No espere mucho por un vuelo, llego directo a Roma, esta vez el viaje se hizo interminable. Creo que durante ese tiempo solo abrí la boca para solicitar el pasaje a Italia.
Mi paciencia se agotaba, quería llegar luego. El dolor seguía vivo y latente. Me cambie lo que tenía puesto en el aeropuerto.
Cuando por fin llegue, tome otro vuelo a la cuidad de Florencia, donde me dirigiría a Volterra.
Definitivamente era mi única opción.
Durante esos instantes yo repasaba mis opciones, la primera era simplemente pedirles con cortesía pero firmemente que acabaran con mi existencia y la segunda si se niegan, hacer algo que produzca que actúen con toda su furia y me desperezcan de una vez, tenía varias ideas, matar a todos los que se cruzaran en mi camino sería fácil y no demoraría mas que un par de segundos en hacerlo. No. Me frené. Se lo debo a su memoria, a ella no le hubiese gustado para nada, la primera opción era lo más noble que podía hacer.
También podría atacar a la guardia, eso funcionaría, pero necesitaría público, no, mejor levanto un coche con una mano y lo estrello en medio de la plaza.
El sol era débil al atardecer, pero al pasar las horas en la mañana brillaría con toda su intensidad. Esa era una buena opción solo caminar, por las calles de la cuidad para que los humanos me reconocieran y así les obligaría a acabar conmigo.
Cuando entre a Volterra, me di cuenta que el día siguiente era especial, había bastante movimiento dentro y en los alrededores de la cuidad, por los arreglos supe que iba celebrar el día de San Marcos.
Se hizo fácil hallar la mansión de los Vulturis, era una o la mas grande que había en la cuidad, fui directamente, sabia que con el solo hecho de decir mi nombre me recibirían de inmediato y así fue, la recepcionista me condujo a un gran salón inspirado en el siglo XVI, los primeros en aparecer fueron dos miembros de la guardia claramente por la curiosidad que despertó mi presencia, eran Félix y Dimitri. Más atrás, venían Aro, su guardia personal Renata, Marco, Cayo, Alec y la misma Jane, se vean tétricos con sus capas les reconocí de inmediato.
- He oído bien, tu muchacho eres Edward Cullen, hijo de mi queridísimo amigo Carlisle- Pregunto en tono de confirmación y de satisfacción al mirar mi ojos dorados.
- Así es – Respondí asintiendo.
Marco se mostraba menos atento pero realmente estaba poco interesando.
- Esto es maravilloso, tener el honor de conocerte al fin y tenerte en nuestro hogar, se bienvenido. Se encuentra Carlisle en la cuidad, ¿Por qué no ha venido contigo?
- El honor es todo mío- Dije, a Aro y a Cayo les encantaba que les alabaran- No, he venido solo yo, mi padre se encuentra en America junto con toda mi familia.
- Te encuentras recorriendo el mundo como alguna vez lo hizo tu padre y viniste a pasar una temporada con nosotros, estaremos felices de recibirte y cuanto tiempo quieras- Dijo Aro definitivamente complacido.
- Déjalo Hablar Hermano – Le recordó Cayo, preguntándose que me traería a Italia.
Me sentía incomodo, pero dentro de poco esto acabaría. El alivio de dejar mi dolor, me dio la fuerza para seguir:
-Quiero pedirles que me maten.
Todos los presentes se me quedaron mirando desconcertados y preguntándose y era cierto lo que yo acababa de pedir.
- Que has dicho – Pregunto Marco.
- Nos acaba de pedir que terminemos con su existencia – Respondió Cayo.
Asentí con firmeza.
- Porque- Pregunto Cayo.
- Mis motivos son simples, no quiero seguir prolongando una existencia desgraciada y vacía, llena de frustraciones, de amarguras, de oscuridad. Nada absolutamente nada tiene sentido para mí y jamás lo podría tener, para mi esta situación es realmente insoportable. Para serles sincero no quiero vivir mas y les ruego, no, les suplico que me maten y lo antes posible.
Mi argumento no satisfació a los presentes quienes me miraban casi perplejos, todos estaban orgullosos de quienes eran y de sus habilidades, no podían comprender que un vampiro quisiera dejar de vivir.
- Veo que estas decidido- Dijo Marco.
- Absolutamente.
- Estoy seguro que hay algo más- Afirmó Cayo.
No dije nada.
Aro en forma inesperada se acerco a mí, la guardia entera se sorprendió.
- Me permites- Extendió su mano hacia mí.
- Amo – Dijo Jane.
- Tranquila querida.- Le ordeno.
Si era el precio a pagar para que me mataran lo antes posible que Aro supiera toda la historia de mi vida, lo pagaría.
- Adelante- Dije resignado. El me toco y cerró los ojos.
Mis recuerdos comenzaron a ser leídos por su mente, mi transformación, mi familia, mis años lejos de ella, mis salidas de caza, mis pocos recuerdos como humano, mis habilidades, las de mis hermanos, nuestros cambios de ciudades, nuestros hábitos, los años transcurridos, mis gustos, mis actividades y …finalmente Bella, el momento en que nos conocimos, sus hermosos ojos, su olor, el monstruo dentro de mi, mis ganas de acabar con su vida, mi incapacidad de leerla, mis sentimientos incompresibles hacia ella, mi amor, mi devoción, nuestra relación, nuestro secreto, mi miedo, nuestras noches, sus caricias, su pasión, mi felicidad, su excelente relación con mi familia, con mi hermana, el partido maldito, el rastreador, la persecución, el enfrentamiento, su sangre, su recuperación, mi tranquilidad, nuestros momentos, mi ganas de ella, de su cuerpo, sus sentimientos hacia mi.
Trate de liberarme, el estaba fascinado por lo que veía y no me soltó.
Los recuerdos seguían escapándose, su vida junto a mi, sus gustos, su alegría, su familia, el día de su cumpleaños, el incidente, mi angustia, mi decisión, mi mentira, mi tiempo lejos, la llamada, la noticia de su muerte, mi locura, mi desesperación y mi determinación.
Aro me soltó, asombrado, en un instante Renata estaba a su lado, los demás permanecieron inmóviles.
- Ya lo he podido ver, realmente es impresionante.
- Que has visto Hermano- Pregunto Cayo.
- Nuestro joven amigo se enamorado, se ha enamorado de una preciosa humana que lamentablemente ha dejado de existir.
- Ya veo- Dijo Marco.
- Me has dado mucho en que pensar, antes de tomar una decisión, hermanos hay muchas cosas que considerar.
Los que estaban presentes, estaban confusos.
Dimitri y Félix pensaban casi igual que si Aro les ordenaba acabar conmigo, lo harían sin ningún inconveniente.
Alec por su parte no entendía que me hubiera podido interesar simplemente por una humana.
Jane estaba dispuesta a torturarme mientras otros me desmembrarán le hacia feliz torturar a cualquiera.
Cayo cuestionaba todo lo que había dicho su hermano.
El único que me entendía era Marco.
- Edward – Dijo Aro- Te pedimos que esperes, ya que has optado por venir a nosotros, tenemos que examinar esto detenidamente, sabes por quien, por tu padre nuestro amigo Carlisle.
Asentí- Les vuelvo a reiterar mi petición, les pido que acaben conmigo, no quiero vivir mas.
- Vuelve al amanecer- Dijo Marco.
Salí del salón y de la mansión, aquella iba a ser la ultima noche de mi existencia, de eso estaba seguro.
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