Prefacio:
Prefacio:
No podía estarme pasando esto a mí.
¿Sera acaso el destino el que se puso en mi contra esta vez? ¿ El karma? ¿ El universo? ¿Dios? ¿Acaso aquel ser supremo no ha tenido suficiente con mi sufrimiento?
A lo largo de los años he aprendido lidiar con muchas cosas difíciles de mi existencia. A superarlas y a dejarlas en el pasado. En el olvido. Pues para poder ver hacia el futuro no hay que estarse lamentando con el pasado.
El hubiera no existe, ese no lo podemos cambiar por más que lo deseemos. Lo que nos queda es caminar hacia el futuro. Mirar hacia adelante, siempre. Solo se puede volver a mirar atrás para aprender de los errores del pasado. Pero no estancarse en lo que alguna vez pudo ser.
De algo de lo que si estoy segura es que en la vida no todo es felicidad. Si la vida fuera fácil y sencilla no sería emocionante. Se necesita experiencias, temores, aventuras y aprendizajes. Todo eso la hace emocionante e interesante. Y como yo pienso todo debe tener un toque agridulce.
Es la mezcla exacta de la vida; a veces tendrás momentos felices y dulces; pero otras veces momentos tristes y agrios (desabridos, difíciles). Y ambos lados debemos aprender a sobrellevarlos. Pues la felicidad absoluta no existe. Siempre habrá algo que se interponga a ella. Lo que yo pienso es que hay que aprovechar esos pedazos de la vida que son dulces.
Y este momento no es uno de ellos.
Pues en esta ocasión él me está pidiendo explicaciones, acerca de todo este lio. Y para esto debo mirar en mi pasado. No es algo del que este orgullosa, pero tiene derecho a saberlo. Tiene que saberlo.
Aunque… ¿seguirá pensando lo mismo de mí después de que le cuente?
En mi vida hay más momentos amargos que dulces, y es algo que no me gusta recordar. En ese momento lo miro a los ojos y ahí encuentro la fortaleza para decirle todos mis secretos.
Que aquel ser supremo me bendiga con lo que se avecina esta noche.
Solo él sabe lo que pronto se avecina. Para todos nosotros.
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