Me gusta, nosotros.

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 18/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 8
Comentarios: 8
Visitas: 48688
Capítulos: 26

En cuanto Edward conoce a la nueva secretaria de su jefe, Bella, se prende la mecha. Aunque cree que aparentemente esta fuera de su alcance, Edward descubre que tienen un montón de cosas en común con Bella.


Hola aquí otra historia que no es mía, le pertenece Mrs. P and C,  yo solo la subo con su autorización, espero les guste…

Los personajes mencionados en mi historia, son de la autoria de Stephanie Meyer, yo solo los tomo prestados y los manejo para crear mis historias.

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 12: Atardecer

Decir que esto era incomodo era como minimizarlo.

Edward, mi padre y yo estamos sentados en un solo sillón viendo televisión, oh no lo creen suficiente, pues mi padre está en medio de los dos y no deja de observarnos cautelosamente, Edward de vez en cuando voltea a verme por detrás de la nuca de mi padre y murmura cosas como "ayúdame" a lo que yo solo me río.

El desayuno no fue tan mal, mi padre nos observaba receloso pero no se comporto mal, no fue grosero con Edward ni nada por el estilo, eso me tranquilizo como me dio miedo, sabía que no me salvaba de una plática seria a solas con él, por eso le había advertido a Edward que no me dejara sola para nada y eso nos traía de vuelta a la tarde de televisión en el sofá con mi padre.

Edward deslizo su brazo detrás del cuello de mi padre para tocar mi nuca, me tomo por sorpresa provocándome cosquillas y haciendo que soltara una risita. Mi padre volteo a verme con el ceño fruncido yo no pude más que rodar los ojos, esto se estaba volviendo absurdo. Se enderezo en el sillón a propósito para hacer que Edward retirara su brazo.

Su atención volvió a la televisión cuando comenzó un partido de futbol americano, bufe rodando los ojos, esto sí que no lo aguantaría, nunca en toda mi vida le había entendido a ese deporte, por más que Charlie me lo explico tantas veces que perdí la cuenta nunca lo comprendí. Me levante estirando mi mano hacia Edward.

-Papá si no necesitas nada mas voy a darle un tour a Edward por Forks y como es inmensa sospecho que tardaremos todo el día.- anuncie con ironía, quería pasar un rato sin tensiones.

-Que no se supone que venias a verme a mí?- refunfuño mi padre, solté una risita.

-No te pongas celosito papi, claro que vine a verte a ti. Pero también hay que agradecer que Edward me trajo no lo voy a tener encerrado todo el día, por lo menos que el viaje le sirva para conocer no lo crees?- inquirí dándole un sonoro beso en la mejilla, se cruzo de brazos enfurruñado.

-Esta bien.- acepto no muy convencido, le di otro beso antes de tomar la mano de Edward.

-Necesitas algo antes de irme?- él negó- en donde está Sue?

-En la cocina.- respondió.

En lo que Edward subía por nuestras chaquetas fui a la cocina avisándole a Sue que íbamos a salir, enseguida se puso en marcha y me ofreció que me llevara algo para que comiéramos y no tuviéramos que regresar temprano, empaco varias cosas en una canasta, me pareció buena idea cuando se me ocurrió a donde llevaría a Edward, sería perfecto el no regresar temprano. Subí cuando Edward iba bajando, le dije que fuera por la cosas a la cocina, tome mi bolso metí mi ¡pod y algunas otras cosas, fui a mi armario y tome algunas frazadas, las necesitaríamos. Me encontré en la puerta con Edward que ya cargaba todo lo que le había dado Sue. Me despedí de mi padre pero no me hizo mucho caso, ya estaba inmerso en el partido que estaba viendo, así de rápido se le olvidaban las cosas cuando se trataba de sus preciados deportes.

Antes de que Edward se subiera al asiento principal le arrebate las llaves, se pudo un poco difícil porque yo manejara su preciado auto, era algo de lo mismo que Charlie con su fijación por los deportes solo que él añoraba su Volvo. Al final tuvo que aceptar pues le dije que no conocía los alrededores. Estuvo todo enfurruñado en su asiento en el camino y se puso paranoico cuando entramos al camino de terracería que yo conocía tan bien aunque tenía varios años de no recorrerlo, era mi lugar secreto al que acudía cuando quería alejarme y pensar cosas, era un lugar especial. Pero al parecer eso Edward no lo apreciaba, él solo pensaba en que le pasaría a su auto.

-Por dios Bella mi llantas!- se quejaba a lo que yo solo reía haciendo que el auto saltara mas.

-Estoy segura que el querido Volvo aguanta Edward, no seas paranoico.

-OH Dios!- exclamo cuando lo hice saltar mas a propósito, se sostuvo de la puerta y el tablero.- Perdónala Volvo, no sabe lo que te está haciendo, pero en cuanto volvamos a Seattle te llevare al taller para que te den un servicio especial.- me carcajee por sus delirios.

-No seas bobo Edward y ya deja de llorar como una niña, ya llegamos.- le dije estacionado el auto.

Se inclino e inmediatamente me quito las llaves del auto.

-Nunca mas volverás a conducir mi auto.- me advirtió y yo solo me reía mientras abría la puerta y salía.

-Te llevo a pasear y ni siquiera me agradeces, Cullen eso no es muy educado que digamos.- le reproche, espere su réplica pero no llego y en su lugar se escucho un silbido por lo bajo.

-Wow! Este lugar es…- espero tratando de encontrar alguna palabra entretanto recorría el lugar con la mirada.

-Es genial no? Me encanta este lugar.

Camine hacia la orilla del acantilado, era un prado que estaba a la orilla de un acantilado con la vista directa al inmenso mar, llena de vegetación y flores silvestres, el aire chocaba directo con mi rostro, cerré los ojos disfrutando de la sensación de la brisa del mar, sentí los brazos fuertes de Edward rodear mi cintura, esto hizo el momento más agradable. Recargue mi cabeza en su hombro sin abrir los ojos.

-Es tan impresionante esta vista.- susurro en mi oído.- gracias por traerme, mmm... creo que dejare que conduzcas mi auto de nuevo, solamente porque el maltrato del Volvo valió completamente la pena.

-El Volvo es resistente, tú lo subestimas.

Gire mi rostro abriendo los ojos y me encontré con el rostro sonriente de Edward, su de por si revuelto cabellos se movía con el viento dándole un aire aun mas desaliñado y sexy. No pude resistirme, me puse de puntitas juntando mis labios con los suyos, él de inmediato reacciono devolviéndome el beso. Me tomo de las caderas e hizo que me volteara de frente a él, así era mas cómodo y se me hacia más fácil rodear su cuello con mis brazos y enterrar mis dedos entre su maraña cobriza. Nos separamos cuando el respirar se torno difícil.

-Que te parece si comemos algo de lo que nos dio Sue? Hagamos un picnic o algo así.- propuse dirigiéndome a la cajuela del auto.

Edward se me adelanto y saco todo, coloque una de las mantas que había traído en la yerba y coloque la comida encima. Los dos nos sentamos y comimos y tonteamos un rato, Sue había empacado un par de emparedados, pero lo que más había puesto habían sido postres que estaba segura había hecho ella, algunos panecillos y galletas. Yo estaba encantada comiendo a más no poder, deleitándome con los dulces.

-Esto esta delicioso, recuérdame agradecérselo a Sue.- mascullo Edward con la boca llena de galleta, se veía chistoso.

Tome mi bolso sacando mi cámara y le tome una foto mordisqueando una galleta.

-Oye! Que haces.

-Lucias listo para una foto- me encogí de hombros.

-De donde sacaste la cámara?

-Siempre al cargo pero no me había llegado la inspiración.

-Así que vas a tomar mi consejo respecto a tus talentos?- pregunto.

-Supongo que con algo se empieza no? Y bueno tienes toda la pinta de modelo, quieres ser mi inspiración o no?- inquirí levantando la cámara dirigiéndola hacia él, antes de que la tomara se tapo el rostro con el brazo- Edward!- me queje.

-Nunca salgo bien en las fotos.- se excuso, rodee los ojos.

-Anda sírveme de modelo.- pedí, tomando otra foto, frunció el ceño y tome una nueva- esto es divertido.

-Primero hay que recoger esto señorita, después puedes hacer de mi lo que quieras.- dijo riendo, una idea cruzo por mi mente.

-Que te parecería modelar para mi desnudo?- cuestione subiendo las cejas sugerentemente.

Edward solo rodo los ojos mientras devolvía las cosas a la canasta y la hacía a un lado, después de eso nos tumbamos en la manta y tonteamos un rato, le tome varias fotos de distintos ángulos, su perfil derecho e izquierdo, tome una de sus ojos que tanto me encantaban esa iría directamente a algún lugar de mi departamento. Me senté a horcajadas sobre él y tome unas cuantas más de frente, tome una de su desordenado cabello.

-Para que quieres una de mi cabello?- inquirió.

-Que tiene? Me gusta.

-Deja eso y mejor ven aquí.

Tomo mi rostro y me atrajo hasta pegar sus labios a los míos, sabía que estaba tratando de distraerme, pero yo no me opuse mucho y me deje llevar, nunca rechazaría la oportunidad de besarlo, esto estaba en la lista de mis cosas favoritas y considere esto, si esta era de mis cosas favoritas porque no tomarle una foto? Sonreí contra sus labios imaginándome como reaccionaria Edward, abrí los ojos un poco para asegurarme apuntar el lente en la dirección correcta, los ojos de Edward seguían cerrados. Se escucho el clic de la cámara seguido del flash y Edward se tenso de inmediato gruñendo.

-Bella!.- se quejo.

-Deja de quejarte tanto.- ordene presionando sus labios con los míos antes de que siguiera replicando.

Soltó un suspiro resignado y yo sonreí apretando el botón de la cámara sin parar mientras lo besaba. En algún momento del beso ya no estaba segura si nos enfocaba a nosotros, Edward me besaba con tal desesperación y deseo que perdí el control por completo rindiéndome y dejando de lado la cámara y poniendo toda mi atención a las sensaciones que me hacía sentir cada vez que acariciaba mi labio inferior con su lengua, cada vez que mordisqueaba el mismo, cada vez que sus manos recorrían mi espalda y mi trasero con sus manos dejando una sensación de resquemor a su paso. Me moví un poco pero eso fue mala idea, pude sentir su erección rozar con mi sexo, gemí en su boca, esto se estaba tornando caliente.

Baje mis manos hasta el dobladillo de su camisa, sintiendo su abdomen y quitando su playera a su paso, su piel se estremecía a cada caricia, la prenda quedo fuera de juego. Tomo mis caderas e hizo que me tumbara en la cobija colocándose encima de mí, se separo y acaricio mi estomago subiendo mi blusa mientras me miraba fijamente, su manos llegaron a mis pechos y yo gemí sintiendo las mariposas revolotear en mi estomago, Edward sonrió satisfecho por las reacciones que me hacía sentir. Las prendas poco a poco fueron desapareciendo, se supone que debería de sentir frio por estar tan expuestos, pero la verdad es que no sentía nada de eso, solo sentía el calor recorriendo mi cuerpo. Edward besaba mi cuello cuando sentí su mano rozando mis pliegues con una suave caricia, enterré mis uñas en su brazo por el placer que me hacían sentir sus expertos dedos.

-Edward!- llame dando una nota de suplica a mi llamado, lo necesitaba. Subió su rostro mirándome fijamente, no me hizo decir nada, solo asintió comprendiendo y me beso nuevamente.

Se removió posicionándose en mi entrada y yo gemí con antelación. Su punta se fue adentrando tortuosamente lento entretanto sus dedos no dejaban sus caricias, moví mi cadera haciendo que se adentrara más rápido.

-Demonios!- exclamo excitado, esta vez fue mi turno de sonreír socarronamente.

Comenzó embestirme y yo cerré mis ojos disfrutando de la sensación que no podía ser más placentera. Abrí mis ojos encontrándome con la imagen de un Edward concentrado, su boca estaba entreabierta y su ojos cerrados, lo tome por la espalda y junte nuestros pecho enterrando mi rostro en su cuello. Mi espalda se arqueo cuando embistió más rápido y se adentraba más. Las mariposas se aglomeraban poco a poco en mi abdomen bajo, Edward gruño arremetiendo con más fuerza, separo sus rodillas moviéndose en un ángulo extraño y aunque lo creyera imposible sentí que sus embestidas eran aun más profundas, esto hizo que llegara al borde, rodee sus cintura con mis piernas atrayéndolo más, quería que llegara conmigo.

Casi no podía acallar mis gemidos, ya no podía soportar el calor en mi interior cuando sentí como se liberaba en mi interior, Edward gruño contra mis pechos y dio un último mordisco a mi pezón estremeciéndome. Sentía todo mi cuerpo relajado, como una gelatina sudorosa y orgásmica.

Mi respiración era pesada cuando Edward salió de mí e inmediatamente sentí que algo faltaba. Cerré mis ojos tratando se alargar todas las sensaciones que aun sentía, el calor se estaba yendo y empezaba a sentir un poco el frio, tontee a mi lado buscando cualquier prenda y aun sin abrir los ojos me puse mi ropa interior.

-No te vistas.- escuche la voz de Edward.

Abrí los ojos, se encontraba a mi lado recargando en su codo y recorriendo mi cuerpo con la mirada, sonreí acariciando su mejilla.

-Tu te has puesto tus bóxers- observe- y que quieres que muera de una pulmonía, está empezando a atardecer.

-Toma.- me lanzo su playera- tienes permiso de usar solo esto, voy por mas mantas.

Me puse su playera mientras veía como Edward iba hacia el auto, esa vista de su torso desnudo me encantaba, era ferviente fan de los lunares de su espalda, tenía una sexy constelación que me encantaría recorrer con mis dedos, o aun mejor con mi lengua. Sacudí mi cabeza riendo, ahuyentando mis locas fantasías.

-"To die by your side, Is such a heavenly way to die"- canturree con la música que provenía del estéreo del Volvo.

Edward estaba a mi lado fumando un cigarrillo mientras yo admiraba el panorama con el lente, robándole de vez en cuando el tabaco. Estábamos escuchando "The Queen is Dead" el disco de The Smith. Me encantaba el disco y mas esta canción. El sol estaba cayendo cada vez más, se veía hermosa la escena desde esta perspectiva y yo no desaproveche la oportunidad de fotografiarla.

-Y nadie pasa por aquí? No crees que alguien pueda encontrarnos medio desnudos?- inquirió.

-No claro que no, este es mi lugar. Yo lo encontré una vez que me dio por hacerla de excursionista, las veces que he estado aquí nadie más se ha aparecido, así que no creo.- me encogí de hombros.- precisamente me encanta venir aquí por eso, por la soledad y tranquilidad, cuando quería alejarme de todo y de todos venia, ni siquiera Jake sabe de este prado.

-Entonces debería de sentirme alagado porque compartas esto conmigo?- rodeo mi cintura con sus brazos colocando su rostro en mi hombro y dando un beso en mi cuello.

-Deberías.- concedí- me pareció buena idea, ya que estabas tan temeroso de mi padre.- me burle.

El sol cada vez se veía menos en el horizonte, las nubes le dieron paso para darle un tono rojizo y amarillo al cielo, contrastando perfectamente con el agua del mar. No me pude resistir, tome los hombros de Edward y lo hice posicionarse de perfil con el atardecer a su costado, él solo suspiro y rodo los ojos sabiendo mis intenciones, me reí por su resignación, sabía que era inútil debatir conmigo y mi fiebre por la fotografía. Tome la foto, había quedado perfecta y mas porque Edward había decidido regalarme esa sonrisa torcida que tanto me encantaba.

-Puedes dejar de estar de quejumbroso señor, tu sesión de fotos ha terminado.

-Hay y a mí que ya estaba empezando a gustar todo esto.- tomo la cámara de mis manos y comenzó a ver las fotos- wow si tienes talento, sobre todo me encantan estas.- señalo mostrándome en donde nos estábamos besando.

Me encanto la escena, Edward se veía muy guapo con los ojos cerrados y concentrado en el beso con las comisuras de sus labios hacia arriba mostrando una pequeña sonrisita, me sorprendió verme a mí, me veía diferente. La sonrisa picara por tomar la foto opacaba un poco a esa sonrisa sincera y de verdadera felicidad y satisfacción, pero ahí estaba como nunca me había visto. No solo era la escena, en realidad así me sentía, con una felicidad que no había experimentado con nadie. Esto aparte de provocarme una sensación de comodidad también me asustaba, no podía dejar que mis barreras bajaran de esta manera, no podía.

Me removí alejándome un poco de Edward como si eso hiciera alguna diferencia, me volteo a ver extrañado. Yo aparte la vista hacia la yerba, como si eso fuera más interesante, la yerba verde como sus ojos. Demonios!

-Que pasa?- inquirió colocando una mano en mi barbilla.

-Nada.- simplemente respondí tratando de poner buena cara.

Me escruto con la mirada, yo sonreía como si no pasara nada, aunque por dentro los miedos estaban haciendo mella y se estaban debatiendo con los buenos sentimientos que todo esto me estaba haciendo sentir.

Edward se movió frente a mi e hizo que me recostara posicionándose sobre mí, me dio un beso corto en los labios y las mariposas en mi estomago despertaron.

-Algo te pasa, te pusiste seria de repente. Que sucede?- repitió.

Enterré mis dedos en su cabello y masajee su cuero cabelludo, Edward suspiro satisfecho. Estaba tratando de hacer tiempo para saber que responder, esperando que esta vez me saliera bien mentir. Su mirada verde estaba clavada en la mía esperando una respuesta.

-No sucede nada, supongo que simplemente me agarro la nostalgia de volver a este lugar y me di cuenta que pronto nos tendremos que ir.- mentí sorprendentemente bien.

-Si tu lo quieres nos podemos quedar otro rato.

Solo asentí atrayéndolo para besarlo, ya no quería pensar en nada más y solo sus besos y caricias eran capaces de distraerme lo suficiente para no hacerme un lio. Con cada caricia una preocupación se iba, con cada beso mi mente pensaba que no había que temer, que todo iba a estar bien. Las prendas fueron desapareciendo de nuevo y yo me deje hundir en nuestra burbuja personal.

Amaba estar en mi burbuja personal.

Ahora estaba exhausta, sentía todos mis huesos como esponja y estaba segura que si trataba de levantarme caería estrepitosamente. Así que solo me acurruque contra el pecho de Edward teniendo la vista fija en el cielo estrellado, al parecer las nubes habían decidido hacerse a un lado y dejarnos admirar a las estrellas en todo su esplendor.

Edward me rodeo con sus brazos estrujándome contra él mientras mis parpados se rendían en la lucha de permanecer abiertos y poco a poco se iban cerrando llevándome a la inconsciencia. Sentí un beso en el tope de mi cabeza, seguido de la voz de Edward.

-"Duerme preciosa Bella. Te quiero"- decía la voz con el tono más amoroso.

Pero estaba casi segura de que en ese momento ya estaba hundida en mis sueños, y esa voz era parte de ellos.

 

Capítulo 11: Adrenalina Capítulo 13: Conversaciones

 
14970630 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11051 usuarios