No se por cuento tiempo lo había estado mirando, sintiéndome cada vez mas frustrada conforme pasaba el tiempo.

-¿Pudiste averiguar algo, Edward?- le pregunté al menos por quinta vez en una hora.

-No Bella. Realmente esta haciendo un buen trabajo al mantener sus pensamientos bloqueados. Cada vez que me decido a intentar ver que piensa, ella lo ve y su mente se llena de cientos de ecuaciones matemáticas, letras de algunas horribles canciones, o peor…- Se estremeció ante la idea. Solo podía creer que involucraba a Jasper y a ella en alguna extraña y comprometida posición.

En toda la semana solo había visto a Alice pocas veces. Si Edward y yo entrábamos a la misma habitación que ella, salía disparada por algún imprevisto o de caza, nuevamente. Ella nunca se comportaba de esa forma; estaba evitándome, y definitivamente a Edward también.

-Se que se trae algo entre manos. Lo puedo sentir. Tenemos que averiguarlo antes de que sea demasiado tarde- Estaba volviéndome paranoica, y estaba volviendo loco a Edward con todas mis preguntas; a pesar de que era demasiado amable como para decírmelo abiertamente.

Como si fuera poco el extraño comportamiento de Alice, un extraño brillo, que siempre hacía que en mi estomago se formase un vacío, en sus ojos. Generalmente eso significaba otro viaje de compras a Seattle o alguna tarde de ‘Transformemos a Bella’ de lo cual ya debería haberse cansado.

La boda tendría lugar en dos semanas y mis nervios estaban a flor de piel como para agregarle la preocupación por las ocurrencias de Alice. Pase varios días pidiéndole a Edward que averiguase que planeaba, pero a veces ni era necesario, ya que el dedicaba gran parte del día y la noche a tomar desprevenida a Alice... ¡Como si eso fuera posible!