Arriesgándome

Autor: AxiisDaniiela
Género: General
Fecha Creación: 29/03/2010
Fecha Actualización: 01/04/2010
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 47
Visitas: 77819
Capítulos: 36

Amar es arriesgarse a que no te quieran. Esperar es arriesgarse a sentir dolor. Intentar es arriesgarse a fracasar. Pero hay que arriesgarse. Porque lo más peligroso en esta vida es no arriesgar nada…

Espero que disfruten de mi segundo Fic!....

Espero sus comentarios y sus votos :)

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Capítulo 1: Capitulo 1

 Si ser nuevo en un colegio es difícil, ser nuevo en un país lo es más. Prácticamente desde que nací mis padres se habían antojado de asegurar mis estudios y junto con ellos, mi futuro. Nunca fui como las demás niñas, desde muy temprana edad comprendía lo básico de las matemáticas, física y química. Siempre fui muy consciente de las cosas que entendía y los demás no lo hacían todavía, pero a pesar de eso mis padres trataron de darme una infancia lo más normal posible. No tenía “amigos” de verdad, pero por lo menos la gente nunca me trató mal en la primaria ni en la secundaria… ya saben, los chicos pueden ser muy crueles cuando se lo proponen. Cuando ingresé a la secundaria, gracias a mis excelentes notas, me promovieron de grado y gracias a eso logré ingresar en múltiples concursos de becas y esas cosas. Nunca pensé que el día de mi graduación de secundaria, llegara a mi casa una carta de la Escuela de Odontología de la Universidad de Washington, donde decía las palabras que tanto había soñado con escuchar, o en este caso, leer:

“Estimada señorita Isabella Swan, es de nuestro total agrado notificarle que su aplicación para recibir la beca de estudio para la carrera de Odontología en la Universidad de Washington ha sido APROBADA, y nos encantaría contar con su presencia para el comienzo del semestre en septiembre. Junto con esta carta le enviamos los documentos necesarios para la tramitación de su visa de estudiante y demás permisos para hacer posible su traslado. También hemos de notificarle nuestra satisfacción de contar con una nueva alumna tan brillante como usted en nuestro campus y de aceptar la beca, le aseguramos que cuenta con alojamiento asegurado en el campus.

Sin nada más que decir,

Escuela de Odontología de la UW

 (University of Washington)

Estaba en estado de shock. Podía ver como mi madre estallaba en gritos y lágrimas al igual que mi padre, pero mi cuerpo no reaccionaba.

-¡Hija te aceptaron!- gritó Reneé, mi mamá.

-Bella, reacciona- dijo Charlie, mi papá, con voz preocupada.

-Lo siento- dije cuando me pude recuperar- OH DIOS MIO, ME ACEPTARON- grité moviendo los brazos como loca y saltando con mi mamá por toda la sala del apartamento en donde vivíamos.

Después de eso, el tiempo pasó más rápido de lo que esperaba. Solamente tenía tres semanas de vacaciones, en las cuales debía preparar todo el papeleo y rogarle al cielo para que me dieran mi VISA.

-Señorita Isabella- me llamó el hombre de la Embajada de USA en Venezuela- puede pasar- dijo finalmente.

Me levanté de mi asiento, les dediqué una mirada de auxilio a mis padres y caminé dentro de la terrorífica oficina.

-Encantado de verla de nuevo señorita Isabella- dijo el hombre mientras sacudía mi mano.

-Lo mismo digo- dije con el tono más formal que pude utilizar mientras me sentaba frente al señor Staubb.

-Me alegra informarte que tu VISA de estudiante llegó el día de ayer – dijo el señor Staubb mientras revisaba algunos papeles y buscaba algo dentro de la gaveta del escritorio- … y te hago entrega de ella el día de hoy- dijo sonriendo mientras me entregaba mi VISA- espero que aproveches al máximo la oportunidad que te han dado los de la Universidad de Washington y también que disfrutes mucho tu cumpleaños- terminó sonriendo.

-Muchas gracias señor Staubb- dije sonriéndole de vuelta- Pero todavía faltan dos semanas para mi cumpleaños- terminé

-Lo sé, pero para esa fecha ya debes estar en Washington- dijo mientras se levantaba.

Me paré y sacudí su mano y salí con una sonrisa en mi cara de aquella oficina que ya no odiaba tanto. Cuando llegué a las sillas donde estaban mis padres no pude evitar saltar dentro de sus brazos y comenzar a llorar de felicidad.

-¡Mamá me voy!- dije entre lágrimas mientras sonreía.

-Lo sé hija, lo sé- dijo mi madre, quien también estaba llorando conmigo.

Los días siguientes fueron totalmente agotadores, tenía que recoger el resto de los papeles en diferentes lugares de la ciudad y gracias a eso andaba de un lado a otro todo el día. También tenía que hacer mi maleta, pero como no tenía mucha ropa que me abrigara del frío de Washington, metí mi ropa y salí a comprar más con mis ahorros. La persona que haya dicho de dar clases de física, química y matemática no daba dinero, estaba totalmente equivocado. Durante mi tiempo en secundaria le di clases a tanta gente que mis ahorros eran suficientes como para mantenerme a mi sola por un año, sin necesidad de trabajar. También creo que era por eso que la gente en secundaria no me molestaba, ya que no solo le daba clases a gente de mi salón, sino que algunos de los chicos “importantes” del colegio me pedían ayuda con “las tres marías” y gracias a ellos nunca fui objeto de burla de nadie. En este momento, mis ahorros me estaban ayudando a crear un nuevo guardarropa para mi estadía en Washington, y a pesar que no era una fanática de las compras, me agradó mucho salir con mamá a comprar todo.

Es triste que lo diga, pero nunca tuve una “mejor amiga”, por eso para mí salir con mamá era lo máximo, ella era la única que entendía por lo que estaba pasando y me apoyaba totalmente, aunque tengo claro que para eso es que están los padres, para guiarnos y apoyarnos en nuestras vidas y decisiones. Ya no me importaba, mañana era el gran día, a partir de mañana obtendría mi “independencia” y apenas tenía 16 años.

Esa noche no pude dormir y cuando mi reloj marcó las 3:30 am me levanté, me bañé, me acomodé y salí de mi cuarto. Me sentí extraña, ya ése no iba a ser mi cuarto por mucho tiempo, de hecho, no sería “mío” por unos 4 años más o menos. Al llegar a la sala mis padres ya estaban ahí, esperándome. Charlie ya había llevado mis maletas al carro y yo estaba tomando algo de café con mi mamá. Cuando terminamos, bajamos al carro y salimos rumbo al aeropuerto, mi vuelo salía a las 7 am en punto y estaría en Washington aproximadamente 6 horas después, ya que sería un vuelo directo.

Llegamos a las 6am en punto al aeropuerto, por lo que hice todo muy apresurado, entregué mis maletas en la línea de American Airlines y pasé a migración. Después de ahí me tocó despedirme de mis padres…

-Hija recuerda que te quiero muchísimo, llama apenas llegues por favor- dijo Reneé mientras me abrazaba.

-Claro mamá, te lo prometo- dije abrazándola.

En eso, Charlie nos abrazó a las dos.

-Ay mis lloronas- dijo riendo- Bella, hija, no sabes lo orgulloso que estoy de ti, se que todo va a salir bien- terminó.

Me despedí de mis padres y avancé hasta donde se encontraba una señorita que estaba pidiendo los tickets y los pasaportes.

-Muy buenos días Isabella- dijo luego de revisar mis papeles- debo decirte que como eres menor de edad, te vas a sentar adelante y alguien del equipo se va a ser cargo de ti, además, debes ponerte esto para que te identifiquemos más rápidamente- dijo mientras me entregaba mis papeles y una pechera que parecía más un collar para perros.

-Ok, gracias- dije entre dientes, mientras veía la terrible pechera que me tenía que poner.

No pasó mucho tiempo antes que comenzaran a llamar para abordar el avión y el primer nombre que se escuchó fue el mío. Caminé con pesar con mi pechera puesta, les dediqué una sonrisa a mis padres, a quienes podría ver a través del cristal y comencé a caminar por el pasillo para abordar el avión. Una vez en la puerta una de las azafatas me indicó mi lugar para sentarme y allí me quedé. Gracias a dios que se me había ocurrido cargar mi Ipod, mi cámara y mi laptop la noche anterior, ya que seguramente serían de mucha ayuda durante estas 6 horas que tenía que estar aquí sentada. También tenía mi nuevo y flamante BlackBerry, el cual había comprado con parte de mis ahorros. Lo que sobrevivió de mis compras, lo había cambiado a dólares y lo había transferido a mi nueva cuenta de Banco en Washington, para tener algo con que empezar, ya que estaba decidida a conseguir algún trabajo para tener dinero extra a parte del de la beca. Si, entendieron bien, me iban a pagar para que estudiara en la Universidad de Washington.

Cuando el avión despegó, me sentí extraña, ya eran dos veces en el mismo día que tenía la misma sensación y no comprendía por qué. La siguiente hora agradecí al cielo cuando la azafata me preguntó si quería ver algún DVD y me prestó algunos de los que tenían en el avión. Entre ellos estaban algunos de comiquitas como “Ratatouille”, “Los Increíbles”, “El cadáver de la novia” y otros, y también estaban unos muy buenos como “Avatar”, “Dear John”, “Twilight”, “New Moon”, “Sherlock Holmes” y otros… Decidí que vería “Twilight”, no solo porque era una de mis películas favoritas, sino porque el tema del vampiro que se enamora de una humana me encantaba. Me puse los audífonos y comencé a ver la peli y me di cuenta que una de las azafatas que estaba cerca se había quedado viendo la peli, me dio mucha risa y la invité a que se sentara conmigo, pero ella tenía que seguir trabajando, pero a pesar de eso ella se paraba de a ratitos y me preguntaba que tal iba la peli, ya que ella nunca la había podido ver completa y yo tranquila le contaba todo lo que había pasado hasta el momento, me sabía la película de memoria. Cuando la peli terminó, la misma azafata que había estado viendo conmigo la película me trajo algo de comer y algunas chucherías, se las agradecí en el alma, porque ya estaba comenzando a necesitar azúcar en mi sistema. Luego de la comida me estaba comenzando a aburrir, por lo que saqué mi Ipod y me desconecté del mundo, solamente escuchaba mi música y veía por la ventana el profundo mar azul por el que estábamos volando. No sé en qué parte del vuelo me quedé dormida, pero fue un sueño reparador, necesitaba estar descansada para cuando llegara.

-Isabella, Isabella- me susurró alguien mientras sacudía con una mano mi hombro. Lentamente abrí los ojos y me encontré con Mónica, la azafata- Ya vamos a aterrizar, por favor abrocha tu cinturón- me dijo con una sonrisa.

Capítulo 2: Capitulo 2

 
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