de todas formas tengo que contarles a todos- dijo suspirando mientras bajaba la velocidad del Volvo- Ayer recibí un correo de la Universidad de Harvard, quieren que haga un curso de tres meses con ellos de medicina- dijo sin verme.
-Eso es genial- dije en un susurro. ?Tres meses? había dicho
-No se que hacer Bella, estoy algo confundido. Es un convenio que tienen las Universidades de Washington y Harvard y no siempre está disponible.
-Tienes que aceptar Edward, es una gran oportunidad- dije. No se por qué, pero de repente mis ojos comenzaron a picarme.
-Es que?- comenzó a decir y decidí voltearme a verlo. Sentía como las lágrimas se acumulaban en mis ojos, pero luché para que no salieran- Es que no quiero estar lejos de ti- dijo y ya no pude más, las lágrimas se derramaron de mis ojos, no sabía por qué.
-Ed- Edward, es una gran oportunidad, no la puedes dejar pasar- dije ocultando mi rostro tras mi cabello, ahora mi cara estaba viendo a la ventana, no podía dejar que Edward viera que estaba llorando, de nuevo.
-Isabella, mírame- dijo serio, su tono me molestó un poco, por lo que volteé y me encontré con su mirada.
-¡QUE!- grité molesta, no soportaba que él me dijera Isabella, aunque mi nombre sonaba como un poema cuando lo decía con esa voz aterciopelada que tanto m encantaba.
-Por favor, no llores- dijo en susurro, como cuando le hablas a un bebé mientras pasaba delicadamente una de sus manos por mis mejillas, sonreí ante su tacto, esa oleada de electricidad nunca dejaba de sorprenderme- ves, así me gusta, cuando sonríes tu rostro se ilumina? me encanta- dijo y el tono de su voz parecía que iba disminuyendo.
-Lo siento- dije apenada- lo que pasa es que es demasiado tiempo- dije volviendo mi vista a la ventana.
-Bella, todavía no decido nada- dijo y me volteé a verlo.
-Tienes que hacerlo Edward, son oportunidades que no aparecen dos veces en la vida? Mírame a mí, de no haber aceptado la beca yo nunca?- deje sin completar la frase.
-¿Tu nunca? nunca qué?- preguntó Edward mientras me sonreía torcido, como amaba esa sonrisa torcida que hacía que mi respiración se hiciera irregular.
-Nunca te hubiese conocido- dije en susurro.
No se como lo hizo, pero Edward me besó rápidamente, colocando sus manos en mi rostro y luego volvió a poner sus manos en el volante.
-ESTAS LOCO- grité- ME PIENSAS MATAR
-Nunca he tenido un accidente de tránsito Bella, cálmate- dijo riendo por mi reacción.
-Edward? Tienes que hacerlo- dije cuando estuve más clamada ?¡Tonta Bella, no quieres que se vaya! No te vayas Edward. No te vayas? rogaba en mi mente. Suena egoísta, pero algo adentro de mí me decía que al lado de Edward mi vida iba a estar completa, algo me decía que Edward fue hecho para mí, así como yo fui hecha para él.
-No quiero dejarte- susurró sin verme.- Pero? Tienes razón, son oportunidades que solo aparecen una vez en la vida? ¿Bella?- dijo ahora viéndome a los ojos. Su mirada estaba triste, en sus ojos podía ver que de verdad le dolía separarse de mí.
-Dime-
-¿Me esperarías?-Preguntó
¿Edward me estaba pidiendo que lo esperara? ¿Escuché mal?... ¡No! No escuché mal? Claro que esperaría a Edward, ya había esperado 17 años de mi vida por mi primer beso, podía esperarlo tranquilamente tres meses.
-Claro Edward, claro que te esperaría- dije sonriéndole.
No me había dado cuenta que ya estábamos estacionados debajo del edificio donde vivía? ¡Qué rápido pasa el tiempo cuando estás con la persona que mas quieres!
-Eres maravillosa-dijo Edward mientras me abrazaba luego de ayudarme a salir del carro- No sabes cuánto deseo que esos tres meses pasen muy, pero muy rápido-dijo susurrando en mi oído- todavía no me he ido y ya siento que te extraño- dijo aún más bajo en susurro.
-Edward?-comencé luego de estremecerme por el tono de su voz-?¿Cuándo te- traté de decir pero no me dejó terminar, ya que sus labios capturaron los míos en un desesperado beso que duró muy poco para mi gusto.
-El domingo- dijo luego de colocar su frente junto a la mía.-El curso comienza el lunes, además me van a valer las materias que vea allá de medicina cuando vuelva- dijo y cerró sus ojos.
-Domingo?-susurré mientras despegaba mi frente de la suya.
Me giré quedando de espaldas a Edward, tenía que componer mi rostro para que él no se diera cuenta todo lo que me dolía que se fuera? No podía explicar por qué me sentía así cuando apenas estoy conociendo a Edward, pero únicamente con él me sentía feliz, completa, mi corazón saltaba de mi pecho cada vez que se acercaba? tantas cosas que no se pueden contar.
-¿Me vas a llamar, verdad?- pregunté luego de un momento, mientras me volteaba para encararlo con mi mejor sonrisa.
-Te lo juro- dijo mientras me envolvía entre sus brazos, ahí sentía que todo mi mundo era perfecto.
Hundí mi cara en el pecho de Edward inhalando su delicioso aroma, tratando de grabarlo en cada rincón de mi mente?
-Hueles a fresas- dijo Edward. No me había dado cuenta que Edward tenía su rostro en mi cabello. ? No lo voy a olvidar nunca, lo amo- dijo y levanté mi rostro? Edward me estaba sonriendo como nunca? Inmediatamente sus labios rozaron delicadamente mis labios en un tierno beso en el que sentí como cada vez que Edward me tocaba, me estremecía.
-Creo que ya debo subir- dije sonriendo luego de haber separado lentamente mis labios de los de Edward.
-Sí, sería buena idea? ¿Puedo pasar por ti mañana? ?preguntó mientras me envolvía de nuevo en sus brazos.
-Claro, te veo en la mañana entonces- dije abrazándolo
Nos despedimos y subí por el ascensor del edificio, cuando salí escuché una corneta ya familiar, me asomé por el balcón que daba hacia el estacionamiento y ahí estaba Edward, sonriendome mientras agitaba una de sus manos. Me despedí con una mano en respuesta y el Volvo arrancó.
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