Cuando me dí cuenta que había parado de correr ya estaba en medio de la selva o lo era, había destruido todo lo que estuviera a mi paso y no me importo, no me importo que me hubiese visto alguien y ya nada importaba ni tenía sentido.
Me sentía perdido y desorientado, no quería comprender que había pasado. Quería escapar de mi mismo.
Estaba agitado, de rodillas, mi cuerpo entero me dolía, era como si un tren me hubiera golpeado con toda su potencia, no era dueño de mis movimientos.
Quería poder tener la capacidad de perder la conciencia.
Alce la vista y mire al cielo, era de noche, no había luna, no había estrellas, no había… nada.
Por dentro el dolor me desgarraba, destruyendo y rasgando cada fibra de mí ser, si es que algo quedaba.
Tenía la necesidad de respirar una y otra vez y muy rápido, trate de poner mis manos en el pecho intentando sostenerme, me costo pero lo conseguí después de varios intentos, era como tocar la nada, tampoco sentía nada, solo el dolor.
Mis oídos se escuchaba su nombre y muy cerca, era ensordecedor, era mi propia voz, me dí cuenta que era yo el que no paraba de gritar. Estaba desesperado.
- Bellaaaaaa, Bellaaaaaaa, mi amorrrrr, Bellaaaaaaaa.
Y no pude más, no resistí y sucumbí, caí como un gran pedazo de acero, con la cara al suelo, no me podía controlar.
No se cuanto tiempo paso, todo no paraba de girar y me sentía muy mareado, afligido y fuera de mi. Todo era oscuro, de todos modos no veía nada, permanecí con los ojos cerrados, ella vino a mí yo permanecí viendo su cara, ella me sonreía y me invitaba a abrazarla, volví a sentir su olor y cuando estaba a punto de tocarla se desvaneció.
Comencé a arrastrarme, la estaba buscando;
- Bellaaaaaa, Bellaaa
En el fondo de mi ser sabía que el esfuerzo era en vano. El tiempo no se detenía.
- Bellaaaaaaaaaa – Le seguía llamando.
Mi instante de locura se estaba acabando. No quería volver a la realidad, A mi realidad.
La angustia que estaba sintiendo era indescriptible, se clavaba dentro de mí, era mi tortura.
- Está muerta, Edward – La voz de Rosalie se repetía dentro de mí como espadas - Esta muerta.
No quería pensar, no en eso, Bella, mi Bella, el ser mas preciado completamente pálida, fría y dormida para siempre.
No, no, no. Mi Bella, Muerta.
Me sentí más humano que nunca, completamente vulnerable, no lo podía soportar. No iba a volver a escuchar su corazón y todo era mi culpa.
Yo era el culpable.
Todas las lágrimas que hubiera derramado si hubiese podido, me ahogaban, le necesitaba y no la tendría nunca más.
- Porqueeeeee, Bellaaaaa, porque lo hiciste - Grite- Me lo prometiste.
Enterré mis manos en la tierra, no podría resistirlo mucho tiempo y sentí que no podría tener más frío.
Aquella tragedia se hubiera evitado si yo hubiera regresado a tiempo, ella estaría con vida.
Porque no volví, porque tuve que ser tan idiota. Todo esto era culpa mía, mi responsabilidad, yo la perdí por querer obligarla a escoger un camino que yo elegí para ella.
Yo había traicionado nuestro amor, era un traidor y eso me estaba aniquilando.
Estaban comenzando a amanecer y empezaba a llover torrencialmente, las gotas de lluvia me empaparon de inmediato, sentía que recorrían mi cara como lagrimas.
La culpa por haberla dejado como la deje no me dejaba de perseguir, el desconcierto de no saber porque hizo, ella me lo había prometido, seguir con su vida aunque no fuera por mí y si fuera por su padre, yo la había dejado para que viviera. Si solo hubiera tenido la oportunidad de rescatarla y de decirle cuanto la amaba, hubiera echo lo imposible por correr a su lado, pero ya era demasiado tarde.
Me odie por no haber sido capaz de hacer nada y por estar tan lejos. Me resistía a creerlo pero ya no podía hacer nada la había perdido definitivamente.
Hubiera echo todo por volverla a tener en mis brazos, pero si volvía a Forks no resistiría y mi demencia delataría a mi familia.
La sentía cerca de mi, era como si siguiera conectado con ella. Había perdido tanto tiempo, tiempo que jamás recuperaría, como me dolía su ausencia, sentía que ya me estaba muriendo por dentro, hundido en la soledad y en el dolor de no volver a estar con ella.
Lo peor de todo era que se fue sin saber la verdad, se fue creyendo en una maldita mentira, en mi maldita mentira, la amargura y el remordimiento se apoderaba de mí ser por completo. Ya no podía más.
El veneno de mis errores se apoderó de mi mente.
De una cosa estaba seguro mi existencia no valía sin Bella, yo no puedo existir en el mundo donde ella no exista, para mi ya no queda nada.
Ya no tenía a quien pedirle perdón, mi familia estaría mejor sin mi y mi presencia, ya no me importaba mi destino.
Después de todo este tiempo comprendí perfectamente a Romeo y sus determinaciones y ahora yo estaba completamente de acuerdo con él e iba a seguir sus pasos.
Era quizás la única manera de estar con ella.
Recordé mi plan de emergencia, sabía que no era sencillo, pero era un buen plan y lo que había pensado aquella vez, solo tendía que ponerlo en marcha, tenía que tomar pronto la decisión… no mi decisión estaba tomada, tenía que actuar con rapidez, tenía claro que Alice pronto se daría cuenta de mis intenciones y trataría de detenerme o quizás ella no haría nada, ella tenía claro que yo no me iba a detener.
Me levante con las fuerzas que me dio tener aquella posibilidad, me eche a correr en dirección al aeropuerto, me marcharía a Italia en el primer vuelo.
Mi determinación era irremediable, nada podría cambiar mi decisión.
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