Sueños entrelazados

Autor: Petizamoon
Género: + 18
Fecha Creación: 14/12/2011
Fecha Actualización: 01/03/2012
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 5
Visitas: 12733
Capítulos: 10

¿Qué pasaría si el chico desconocido de tus sueños es el hermano mellizo de tu mejor, mejor amiga?

aparece de la nada en mi cabeza, con su impresionante hermosura, haciendome perder el conocimiento momentaneamente junto con mi poder de razonamiento y conviccion.

Esto de enamorarse de la persona menos...  ¡¿Qué?! ¡No! ¡Yo no me enamoro! ¡Jamas en la vida!

Diablos, esto si que es frustante.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 2: Conociendo al desconocido PRIMERA PARTE

 

 Salió de detrás de nosotras, asustándonos ante la inesperada respuesta.

Giramos al instante. Ambas nos llevamos una gran sorpresa. ¡El chico de mis sueños estaba frente a mí! ¿Estoy soñando despierta? – pregunté para mis adentros.

-Lo siento. No quise asustarlas. – dijo un poco apenado.

-Quién eres tú? – preguntó Alice, confundida.

-Me presento. Mi nombre es Edward. – con mi amiga quedamos mudas. – esperen, déjenme adivinar quién es mi querida hermanita. – agarró a Luisa de la cintura. – Ella es. – la abrazó con cariño. – No has cambiado en nada. Espero que sigas siendo la misma dulce niña de hace quince años. – dijo mientras la levantaba por los aires.

-¡No puedo creer que seas tú! – gritó mi amiga, emocionada.

Se quedaron en silencio, compartiendo aquel cariñoso abrazo.

Me sentía como una intrusa asi que sigilosamente me dirigí hacia las escaleras.

-¿Bella, adónde vas? – preguntó Alice, hiziendo una señal con la mano para que me acercara. – Ven. No te vayas. Él es mi hermano Edward. – lo presentó.

Él se acercó y tomó mi mano.

Un escalofrío subió a través de mi espalda ante su contacto.

-Ella es mi mejor amiga desde hace doce años. – continuó Alice, apuntándome.

-Un gusto. – Convino Edward – Es bueno conocer  a la persona que me sustituyó estos años. – Me besó en la mejilla.

Me sonrojé, no pude evitarlo. Giré el rostro para disimular un poco, pero creo que se dio cuenta, pues en ese momento se formó una hermosa sonrisa en sus labios, la cual me dejó cautivada por un instante.

-Chicos a cenar! – gritó Esme desde el comedor.

-Ya vamos. – respondieron los mellizos.

Despabilé. Lo había quedado mirando como hipnotizada.

Bajamos las escaleras.

-Ya veo que se encontraron con Edward. – dijo Esme cuando entramos al comedor mientras prendía el candelabro. – ¿Las sorprendió al igual que a mí?

¿Cómo? ¿No sabías que llegaría hoy? – preguntó Alice.

-De hecho no. – contestó Edward por ella. – era una sorpresa.

-Sí, sentí el timbre de la puerta y estaba afuera con las maletas. – contó Esme.

-Era una sorpresa amor. – Carlisle entró en la habitación. – Edward llamó anoche para avisarnos que llegaría antes asi que decidimos no contarle a nadie para que fuera una sorpresa. – dijo con una sonrisa de suficiencia.

-Escuché el nombre Edward? – preguntó Emmet, entrando de repente, sorprendiéndose al ver al nuevo integrante, con el cual se chocaron las manos y se abrazaron como si se hubieran conocido desde siempre. – Es bueno verte  hermano.

-Igualmente. Mamá me ha hablado mucho sobre ti.

-Creo que debo irme. Este es un momento familiar y yo sobro. – me encamine hacia la puerta principal.

De repente alguien me tomó de la mano con fuerza, el contacto hizo que mi corazón se agitara descontroladamente.

-No te vayas. – pidió Edward, mientras me traía de vuelta al comedor. – Eres parte de esta familia. Mis padres te quieren como si fueras una más de nosotros. No puedes hacerles esto, además de que me gustaría saber más sobre ti. No hemos tenido la oportunidad de conocernos profundamente.  – mi corazón se detuvo.

-Claro Bella, mi hermanito tiene razón. Estos momentos hay que disfrutarlos unidos como familia, si tú te vas, la familia no estaría completa. – dijo Esme mientras me tomaba del brazo para llevarme al lado de Alice y me obligaba a sentarme. A mi otro lado se sentó Edward, con una resplandeciente sonrisa.

Estaba completamente nerviosa, mi suerte no podía ser peor. El chico de mis sueños era el maldito hermano mellizo de mi mejor amiga.

-¡Maldito destino! – dije en un susurro apenas audible, pero por supuesto, Edward me escuchó. Yo y mi maldita costumbre de pensar en voz alta.

-¿Qué pasa Bella? – preguntó él.

-Nada, solo pensaba… - contesté, un poco alterada.

 

Después de una incómoda cena nos levantamos de la mesa y nos fuimos a sentar a la sala de estar para conversar; pero adivinen cuál fue el tema de conversación. Sí, él mismo. Edward.

-¿Y qué te trajo de vuelta hermanito? – preguntó Alice, un poco ansiosa por saber  sobre su hermano.

-Volví porque mi padre tiene una nueva novia y la verdad es que no nos llevamos muy bien y decidí no arruinarles la felicidad con la nueva familia que estaban formando asi que me comuniqué con mamá. – miró a Esme. – y me dijo que no había ningún problema en recibirme; en cambio, papá no estaba muy de acuerdo al principio pero luego entendió mis razones. Así que armé mis maletas. Sé que se suponía que debía llegar este fin de semana, pero tuve una discusión con la pareja de mi padre y no quería tenerla cerca así que llamé anoche para avisar sobre mi llegada. Carlisle me contestó y bueno, ya saben el resto. – se encogió de hombros.

-Justamente hoy estuvimos hablando de ti. – comentó Alice. – nuestro hermanito Emmet no pudo aguantarse las ganas de contárselo a su novia y ella a todo el mundo. – dijo con tono burlón. – pero es bueno tenerte aquí.

-Sí, ha sido una muy linda sorpresa. – corroboré, un poco acalorada.

-Lo mismo digo. – me di cuenta de que detrás de sus palabras, albergaba otro significado.

Me sonroje y le sonreí, un poco cohibida.

En ese momento, mi teléfono comenzó a vibrar. Rápidamente lo saqué de mi bolsillo.

Una llamada de Mike.

-Con permiso. – me levanté con cuidado para hablar en privado.

-Claro. – dijo Carlisle.

Me dirigí hacia la cocina.

-¿Alo?

-Aló amor. – dijo Mike al otro lado de la línea.

-¿Qué pasó? – pregunté un poco preocupada. jamás me llamaba a esa hora.

-Nada, solo quería que nos juntáramos. - contestó él, un poco contrariado.

-Es que… en este momento no puedo, estoy un poco ocupada.

-¿Qué estas haciendo que estás tan ocupada? – preguntó demandante, un poco molesto.

-Estoy en casa de Alice, conociendo a su hermano Edward que acaba de llegar de no sé dónde. – le dije con suavidad.

-Bueno. – se calmó. – te tenía una sorpresa. ¿Por qué no vienes a mi casa?

-Lo siento, pero no me dejarán salir. Será para la otra.

-En ese caso hablamos mañana para que me cuentes como te fue. – dijo, desanimado.

-Bueno, nos vemos.

-Adiós, te amo. – se despidió.

-Chao, te quiero.

-Amor, dime la frase. – su voz me conmovió.

-No empieces por favor…

-Pero amor, nunca me dices que me amas. – se quejó.

-Es que tu sabes que no soy buena para demostrar mis sentimientos y mucho menos hablar de ellos. A las únicas personas que puedo decirles es a Alice y Rose.

-A veces no te entiendo. Es tan fácil decir un simple “te amo”

-Tú sabes que no soy cariñosa con las personas.

-Por lo menos dilo aunque no lo sientas.

-Ok, empecemos de nuevo. – dije con cansancio.

-Adiós amor, te amo. – en su voz se notaba el entusiasmo.

-Yo también te amo. Nos vemos. – me despedí con indiferencia.

Corté al fin.

-Se siente el amor en el aire. – sentí su voz tras mi espalda, haciendo que me asustara tan solo sentirla.

Di media vuelta y vi a Edward con el sarcasmo grabado en su rostro.

-Por favor no digas nada. Me aburre que me diga que me ama. – estaba molesta.

-Se nota en tu rostro. – rió, divertido.

-Sí. – reí con él. – pero ¿Qué se le puede hacer? Es cosa de novios.

-¿Así que tienes novio? – preguntó, un poco extrañado.

Su tono me ofendió.

-¿Y quién creíste que era? ¿Mi abuelito?

-Pues sí. – bromeó. Luego se mostró pensativo. – A ti te he visto en algún lugar, estoy seguro. – su voz destilaba tanta convicción que logré dudar.

-Será en tus sueños porque nunca he salido de esta ciudad. – mi nerviosismo aumentaba al ensancharse su sonrisa.

-Porque así es como te conocí yo. – quería decirle.

Si tan solo supiera… de seguro pensaría que estoy loca.

-Quizás…

Logró que me sonrojara.

-Mejor nos movemos de aquí. No quiero que piensen mal de nosotros. – dije rápidamente, luego una risita un poco histérica salió de mis labios.

Algo cambió. Edward me miraba de una manera extraña, como hipnotizado, como si de pronto fuera a atacarme o algo por el estilo.

Me tomó por los hombros y me acorraló contra la pared. Nuestras frentes eran como una sola, iluminándome con su mirada, sentí su respiración en mis narices. Comenzó a acercar su rostro. Sentía cómo mis mejillas se acaloraban y mi respiración comenzaba a agitarse, asi que cerré los ojos para poder controlar el impulso que me invadía.

-No me importa que piensen mal. – susurró en mi oído con un tono seductor. – No te preocupes, aun no es el momento.

Un silencio inundó la habitación.

Cuando logré abrir los ojos, él ya no estaba allí.

Capítulo 1: Los juegos de Morfeo Capítulo 3: Conociendo al desconocido SEGUNDA PARTE

 
174403 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11237 usuarios