Hope

Autor: vickoteamEC
Género: Drama
Fecha Creación: 16/02/2012
Fecha Actualización: 27/03/2012
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 106
Visitas: 26628
Capítulos: 11

Y aquí estaba otra vez… recostada sobre la cama de él. Él… que aún me parecía un hombre completamente extraño. 

Y yo aquí, preguntándome de nuevo cómo había terminado en aquella situación.

Viendo cómo acariciaba suavemente y hablaba con dulzura, recostado sobre mi prominente vientre.

 

 

 

El amor no termina ni muere.   Sólo se transforma en un sentimiento más sublime, que sobrevive en el tiempo y vive alimentándose del recuerdo.

VICKOTEAMEC          


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Los personajes principales pertenecen a Sephenie Meyer, la trama es de mi total autoría. 

 

 

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Capítulo 11: DESPERTAR

 

 

EPÍLOGO



Morir es dormir… y tal vez soñar. Sí, y ved aquí el grave obstáculo: porque el considerar qué sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos.

William Shakespeare.

 



Dicha, felicidad, retos y mucho amor fue lo que estuvo alrededor de las vidas de Edward y Bella. Los años pasaban y cada día se sentían más afortunados de haberse encontrado, de pertenecerse y de ser uno sólo.

Sus hijos sólo vinieron a unificar su amor y a ponerles la prueba más grande de su vida. Aquella que se dieron cuenta que habían aprobado cuando sus hijos crecieron y se convirtieron en excelentes seres humanos llenos de virtudes, valores y errores.

Llegaron los noviazgos, las bodas y lo más hermoso: los nietos. Entre más envejecían se sentían más agradecidos con la vida, pero sobre todo, con Dios. Bella vio remunerado el dolor con una larga y próspera vida rodeada de dicha y amor. Un cuento de hadas nunca pudo superar su historia.

A pesar de las altas y bajas en sus vidas, su unión fue más fuerte. Ni la peor tormenta pudo derribarlos, ni siquiera cuando tuvieron el desafortunado accidente de automóvil que los tenía pendiendo de un hilo. Ni siquiera entonces se dejaron vencer.

Personas mayores como ellos ya no tenían la suficiente fuerza para luchar por sobrevivir una vez más, lo inevitable había llegado, era el momento de partir. Con su último aliento pidieron estar en la misma habitación, con sus camas juntas, sin ningún espacio entre los dos. Con la poca fuerza que quedaba en su cuerpo Bella giró su rostro hacia él, cuando las esmeraldas profundas y hermosas de las que se había enamorado tantos años atrás se conectaron con el mismo poder hipnótico de la primera vez, ella logró estirar su mano hacia él con la fuerza de un débil suspiro. Edward, en un movimiento tembloroso y debilitado, estiró su mano hasta que pudo sostener la de ella con toda la fuerza que le quedaba. Sonrieron y se dedicaron un “te amo” en susurros, antes de que sus ojos se cerraran en su último sueño.

Cuando lo gemelos llegaron, la partida de sus padres ya era oficial. Danaelí, Christopher, Edgar y Elizabeth no se sorprendieron de cómo había sido su final, sólo pudieron sonreír y agradecer a Dios por haberlos tenido a ellos como padres. El doctor explicó que pidieron tener sus camas pegadas, que cuando la alerta de Edward indicó su partida el equipo médico se quedó paralizado al ver la escena, ellos tenían sus manos entrelazadas con fuerza y, a pesar de que él ya había dejado de respirar, su corazón aún marcaba un leve ritmo cardiaco en los monitores; exactamente una hora después la alerta de Bella sonó y los dos corazones dejaron de latir simultáneamente. Dany con ternura comentó que el fin de semana anterior habían celebrado su cincuenta aniversario y que entre más tiempo pasaba lucía más enamorados.

Los cuatro entraron al cuarto de hospital a despedirse de sus padres. Danaelí con una sonrisa y lágrimas en los ojos acarició el rostro de su mamá, le dio gracias por haber sido la mejor, por haberle entregado su vida, por darle tanto amor, y la besó en la frente. Elizabeth besó la cabeza canosa de su papá, dio un leve apretón a las manos entrelazadas de sus padres, los bendijo y  les deseó lo mejor. Christopher apreció por última vez a sus amados padres; el cabello blanco y suave de Bella, su rostro pacífico, las huellas de los años en su piel y el aura de amor que flotaba a su alrededor. Edgar percibió la fuerza y ternura de su padre, su expresión de felicidad y el gesto que le indicaba lo mucho que había amado a su madre.

Descansar en paz, juntos, bajo el mismo techo por el resto de la eternidad. Así terminó su historia de amor en la vida terrenal.

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Después de la intensa luminosidad Bella pudo abrir los ojos y apreciar de a poco el lugar en el que se encontraba. No sentía nada más que la fuerte y suave mano de Edward entrelazada con la suya. Vio hacia su izquierda y se encontró con el hombre que había compartido prácticamente toda su vida; era exactamente igual que la primera vez que lo vio, bajó la mirada hacia sus manos y se sorprendió al no encontrar las manchas ni las arrugas. Su interrogante fue contestada con una hermosa sonrisa retorcida.

Apreció el precioso lugar en el que se encontraba. Era el jardín más hermoso que jamás pudo imaginar, no había más ruido que el trino de algunos pajarillos a lo lejos y el suave y relajante murmullo del viento.

Antes de que pensara en cualquier otra cosa, el llanto de un bebé llamó su atención. Giró su cuerpo hasta que su vista se encontró con una linda cunita blanca cubierta con una esponjosa tela traslúcida. Bella se acercó con pasos titubeantes, soltó la mano de Edward y descubrió la cuna cuidadosamente. Su sonrisa y su mirada resplandecieron, si pudiera llorar de seguro lo hubiera hecho. Su corazón se sintió regenerado, como si fuera nuevo.

-Débanhi- susurró.

Los ojitos oscuros de la niña se posaron en ella, la pequeña sonrió tan encantadora como Bella la recordaba y por fin, después de tanto esperar, pudo tomarla en brazos. La estrechó contra su pecho y aspiró el dulce aroma que nunca borró de su memoria. Luego sintió los amorosos brazos de Edward a su alrededor y un beso de él sobre su frente.

Caminaron en armonía hasta que se toparon con una gran cortina de agua, que parecía un espejo que del otro lado reflejaba los rostros de las personas que habían amado en vida; se dieron cuenta que velarían por ellos hasta que se pudieran reunir de nuevo. Luego, al dar una mirada a su alrededor se encontraron con todos aquellos que habían esperado por reencontrarse con ellos.

Fue justo en ese momento, que Bella se dio cuenta de que la esperanza que había sentido por tantos años había dado fruto y se recordó a sí misma que amar a alguien es decirle: “no morirás, porque mi amor por ti siempre estará en mi corazón”.

 


F I N

 

 


El dolor físico hay que evitarlo con remedios y medicinas, pero el dolor espiritual que se llama sufrimiento hay que vivirlo, hay que pasar por él porque después de la noche viene el día… después del sufrimiento viene el gozo tan deseado.

Ricardo Bulmez




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Ahí está.... cortito, preciso...... emotivo

*-*

GRACIAS!!!!

 

Recuerden....... nunca un adiós..... un hasta siempre eterno

 

 


 


 

 

Capítulo 10: UN VISTAZO HACIA EL FUTURO

 
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