La fiesta había sido agotadora y para colmo le había tocado a ella, por orden de su "querida" hermana mayor, organizar a todos los sirvientes para que recogiesen. Se fue más tarde a la cama que todo el mundo.
Recordo a su padre con preocupación. Estaba ido, de vez en cuando miraba a una muchacha de curvas voluptuosas casada con algún militar o algo de eso. Bueno más tarde se preocuparía por ello se dijo.
En quien no podía dejar de pensar era en aquel hombre con aspecto de pirata. Como que se llamaba Leticia Cullen que iba a averiguar quien era el hombre que le robaba el sueño… o que solo tenía sueños poco inocentes con él.
Claro todo eso si el no la encontraba primero. Subido en el alfeizar de la ventana, sin ser visto por la dueña de la habitación, él la observaba mientras estaba tumbada con los ojos mirando al techo. Vio como se formaba un pequeña sonrisa en su rostro y él también lo hizo.
Desde que la había visto no podía dejar de pensar en ella. Solo podía pensar en esos ojos marrones que le habían cautivado. Decidio salir de entre la sombras.
Con el sigilo de un gato se fue acercando a ella, abrió un poco el dosel y la vio. Ella hizó amago de gritar, pero rápidamente puso un mano en su boca impidiéndoselo.
-Shhhh… Tranquila, no grites no voy a hacerte nada –Le susurró al oído provocando que un escolofrío le recorriese la espalda a Leticia. Ella asintió y él libero su boca.
-¿Quién eres y que haces aquí? –dijo en el mismo tono ella.
-Mi nombre es Alexander, y estoy aquí porque cierta dama me robo el corazón con unos ojos castaños, señorita… -dejo sin acabar la frase para así poder saber su nombre.
-Leticia, Leticia Cullen.
-Señorita Cullen. Esperó que suponga y sepa que esos ojos son los suyos. –A medida que se fue hablando se acercaba inclinando la cabeza con la mirada fija en sus labios.
Terminó de acercarse y le dio un beso dulce que se fue transformando en uno cada vez más intenso.
Ella loca por ese hombre como lo estaba no pensaba en lo que una señorita de su clase debería hacer: Gritar. Pero claro el beso del extraño era tan ardiente que de no haber estado recostada en su cama habría caído de rodillas al suelo.
Ella no pensaba, no, pero él sí que lo hacía.
"Dejala capullo" "Si no lo haces ahora no vas a parar" "Ella no es como las demás".
Con ese último se separó de ella, no sin esfuerzo, y ella lo miro con la interrogación escrita en su rostro.
-Cariño, creeme no podemos hacer esto.
Y sin más salto por la ventana. Al verlo ella corrió temiendo por la vida de Alexander, pero cuando se asomo a la ventana no había nadie en el suelo del jardín y ella se fue a dormir con una sonrisa bailándole en la cara.
…
…
…
Jasper estaba dispuesto a realizar su labor como esposo. Sería cuidadoso con la muchacha, le quitaría la virginidad y después haría un ritual. Iría a visitarla a su alcoba dos días cada semana para engendrar un heredero.
Entro en la alcoba matrimonial y su esposa lo esperaba con un corto camisón casi transparente, tumbada en la cama fuera de las sabanas con una postura sensual, pero que a él no consiguió provocar.
Fue hasta la cama con el traje de la boda todavía puesto y se sento en el borde. Para sorpresa de él fue Mari Ángeles quien empezó a besarle el cuello desde atrás mientras le soltaba los botones de la chaqueta.
Cuando por fin lo consiguió siguió con el chaleco y finalmente la camisa. Paseo su mano por su pecho musculoso. Él imagino las manos de Alice haciendo ese mismo recorrido, con suavidad, con pasión, aprendiendo que es lo que más le gustaba.
Giro la cabeza con la imagen de Alice en su mente y beso a su esposa. Rasgo el camisón que llevaba y toco su piel. En ese instante volvió al lugar donde estaba y abrió los ojos que había cerrado anteriormente.
Estaba encima de Mari Ángeles, ella estaba totalmente desnuda, era bonita pero… No era Alice, no tenia la piel tan suave como Alice, extrañaba los ojos grises y su pelo negro rizado.
Decidio ir más despacio y beso delicadamente el cuerpo de Mari Ángeles, sin ningún tipo de emoción, de vez en cuando se le venia la imagen de Alice a la cabeza, pero lo desechaba rápidamente por temor a gemir el nombre de su princesa. SU PRINCESA GITANA.
Palpo su sexo y vio que estaba humeda y preparada para él… solo que no era tan estrecha como esperaba. Dejo pasar el tema y se quito el resto de ropa que le quedaba puesta.
Su miembro erguido con las imágenes de Alice se puso en la entrada de ella y se fue undiendo poco a poco esperando encontrarse su barrera… pero eso no ocurrió y se quedo estático mirándola fijamente.
-Pero…es que tu… ya has… -Mari Ángeles enseguida se dio cuenta de a que se refería y se busco una excusa rápidamente.
Empezó a sollozar como si se le desgarrase el alma abrazando a Jasper y poniendo el rostro en su pecho.
-Oh, Dios mio que vergüenza. Esto no lo sabe nadie… y tu al único hombre al que le pertenece mi pureza vas a ser el primero en saberlo. Me la arrebataron a la fuerza, unos vagabundos de Londres, cuando iba de vuelta a casa de una amiga. Siempre he sido tan testaruda… y ese dia quise volver sola sin carruaje ni nada y entonces…
Volvio a empezar su cantaleta de llorar. Jasper se limito a darle palmaditas en la espalda y sin que nuevamente lo pudiese evitar pensó en Alice, en aquella vez en que casi la viola. Parecia un corcillo asustado.
Siguio abrazando a su esposa hasta que pareció calmarse y dejo de hipar.
-Mi esposo, mi señor, perdóneme por mi falta de honradez. Hagame el amor, quiero saber como es de verdad.
Y él lo hizo, de manera totalmente mecánica, con el miedo de gritar el nombre de su amada, con el temor de no ser lo que la pelirroja esperaba y con la sensación de que algo que se le escapaba pasaba en el comportamiento de Alice.
…
…
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-¡Para! ¡Edward, por favor para de una vez! –Bella intentaba quitarse las manos de su marido de encima, sin ningún resultado.
-Bella, llevamos tanto tiempo… son seis meses por favor Bella te lo suplico.
-No, Edward no seas indecente… y que sepas que todavía sigo enfadada por tu trato hacia Jacob. –Eso le sento como una patada en la boca del estómago.
-Oh, muy bien. ¿Y por que no te vuelves a Inglaterra a cuidar de tu precioso chucho? Seguro que estaras muy a gusto con él entre tus brazos. –Pego un fuerte portazo y se dirigió a la puerta principal dejando a Bella estupefacta.
…
…
…
-¡Otra más Valentina!
-De ninguna manera alma de Dios… si tu esposa te viese así… -Dijo la dueña de la cantina.- Mira como andas y no son ni las doce de la mañana.
Jasper Withlock entró justamente para ver como Valentina discutía con Gabriel García, más conocido como el sargento García. Recordó que en la ceremonia el habia estado acompañando a su esposa todo el día y aprovechando la borrachera le sacaría información.
-García, buen hombre. –Le dio unas palmaditas en la espalda. –Anda Valentina, no seas mala y sírvele otro vaso de vino. –Giño un ojo a la mujer. Ella suspirando a la vez que rodaba los ojos le sirvió uno a cada uno.
-Hombre, el señor Withlock. Mi buen amigo… ¿qué le parece que vaya a tener un hijo?
-Gabriel, no te pases, que todavía es muy pronto. –Dijo otro hombre que los escuchaba y Jasper rio.
-¡Gabriel! –Se escucho el grito en toda la cantina. –Pero mirate alma de cantaro… Tira para casa que de estas no te libras.
La mujer robusta se llevo a su marido de allí a base de golpes en la cabeza…
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