Después de que Carlisle escuchase a su esposa dejó los cubiertos sobre la mesa y enseguida tomó camino hacia las escaleras, las cuales subió sin ningún apremio, ni energía ¿que se suponía que tenía que decirle a Esme, que aún la quería.?

Joder claro que la quería y como demonios le iba a recriminar que había estado con otra persona cuando él mismo le había echo lo mismo innumerables veces.

Estaba cansado y solo quería meterse en la cama, aún que no fuese a dormir y sabía que ella no subiría ni se pondría a su lado para hablar de temas cotidianos como siempre hacían, quería mirar al techo y recriminarse a si mismo que había sido él mismo el que se había buscado este maldito destino y que si esta familia aún no estaba rota es porque simplemente Paula la sostenía.

Recordó las conversaciones que tuvo con su hija cuando esta le recriminó lo que había echo con esa enfermera y recordó la frase que le dijo “no vuelvas a hacerlo”,y no lo había vuelto hacer estaba luchando, por esta familia y Esme se rindió a la primera dificultad, él le perdonaría su infidelidad, con rabia, con ira, pero se la perdonaría porque la amaba y sabía que en cierto modo esto había sido por despecho y que si él no lo hubiese echo ella tampoco lo hubiese echo.

Carlisle llegó a su habitación y se metió en la cama quitando sus zapatos marrones y alineándolos en los pies de la cama con los talones, miró al techo pintado de un color gris claro y esas vigas de madera que él mismo había barnizado porque se lo dijo su mujer.

Él no estaba dispuesto a perder su familia, no estaba dispuesto a esto y mucho menos a perder a Esme así que esperaría hasta mañana para decirle que nos e separarían, que lucharían por esto que tenían.

Esme entró en la habitación pero no dijo nada, para la sorpresa del doctor, él pensó que ella no iba a subir, y lo hizo, quitó sus zapatos y se tumbó a su lado sobre las mantas de la cama, se giró y le dio la espalda enseñándole esa camiseta y la parte trasera del colgante de ojo blanco que le había regalado por su quinto aniversario.

-Esme...-.

-Mañana, ahora no quiero hablar-.

Él cerró sus ojos y luchó por mantenerse a raya hasta mañana.

ҖҖ

Paula había subido las escaleras del sótano y se había sentado sobre el duro suelo, esa madera fría y polvorienta, en realidad le gustaba la mandera antigua, olía de una manera especial.

Y acostumbrada a ir a casas nuvas, esta le gustaba mucho más.

-Hola-.

Adam la sorprendió surgiendo de la oscuridad y sentándose frente a ella.

-Hola- dijo y encendió un cigarrillo-.

-¿Como estás?-.

-Bien, estoy bien, pero te echaba de menos-.

-¿Ha pasado algo en tu casa?-.

-No que yo sepa-.

-Tus padres tienen problemas-.

-Siempre tienen problemas- Paula le miró y estaba dispuesta a resolver todas las dudas que tenía-.

Adam la miró con esos profundos ojos claros y se detuvo el tiempo para ella solo podía mirarle, admirarle como cualquier fan porque eso es lo que era, una fan de Adam Black.

-Adam...-.

-¿Si?-.

-Tengo unas preguntas y quiero que me respondas es importante para mi saber esto-.

-Que preguntas...-.

-Verás... Edward, mi compañero de clase me dijo que... tu habías vivido antes en esta casa y que aquí pasaron cosas raras-.

-Raras... en realidad no fueron tan raras, no te lo conté porque no quería asustarte pero... hubo un problema bastante grande conmigo-.

-¿Que pasó?-.

-Mi hermano pequeño... se suicidó-.

-Siento eso-.

-Lo hizo porque decía que una mujer se le aparecía y esa mujer le decía que... tenía que hacer una serie de cosas que él no quería, no soy supersticioso pero en esta casa pasan cosas raras, yo mismo lo he vivido y … no estoy loco-.

-Te creo-.

-¿A ti también te ha pasado?- Adam tomó un cigarrillo del paquete de Paula y lo encendió- decía que una tal Anna se le aparecía y le decía esas cosas-.

Paula aspiró el humo de su cigarro y se mantuvo callada por unos instantes, si era Anna, se preguntó porque su amiga muerta haría algo así, pero era pronto para asustar a Adam, nadie sabía sobre lo que ella podía hacer.

-Siento lo de tu hermano-.

-Ahí mi... problema de personalidad se agudizó y no recuerdo nada, pero me acusaron de un crimen que aún que cometiese, no fui yo quien lo hizo-.

-¿Que crimen?-.

-No te hagas la tonta, se de sobra que lo sabes-.

-Algo he escuchado pero...-.

-Yo no soy así, fue con mi otra personalidad-.

-Lo entiendo... lo entiendo-.

Y por alguna extraña razón Paula le creyó apoyó su cabeza sobre el hombro de Adam y cerró sus ojos.

-¿Puedes quedarte conmigo a dormir?-.

-Si...-.

-Entonces ven a mi cama-.

-Es una interesante proposición-.

Paula sonrió un poco y se levantó, Adam la siguió escaleras abajo hasta llegar a su habitación.

-Esta fue mi habitación- dijo Adam- y la de mi hermano pequeño-.

-No se que decir- Paula se sentó en la cama-.

-Ahora está mucho mejor que cuando estamos nosotros-.

Adam se tumbó en la cama y miró a Paula.

Esta se tumbó a su lado y le abrazó todo lo fuerte que pudo, besó su mejilla y cerró sus ojos, nunca había dormido tan plácidamente como ahora, nunca.