15. Funeral.
Bella POV
Ya habían pasado tres días del fatídico momento en el que me di cuenta que mi mejor amigo ya no estaba conmigo ni con Seth. Al día siguiente sería el entierro de Jacob. Yo estaba destrozada, andaba de un lado de la casa a otro como un muerto en vida, no llegaba a comprender porque tenía que haber muerto él, con toda la gente que hay en el mundo y especialmente tenía que morir él.
Otro de los aspectos que me tenían hundida en la tristeza era mi pequeño Seth. Diariamente preguntaba por su papi y yo como no tenía el suficiente valor para explicarle lo que había sucedido, yo le decía que estaba de viaje. Pero esa conversación no la podía aplazar más, ya que en el entierro Seth tenía que estar presente. Así que cuando volví del hospital, después de haber pasado esos tres días sin ir a visitarla, me dirigí a la escuela de Seth y esperé a que saliese de clases para darle una sorpresa. En cuanto fueron las cinco y se abrieron las puertas mi pequeño vino corriendo hacia mí y en cuanto estuvo a mi lado me abrazó y me dio un sonoro beso en la mejilla. Yo le correspondí el abrazo como si mi vida dependiera de ello.
-Mami, podemos ir al parque un ratito? – me dijo con una mirada de suplica plasmada en su carita. Yo acepté, ya que no podía negarle nada a ese pequeño hombrecito, que me recordaba tanto a su padre.
Una vez estuvimos en el parque, le compré un helado al principito y me senté en un banco observando cómo jugaba mientras me perdía en mis pensamientos. Aún no asimilaba que jamás volvería a escuchar las bromas ni los ingeniosos comentarios de mi amigo. Tampoco volvería a escuchar esos buenos días y la sonrisa que me regalaba al decírmelo justo cuando se acababa de levantar. Jamás llegué a imaginarme una vida en la que él no estuviese a mi lado. Lo necesitaba para poder ser completamente feliz, necesitaba sus abrazos que me dejaban sin aire, sus besos en la mejilla cada vez que me veía entrar por la puerta e incluso echaba de menos todas las veces que me molestaba y me hacía cabrear. Porque a pesar de que me molestase o me mimase era él, mi niño en cuerpo de hombre.
Llevaba tres días sin poder dormir, ya que cada vez que cerraba los ojos e mi mente aparecían los penetrantes ojos negros de mi amigo en el momento en el que destapé su cuerpo en el pasillo del hospital. Pero debía ser fuerte delante de Seth, una vez que me encerrase en mi habitación volvería a llorar desconsoladamente pero en estos momentos delante de mi pequeño, ponerme a llorar sería lo peor que podría hacer, sobre todo teniendo en cuenta que aún no sabe lo que realmente le ha pasado a su padre. Pero me esperaría a decírselo después de cenar.
Luego en otra parte de mi corazón se encontraban Edward y Sophie. La muerte de mi amigo tan solo había traído una parte buena, y esa parte era que la pequeña Sophie se iba a recuperar. Durante estos tres tristes días la han sometido a una infinidad de pruebas para asegurarse que la pequeña era compatible. Pero en este aspecto, dios nos ha ayudado y ha hecho que la pequeña asimile perfectamente la sangre de mi casi hermano. Y cuando digo que la ha asimilado, me refiero a que la pequeña ya está prácticamente recuperada y tan solo falta que su cuerpecito acabe de adaptarse a la sangre, ya que ya le han realizado la transfusión.
Hoy cuando he ido a visitarla, al principio no me quería ver, ya que decía que no había estado a su ladito durante esos días en los cuales los médicos le habían hecho mucho daño. Me acusó de no quererla, en cuanto escuche esas palabritas e su boquita y vi como las lagrimas se desbordaban de sus ojitos no pude hacer más que abrazarla y asegurarle que la quería con toda mi alma y que no había estado con ella, porque yo había estado muy triste estos días y ella necesitaba a su lado a alguien fuerte.
La pequeña ya se mantenía despierta por si sola y los doctores le habían retirado todo tipo de medicamentos y la habían desenchufado de las maquina, ya que aseguraron que la niña se encontraba en perfectas condiciones y que si todo seguía tal cual el momento dentro de poco nos la podríamos llevar a casa, pero siempre y cuando hiciese reposo.
-Mami, estoy cansado. Nos vamos a casita? – me preguntó mi niño mientras se colgaba de mi cuello y me daba un beso en el cuello.
-Claro pequeño – le dije. Esa noche cenamos tranquilamente, mientras él me explicaba cómo había sido su día en la escuela. Después de cenar nos sentamos en el sofá y lo senté en mi regazo mientras lo abrazaba.
-Pasa algo, mami? – me preguntó con tono preocupado.
-Tengo que explicarte una cosita, pero sobre todo quiero que me escuches hasta el final – empecé a explicarle.
-La verdad es que te he mentido un poquito. Papá no volverá nunca más. Él ha tenido un accidente y ahora el está con la abuela Elisabeth cuidándola- él me miró asustado.
-Porque no se ha quedado con nosotros? – preguntó al borde de las lagrimas.
-Porque había una persona que lo necesitaba más que nosotros. Pero no te preocupes, ya que él siempre estará con nosotros cuidándonos y queriéndonos desde el cielo. Ven mi amor – le dije mientras me levantaba del sofá y me dirigía hacia la terraza. Una vez fuera lo cogí en brazos y señalé hacia las estrellas.
-Mi amor, ahora tu papi es una estrella en el cielo, que siempre nos está vigilando para que no nos portemos mal. Pero él nunca nos abandonará. Nosotros ya no lo podremos ver pero lo podremos sentir a nuestro alrededor y cada vez que nos pase alguna cosa buena es porque el lo ha hecho – el me miraba curioso, mientras sus lagrimitas caían por sus mejillas.
-Y cuando quiera hablar con él? – me preguntó
-Simplemente tendrás que mirar al cielo y explicarle lo que le quieras decir, el siempre nos escuchará – le expliqué mientras lo abrazaba fuerte y empezaban a llorar en silencio.
-Papi, te quiero mucho y espero que no te olvides de mí porque yo nunca lo voy a hacer- dijo, pero lo que más me sorprendió es que después de decir esas palabras miró al cielo y lanzó un beso en dirección a este.
-Seth, mañana será un día muy duro, ya que nos tendremos que despedir de papi. Pero necesito que seas un niño fuerte, y que sobretodo te acuerdes que aunque mañana sea el último momento en el que lo veamos el siempre estará en nuestros corazones – le expliqué mientras los dos llorábamos.
-Y en el cielo mami – me dijo con una pequeña sonrisa
-Caro que sí mi amor, en el cielo también. Pero ahora tenemos que acostarnos para poder despedir mañana bien guapos a papi – le expliqué pero el aumento la fuerza en el abrazo en el que me tenía atrapada.
-Podemos dormir hoy en la tumbona de la terraza los dos abrazados, es que quiero estar hoy cerquita de mi papi – esas palabritas me partieron el alma.
-Claro que si pequeño – y en esa posición nos quedamos dormidos mientras mirábamos el cielo estrellado.
A la mañana siguiente unos leves rayos de sol me despertaron y en ese momento me di cuenta que seguíamos en la terraza, por eso, antes que mi pequeño despertase lo lleve a mi cama y lo tapé. Una vez e aseguré que él estaba cómodo y plácidamente dormido me dirigí hacia el baño donde me di una ducha intentando arrancar todos los males de mi alma con el agua, pero aunque me restregase con mucha fuerza el dolor seguía en mi corazón. Después de treinta minutos salí del baño duchada y con el pelo seco. El resto de la mañana hasta que Seth se despertó estuve arreglándome para el funeral. Justo cuando estaba poniéndome los pendientes y acabado de retocar el maquillaje mi pequeño despertó y se abrazó a mis piernas.
-Hola mami, hoy es el gran día – me dijo dedicándome una hermosa sonrisa igual a las que su padre me dedicaba cada vez que me veía.
-Claro que sí, hoy es el gran día. Por eso tienes que estar muy guapo. Venga vamos a arreglarte – le dije mientras le cogía de la mano y lo llevaba hasta mi dormitorio donde lo peine, lo vestí y lo preparé para el funeral.
Dos horas más tarde nos encontrábamos en el cementerio. Hoy era el día que le daban el alta a Sophie y por lo tanto Edward no podía estar a mi lado reconfortándome y eso me dolía en lo más profundo. El funeral pasó entre lagrimas y llantos, pero hubo un momento que provocó que todo llorásemos incluido el cura que organizaba la despedida. Ese fue el momento en el que mi pequeño se dirigió al micro y empezó a hablar dejándonos a todos sorprendidos y emocionados.
-Hola, mi nombre es Seth Black. Solo quiero decir que desde que nací, mi papi fue el mejor papi que puedan imaginar. Siempre que me caía él venía a curarme las heridas, por las noches me tapaba con la mantita cuando se me caía y cuando tenía miedo dormíamos juntos. Solo quería decir que lo amo mucho y que jamás te olvidaré papá – dijo entre sollozos y lagrimas. En cuanto acabó de hablar vino corriendo hacia mí y me abrazó fuertemente. Después de escuchar las palabras de mi pequeño todos empezamos a llorar. Pero antes de que me diese cuenta mi niño se volvió a separar de mí y se acercó al ataúd de Jacob, donde dejó una foto donde salíamos los tres en el parque abrazados y riéndonos. Muy despacio le dio un beso al ataúd de su padre y dejó la foto encima de esta.
Hola chicas, espero que os guste. Ya sé que este capítulo es un poco triste pero es necesario para la historia. No sé a vosotras lo que os habrá pasado pero a mi mientras lo escribía se me ha escapado alguna lagrimita. Un beso y espero sus reviews
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