Arriesgándome

Autor: AxiisDaniiela
Género: General
Fecha Creación: 29/03/2010
Fecha Actualización: 01/04/2010
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 47
Visitas: 77841
Capítulos: 36

Amar es arriesgarse a que no te quieran. Esperar es arriesgarse a sentir dolor. Intentar es arriesgarse a fracasar. Pero hay que arriesgarse. Porque lo más peligroso en esta vida es no arriesgar nada…

Espero que disfruten de mi segundo Fic!....

Espero sus comentarios y sus votos :)

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Capítulo 13: Capitulo 13

Cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Alice se metió al cuarto y detrás de ella se metió Rosalie. Alice me quitó la nota de las manos y yo me quedé con mi frente en la pared mientras ellas la leían.

-Aww, que romántico- dijo Alice mientras me tocaba el hombro- ¿quieres ver que te regalamos Rose y yo?- preguntó.

-¿solo vas a decir eso de la nota?- pregunté mientras me volteaba.

-¿Qué más quieres que diga?... Yo tampoco se el significado de las flores- me dijo sonriendome- Bueno, si lo sé, pero quiero que lo busques tu misma- terminó y me volteé a ver a Rosalie.

-¿Cómo la soportas?- le pregunté mientras señalaba a Alice

-Con años de práctica- dijo Rose sonriendo.

-¡Ay ya!- dijo Alice riendo- ¿Quieres ver tu regalo si o no?- preguntó

-Claro- dije riendo.

Alice salió corriendo a mi armario y sacó una enorme caja plateada de él.

-Este es parte de tu regalo, tengo que ir por lo demás a mi habitación, NO LA ABRAS TODAVÍA- dijo y desapareció del cuarto.

-Espero que te guste- me dijo Rosalie sonriendome.

-¿Qué es?- le pregunté, pero ya Alice estaba de vuelta en la habitación.

-Ya las puedes abrir- dijo poniendo otra caja en la cama y apuntándome con una cámara- Tenemos que tomarte muchísimas fotos para que se las mandes a tus padres- dijo sonriendome.

-Está bien- dije y comencé a abrir la caja más pequeña y aparecieron unos zapatos de tacón alto, muy lindos y de color negro.- Wow, están hermosos- dije sacándolos de la caja y poniéndolos frente a mí, eran unos Jimmy Choo talla 37- ¿Cómo supieron mi talla?- pregunté refiriéndome a la talla de los zapatos.

-Revisé tus cosas- dijo Alice encogiéndose de hombros.

-Era de esperarse- dijo Rosalie riendo- Abre la otra- dijo emocionada.

Me acerqué a la cama y comencé a quitarle la tapa a la caja plateada y a sacar lo que tenía. Adentro había un hermoso vestido azul de tiras gruesas que llegaba un poco unos pocos centímetros debajo de mis rodillas.

-Está hermoso- dije al borde de las lágrimas- Gracias, es el mejor regalo de cumpleaños que me han dado- dije sonriendo.

-Para nada, lo mejor está por venir- dijo Rose mientras me abrazaba.

Luego de eso las chicas salieron de mi habitación para arreglar las cosas del almuerzo, me paré frente al espejo y me puse por encima el vestido, de verdad era muy bonito, pero iba a tener que esperar un poco para probármelo de verdad, ya que ya comenzaba a oler delicioso por todo el apartamento.

Salí de mi habitación dejando el vestido sobre mi cama y al llegar a la sala todo estaba arreglado y servido en los platos.

-¡Wow, se pasan!- dije sorprendida cuando vi todo.

-FELIZ CUMPLEAÑOS PEQUEÑA- gritaron todos sonriéndome y Alice sacándome muchas fotos.

-Creo que es como la cuarta o quinta vez que me lo dicen- dije riendo- Gracias chicos- terminé riendo más alto todavía.

Durante nuestro rápido almuerzo Alice me tomó muchísimas fotos con cada uno de los chicos, a mi sola, a ella sola, a los chicos junto… bueno, fueron muchísimas fotos.

Comimos entre risas y fotos, este había sido sin duda alguna el mejor almuerzo de cumpleaños de mi vida. Por primera vez podía decir que había tenido un almuerzo con mis amigos, los cuales hasta regalos me habían dado. Estaba completamente impresionada, en unos pocos días estos chicos se habían convertido en los mejores amigos que algunas vez soñé tener, y además había conocido al chico de mis sueños, el que por cierto llegaría en cualquier momento y yo todavía estaba vestida con el suéter de “los lobos”.

-Bella ya te deberías ir bañando, cuando estés lista nos gritas y Rose y yo te vamos a ayudar ¿Si? – dijo Alice de repente.

-Claro- dije levantándome de la mesa y caminado a mi cuarto.

Me  metí a bañar de inmediato y cuando estuve lista me puse mi ropa interior, enrollé mi cabello en una toalla y me enrollé yo en otra y las llamé. En menos de dos segundos las chicas ya estaban en mi cuarto, cerrando la puerta tras de ellas.

-¿Y Emmett y Jasper?- les pregunté.

-Están viendo un partido de football, Los Santis contra un equipo nulo… GO SAINTS- gritó Rose mientras hacía un baile extraño.

-¡Vamos a vestirte Bella!- dijo Alice emocionada mientras me pasaba mi vestido para que me lo pusiera y Rosalie comenzó a secar mi cabello.

Prácticamente me estaba quedando dormida para cuando Alice y Rose dijeron al unísono que ya estaba lista.

-Ponte los zapatos y nos vemos afuera Bells- dijo Alice mientras me ponía una última cosa en la cara, no me había visto al espejo todavía.

-No hagas trama, te pones los zapatos y luego te ves al espejo ¿ok?- dijo Rosalie arreglando mi cabello.

-Está bien- dije respirando profundo.

Las chicas salieron del cuarto y me senté en la cama para ponerme los zapatos. En ese momento tocaron la puerta principal y ya sabía quién era. “Edward” dije en mi mente y sentí como una sonrisa iba apareciendo en mi rostro poco a poco.

Me terminé de calzar los zapatos y me paré frente al espejo. Fue increíble lo que vi. Mi cabello no estaba completamente liso, sino que tenía unas delicadas ondas que caían por mis hombros y mi espalda. El vestido me hacía ver mucho más alta, claro que los tacones eran de mucha ayuda. El color azul del vestido hacía resaltar el color de mi piel y el maquillaje que Alice me había colocado era completamente natural, pero resaltaba lo necesario de mi rostro.

Cuando terminé de arreglarme un poquito el vestido, salí del cuarto. Emmett, Jasper y Edward estaban de espaldas a mí, viendo algo en el televisor. Apenas cerré la puerta de la habitación Alice y Rose ya estaban frente a mí con enormes sonrisas en sus rostros.

-BELLA TE VES PRECIOSA- gritó Alice cuando se puso frente a mí.

De inmediato las dos se pusieron a mis lados y los chicos se voltearon a verme.

En las caras de Emmett y Jasper había una sonrisa, pero en la cara de Edward había una boca abierta y tenía los ojos abiertos como platos.

-Eso pequeña, te ves muy linda- dijo Emmett cuando logré llegar al sofá.

-Cierto pequeña- acordó Jasper sonriendome.

-Edward, ¿puedes cerrar la boca?- le pregunto Rose a Edward en medio de risas. Eso hizo que todos estalláramos en risas.

-Te ves estupenda Bella, por cierto, Feliz cumpleaños- dijo Edward suavemente, sin dejar de verme a los ojos, mientras se levantaba del sofá y me abrazaba tiernamente. Cada vez que Edward me tocaba una agradable descarga eléctrica pasaba por todas mis terminaciones nerviosas, pero no estaba segura si solamente la sentía yo. En ese momento vi como Alice nos tomaba una foto en mitad del abrazo, por lo que vi que en el rostro de Edward se formaba una sonrisa, al igual que en el mío.

-Te traje algo- dijo sonriendome mientras me entregaba un tulipán rojo y Alice seguía tomándonos fotos como una loca paparazzi.

-Gracias- dije con el tulipán entre mis manos- está hermoso, gracias- dije regalándole mi más grande sonrisa a Edward.

-¿Nos vamos?- preguntó luego de haber besado ligeramente mi mejilla.

-Si- dije únicamente.

Puse el tulipán con las 17 rosas y me paré junto a Edward nuevamente. Durante esos pocos segundos Alice me había seguido con la cámara y me había tomado millones de fotos y cuando me paré junto a Edward siguió tomándome fotos. Nos hizo parar a todos frente a las escaleras y le pidió al vecino que tomara la foto. Edward había puesto su mano rodeando mi cintura y yo tenía una mano sobre la suya. A pesar que yo llevaba tacones, igual seguía llegándole a Edward un poco más abajo del hombro… ¡Realmente soy bajita!

Luego de las fotos, me fui con Edward por el ascensor, él no dejaba de sonreír mientras me veía.

Cuando llegamos al estacionamiento me sorprendí muchísimo al ver un Volvo plateado estacionado justamente frente a las escaleras.

-¿Ese es tu carro?- pregunté al ver que Edward había sacado unas llaves de su bolsillo.

-Si… ¿Te gusta?- dijo mientras me abría la puerta del copiloto.

-Wow- fue lo que dije. Edward se rió un poco, cerró mi puerta y luego le dio la vuelta al carro con una elegancia que solamente él podía tener. Abrió su puerta y se sentó a mi lado.

-¿Te dije que te ves absolutamente preciosa?- preguntó luego de haber puesto el carro en marcha y mirándome directamente a los ojos con una sonrisa en sus labios.

-Gracias- dije riéndome nerviosamente.-Tú también te ves muy bien- dije sin verlo.

-Gracias, pero tú te ves mejor- dijo y me volteé a verlo.

Edward tenía una enorme sonrisa en sus labios y parecía que su rostro estaba un poco sonrojado.

-Los dos nos vemos bien- dije apenas en un susurro.

-En eso estoy de acuerdo- acordó mientras me guiñaba un ojo.

-Ehhh… ¿Para donde vamos?- pregunté en un intento de saber para donde iba, ya me estaba comenzando a frustrar.

-Se-cre-to- dijo Edward separando en sílabas.

-¡No se vale!- dije mientras cruzaba mis manos sobre mi pecho- no me gustan las sorpresas- dije viendo mis brazos  y haciendo puchero.

-¡Ay Bella!- dijo riendo muchísimo – Te prometo que te va a gustar, además, no te llevaría a un antro en tu cumpleaños- dijo y lo vi a los ojos.

-Está bien- dije sonriéndole y viéndolo a los ojos.

Estuvimos hablando durante un rato y no me había dado cuenta que ya teníamos más de una hora hablando y riéndonos como locos.

-¿Cuanto falta?- pregunté

-Ya llegamos- dijo Edward sonriendome.

Edward estacionó el carro y me ayudó a bajar. Estábamos en un hermoso parque de Washington, no había mucha gente, pero habían niños jugando con otros niños, personas jugando con sus mascotas y muchas otras personas sentadas en los banquitos o sentadas sobre la grama.

Edward caminó a mi lado tomando mi mano por uno de los grandes caminos del parque. “Así debe ser Central Park” pensé. Seguimos caminando un poco más y yo estaba completamente absorta viendo todo el parque, era maravilloso; nunca antes había estado en un parque tan lindo como éste.

-Señor, ¿una flor para su novia?- escuché que le decía alguien a Edward.

Era un niño que estaba vendiendo montones de rosas rojas. Me quedé mirando a Edward unos segundos y una sonrisa se puso en sus labios… ¡Oh, dios!

-Claro- dijo agarrando una rosa y dándole un billete muy grande al chico, mucho más de lo que costaba la rosa, por lo que el chico se fue con una sonrisota en su rostro- Para ti- dijo Edward entregándome la rosa.

-Gracias- dije un poco ahogada por la sorpresa.

Seguimos nuestro paseo tomados de manos en el parque, llegamos a un banquito y nos sentamos. Ahí estuvimos hablando un rato hasta que Edward fue por unos refrescos, frente a nosotros había una hermosa laguna que parecía que no tenía fin. Era como tener el mar dentro del parque. Edward llegó con los refrescos y yo aún seguía con mi vista fija en la laguna.

-Es más bonita al atardecer- dijo Edward mientras me entregaba un refresco.

-Gracias- dije agarrando el refresco- ¿Ya habías venido?- le pregunté

-Sí, aunque fue hace bastante tiempo debo decir. Una vez mis padres nos trajeron a todos a un día de campo y Alice se perdió, la encontramos llorando sentada justamente en éste banquito- dijo son una sonrisa mientras recordaba todo.

-¿De verdad se perdió? ¿por qué?- pregunté

-Estaba persiguiendo a un perrito que no tenía dueño, pero se perdió en el camino- dijo riendo ligeramente.

-Alice, la chica Greenpeace- dije riendo con él.

Edward me contó algunas otras historias de los chicos mientras me abrazaba y yo recostaba mi cabeza sobre su hombro. Todo era muy romántico, pero aún no me animaba a decirle lo que sentía a Edward, además, no estaba muy clara en cuanto a sus sentimientos hacia mí.

-¿Quieres algo más de tomar?- preguntó de repente.

-Claro- respondí y Edward se paró.

Pasó el tiempo y Edward no regresaba, por lo que decidí ir a buscarlo y de paso aprovechar para botar la lata de Coca-Cola que tenía en mis manos.

Capítulo 12: Capitulo 12 Capítulo 14: Capitulo 14

 
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