La Sustituta

Autor: Akemi
Género: Romance
Fecha Creación: 26/10/2013
Fecha Actualización: 24/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 10
Comentarios: 51
Visitas: 27014
Capítulos: 11

Isabella Swan vive sola y trata de salir adelante desde hacia cinco años. Escapó de casa siendo una adolescente porque estaba harta de la clase alta y la vida que llevaba, la preferencia que sus padres sentían hacia Kristen, su hermana gemela y el desprecio. Bella no encajaba en ese mundo lleno de hipocresias y de gente superficial. 

 

Su vida cambia cuando de repente se ve obligada a volver a ver a sus padres tras la muerte de su hermana gemela, quien es asesinada dos días antes de casarse con Edward Cullen, un heredero. Cuando se da el primer encuentro entre Isabella y Edward, él sufre una confusión porque cree que se trata de su amada. Al poco tiempo se da cuenta de su error... Ella no es Kristen, pero aun así, no quiere sacar a Isabella de su vida tras ese encuentro. Poco a poco la atracción que siente se convertirá en un inmenso amor el cual Isabella no desea aceptar porque siente que para Edward y para su familia solo es... Una Sustituta. 

 

___________________________________________________________________

Espero que les guste esta historia :D Es una idea loca que se formó en mi cabeza y finalmente me animé a publicar. 

Sachiko065

Gracias a KEIT por ayudarme con cosas referentes a esta historia y a otras que ya tengo, también porque ella realizó la portada de este fic. Te quiero muchooo! Sin ti no sabría que hacer en ciertas ocasiones. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 1: Mala noticia

Capítulo 1: Mala Noticia

Bella POV

 

Camino por la calle muy apresurada para coger el autobús. Necesito llegar al trabajo lo más rápido que se pueda.

 

Por fortuna no espero demasiado, me subo a un autobús diez segundos después de haber llegado a la parada. Me subo, pago y voy a sentarme. En el camino pienso en la renta que tengo que pagar mañana… Para mí es muy caro, pero prefiero pagar a quedarme sin casa. Yo no tengo una casa a la cual volver. Tengo veintitrés años, vivo sola debido a que decidí emanciparme cuando era una adolescente de dieciocho.

 

No me arrepiento de aquella decisión, estaba harta de la vida que llevaba. No me encontraba mal económicamente, iba a los mejores colegios, tenía lujos, etcétera. Pero… Estaba cansada de la indiferencia de mis padres hacia mí, la preferencia que le tenían a Kristen, mi hermana gemela, los eventos de sociedad llena de gente hipócrita a los que me obligaban a asistir, los colegios, la ropa elegante e incómoda y el desprecio de mi familia. Me daban todo pero a la vez no me daban nada. Simplemente yo no encajaba en ese mundo… Un mundo lleno de gente superficial y de arpías.

 

Al cumplir los dieciocho, después de pensarlo mucho, me largué de la casa, a pesar de las amenazas de mi madre. Aún siguen muy nítidas en mi mente aquellas palabras que pronunció “Si atraviesas esa puerta, te juro que ya no serás más hija mía, y no podrás regresar nunca en tu vida”. Yo solo me reí y le contesté “Nunca he sido tu hija”

 

Ese momento ha sido el más genial de toda mi vida. La cara de incredulidad y furia de aquella mujer, sinceramente no tuvo precio.  Mi hermana no hizo nada por detenerme, poco le importaba lo que sucediera conmigo. El sentimiento es mutuo. No la odio y hasta cierto punto la quise; le deseo que le vaya bien, pero no me interesa saber de ella ni de mis padres.

 

Sacudo la cabeza… ¿Acaso no me prometí no pensar en ellos? ¿Y qué hago? ¡Lo contrario! Ellos están fuera de mi vida, yo estoy muerta para ellos. Me duele en cierta manera, pero… Es mejor así. Prefiero ser pobre como ahora que volver a esa vida llena de hipocresía.  Estoy orgullosa de lo que yo he logrado en estos años, aprendí a valerme por mi misma, también feliz debido a que siempre tuve interés en aprender a cocinar, a limpiar, a reparar cosas porque de lo contrario estaría muerta. Me rio al pensar en lo que le hubiese pasado a mi hermana si se encontrara como yo.

 

El autobús avanza lentamente lo cual me desespera. Necesito llegar al maldito trabajo. Hoy me pagan y mi jefe es muy exigente; quiere que lleguemos temprano. Por un minuto que lleguemos tarde nos descuenta un día. No me conviene eso.

 

Cuando por fin llego al bendito trabajo me siento aliviada de que llego un minuto antes de la entrada. El jefe no está allí y comienzo con mi trabajo… Por cierto, soy mesera en un restaurante que es bastante conocido pero… No es demasiado bueno. La paga no está mal, pero no me permite tener lujos, solo puedo comprar lo básico; la mayor parte de mi paga está destinada a la renta del pequeño cuarto donde vivo.

 

En mi trabajo solo tengo una amiga, Scarlett, pero hace poco encontró al amor de su vida y ya planea casarse con él. Desgraciadamente el tipo es millonario y no me agrada para nada porque sacó a mi amiga de trabajar y ahora estoy más sola que nunca.

 

Cuando termina mi día me siento aliviada. Me pagan y soy feliz pero esa sensación dura muy poco debido a que mañana tengo que pagar la maldita renta. El maldito señor Wilson, no me deja vivir en paz. Constantemente me recuerda la renta.

 

Salgo del restaurante y camino hasta la parada para ver si tengo suerte y encuentro un autobús. Lo hago, encuentro uno y me voy a mi casa. Avanza lentamente como el de la mañana pero esta vez no me importa. Observo por la ventana como comienza a llover y mis pensamientos regresan a mi familia. Por primera vez en cinco años quiero saber que fue de ellos. Lo último que supe era que mi hermana se casaría, pero no lo supe porque quisiera. Lo vi publicado en una revista. Estaba al lado de un muchacho extremadamente guapo, parecía un modelo el desgraciado.  Ella también es hermosa, con cabello lacio, su maquillaje perfecto y sus curvas de infarto.

 

Yo soy más delgada, el cabello lo llevo ondulado y de mi color natural. Kristen prefiere llevarlo rubio. Ambas tenemos los ojos color gris y nuestras facciones son iguales. Eso es todo; de personalidad somos dos polos opuestos. Kristen es más sociable, no sabe hacer nada y es una experta en ligar hombres millonarios. 

 

Yo le gusté a un chico en una ocasión. Era de buena familia, educado, guapo pero lo rechacé porque a mí no me gustaba. Yo no quería casarme con alguien de mi misma clase. Por aquel entonces yo ya estaba planeando irme a vivir sola y tenía la esperanza de conocer a alguien con quien formar una familia. No sucedió y me encuentro sola, virgen, sin haber besado a nadie.

 

Pero, no estoy desesperada. No es que necesite el amor. Tal vez me siento sola pero no necesito una pareja, estoy bien así. La compañía que yo necesito es de amistad, alguien que charle conmigo de vez en cuando, alguien que se preocupe por mí.

 

Niego con la cabeza riéndome de mi misma… ¿Hasta dónde han ido a parar mis pensamientos? Yo estoy bien así… Ya habrá tiempo para encontrar el amor, amistad, o lo que sea. No necesito que nadie se preocupe por mí porque no sé qué es eso… Nadie en esta vida ha demostrado que realmente se interese por mí. Mis padres me dieron todo lo que se le da a un hijo a excepción del amor. Me lo dieron todo porque tenían la esperanza de que encontrara a un buen partido y me casara. Yo no quiero eso en mi vida… Las cosas por obligación no me gustan. 

 

Estoy a la mitad del camino y dejo de pensar en eso. Veo como un chico se sube al autobús y se sienta. Suspiro y regreso mi vista a la ventana. Las gotas de lluvia golpean la ventana. De una buena mojada no me voy a salvar cuando llegue a la casa.

 

El resto del camino pienso en mi hermana… ¿Amará a su novio realmente? ¿Seguirán juntos? Espero que sí. A ella le van bien ese tipo de personas al contrario que a mí, de hecho, no me va bien nadie.

 

Por alguna extraña razón, estoy inquieta. Quiero saber que está pasando con mi familia. No dejo de pensar en ellos desde la mañana, cosa que es muy raro porque muy de vez en cuando yo dedico un pensamiento para esas personas.

 

No, no puede pasar nada malo con esas arpías. Bien dicen, hierva mala nunca muere.

 

Llego a mi casa; tal y como predije. De la mojada no me escapé. Estoy empapada de pies a cabeza. Frustrada lanzo mi pequeño bolso en el sofá y comienzo a desvestirme. Me meto en la ducha; el agua está helada pero ya estoy más que acostumbrada. Llevo cinco años viviendo en estas condiciones. Pero me gusta, es lo que he logrado por mí misma y tengo el presentimiento de que voy a mejorar mi situación si sigo esforzándome. 

 

Cuando termino de bañarme, me pongo una pijama que por suerte pude sacar de mi casa. De hecho, me llevé una maleta con ropa y he comprado un poco más, pero no la uso porque la mayoría del día estoy con el uniforme del trabajo. Solo cuando tengo un día libre me visto de forma normal.

 

El estómago me gruñe,  creo que puedo gastar un poco de mi dinero e ir a comprar algo al pequeño supermercado. La lluvia ya se ha calmado un poco y tengo un paraguas que me regaló una vecina en mi cumpleaños anterior.  La señora Martínez es muy amable conmigo, me hubiese gustado tener una madre como ella.

 

Me quito el pantalón de pijama y me pongo uno de mezclilla, también un suéter y salgo de mi casa. En el camino al supermercado, pienso en mi familia otra vez. Algo está pasando.

 

Cuando llego al supermercado me voy directo a los panes. Tengo un antojo de pan dulce. Después voy por leche. Al estar en la caja. La chica que atiende me mira incrédula.

 

-¿Qué sucede?- le pregunto.

 

-Usted es igual- me responde.  La miro confundida.

 

-¿A quién soy igual disculpe?

 

-A Kristen Swan, la modelo que acaba de fallecer

 

Me quedo en estado de shock por un minuto… ¿Mi hermana muerta?

 

-¿Qué dice?

 

-Mire la revista- dice señalando las revistas que se encuentran a un lado del mostrador.

 

“ASESINAN A KRISTEN SWAN, MODELO Y PROMETIDA DE EDWARD CULLEN, HIJO DEL MULTIMILLONARIO CARLISLE CULLEN A DOS DÍAS DE LA BODA”

 

Leo el artículo entero. Mi hermana fue asesinada en su penthouse por unos ladrones. No puedo llorar, no estoy segura de que eso sea verdad, necesito llamar a mis padres. La ansiedad me recorre el cuerpo y mi corazón late muy fuerte.

 

-No puede ser- susurro y salgo corriendo del supermercado, olvidando mi cena. Corro hasta que encuentro un teléfono público. 

 

Con manos temblorosas y entre pequeños sollozos marco el teléfono con la esperanza de que sea el mismo.  El corazón se me acelera más cuando oigo la voz de mi madre llena de dolor.

 

-¿Quién es?

 

-Yo…- la voz me tiembla. Me siento estúpida pero debo saber la verdad. Respiro profundamente antes de hablar-. Soy Isabella, madre, lo siento por llamar

 

-¡Isabella!- exclama cosa que no me espero. Esperaba que colgara o un comentario hiriente-. Oh, hija- solloza. Se me parte el corazón y una lágrima cae por mi mejilla.

 

-Dime que no es cierto, mamá, dime que Kristen está bien

 

Unos segundos de silencio. Las cosas no están bien.

 

-Muero por decirte que está bien, pero no es la verdad… Ella fue asesinada

 

-Dios mío… ¿Cómo pudo suceder eso?- sollocé. Mi hermana no podía morirse, estaba joven y llena de vida.

 

-Sí, lo sé… Su prometido está destrozado… Isabella, por favor vuelve a casa

 

-Yo…

 

-Vuelve, por favor hazlo, te necesito en estos momentos tan difíciles

 

“Pero tú nunca estuviste para mí” pienso pero rápidamente desecho ese pensamiento. Tengo que hacer lo que me pide, quiera o no es mi familia. .

 

-E… Está bien- respondo. Me siento aturdida y llena de dolor.

 

-¿Será mucho pedirte que vengas hoy?

 

-¿Hoy?

 

-Sí, estamos velando a tu hermana

 

-Oh Dios- susurro.

 

-Ven Isabella, sé que te dije que no volvieras pero…

 

-Iré- la interrumpí-. Era mi hermana después de todo- cuelgo.

 

Me dirijo hacia mi casa en donde me pongo ropa de color negra. Irónicamente llegaré con el mismo traje con el cual me fui.

 

Después de una hora llego a casa en donde viví. No ha cambiado mucho como yo esperaba. No le doy más importancia y me dirijo hacia la entrada de la casa en donde hay muchas personas. Todos me miran boquiabiertos cuando entro y escucho que murmuran.

 

Me siento incómoda pero debo seguir aquí. Camino hacia la sala en donde se supone que deben velar a mi hermana. Esperaba un ataúd pero no, mi padre abrazaba una caja con las cenizas de mi hermana. Mis padre voltearon a verme y caminaron hacia mí.

 

Para mi sorpresa mi madre me abraza fuertemente y comienza a llorar de forma desconsolada.

 

-No puedo creer que estés aquí- decía-. Pensé que no vendrías

 

-Claro que iba a venir- respondo gruñendo un poco-. No soy una inhumana… Yo quería a mi hermana

 

-Tienes que volver a casa, Isabella, te hemos extrañado- dice mi padre mirándome serio. En su rostro podía verse el dolor, aunque no derramara lágrimas. 

 

-Yo… No puedo regresar, ya tengo una vida hecha- contesto.

 

-No nos mientas, yo sé que has salido adelante pero… No vives bien

 

-¿Me han estado vigilando acaso?- pregunto molesta mientras me aparto de mi madre.

 

Papá asiente.

 

-Sí, desde hace poco, pero lo hacemos, consideramos que no era justo que no te permitiéramos volver

 

-Pues se tardaron mucho en considerarlo- digo con tono mordaz y luego miro la urna-. Como sea, este no es el momento para reproches… No vamos a armar un escándalo aquí

 

-Veo que la educación que recibiste aún queda- dice mi madre mirándome con orgullo, cosa que nunca antes había hecho-. Has cambiado mucho Isabella, pero sigues siendo una de nosotros, no cabe duda

 

-Yo…- me asquea lo que ha dicho. Yo no soy como ellos y nunca lo seré-. No quiero hablar de eso

 

Todo el tiempo que llevo aquí termina por hartarme, pero nada puedo hacer… Mi hermana ha muerto, cosa que me duele bastante. Intento no llorar pero no lo consigo, lágrimas gruesas caen por mis mejillas. Yo quería a mi hermana aunque fuese una presumida y que ella no me quisiera. Me hubiese gustado hablar una vez más con ella.

 

De repente me acuerdo de la existencia del novio de Kristen. No parece estar por aquí. Cuando le pregunto eso a mi madre ella me responde muy triste que Edward- el prometido de Kristen- se ha puesto demasiado mal y que no asistirá. Cuando dice eso siento pena por aquel hombre pero cierta alegría porque eso significaba que él amó de verdad a mi hermana. Ella cumplió su sueño de encontrar a su príncipe azul.  

Capítulo 2: Asustada

 
15125455 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11109 usuarios