Otro día más de mí tediosa larga eternidad… Otro día más de escuela… Bien, podría soportarlo, ya estaba en último año, y luego de este venía mi recorrido por el mundo, mi tan ansiado recorrido por el mundo.
-¿Todo bien, Bella?- Pregunto Alice, como siempre atenta.
-Sí, solo que no aguanto más ir a escuela- le respondí con notable molestia, provocando su risa.
-Vaya, una vampiro de casi 300 años que aún no se acostumbra a estudiar, ¡Qué raro espécimen tenemos aquí!- Rió ahora junto a Rosalie y Jasper que estaban con nosotras dentro del auto.
-Bien, entiendo, ¡Bella es rara!- Le conteste un poco enfadada. Pararon de reír.
-Hermanita, sabes que no lo digo para molestarte solo qu…- se detuvo y perdió su mirada en la nada, una visión. Cuando se le paso le hablé, ya que me bloqueaba sus pensamientos. Ni siquiera me quiso mostrar su visión, era algo que venía haciendo hacia unos años, por las dudas de que si aquello que veía venir era una sorpresa para mí, no me enterase.
-¿Alice, qué paso?- me miro confundida.
-N-nada, digo, nada importante…- Tartamudeó; casi me convenció, hasta que vi su sonrisa maliciosa.
-Mmm… ¿Segura duende?-
-Ja ja, ¡muy graciosa! Y sí, estoy segura- Antes de que pudiera reclamarle algo llegó Emmett, quien se sentó en el asiento de conductor, encendiendo el auto.
El camino al establecimiento fue en silencio, pero podía oír los pensamientos de todos, excepto de Alice, claro. Rosalie pensaba un poco en lo sucedido, otro poco en Emmett y otro poco más en las caras que pondrían todos al verla con su nuevo color de pelo, típico del primer día de clases en Rose. Emmett prestaba su atención a su novia, al tiempo que pensaba en cómo ganarle a Jas en el juego de carreras que se habían comprado hacia poco, debido a que el anterior había “desaparecido”. Jasper seguía atormentándose a medias con sus recuerdos, pero también pensaba en lo que habría visto Alice. Y por último yo, pensaba en no tener de nuevo al señor Varner, el profesor de trigonometría que el año anterior había hecho del año escolar una tortura, y eso que yo ya sabía todo lo que me enseñaba.
Por fin llegamos, pensé al tiempo que bajaba del auto. Noté algo extraño en los humanos, todos estaban emocionados porque al parecer llegaba un nuevo alumno, el hijo del señor y la señora Swan, el cual según oí estaba viviendo con su tía en Phoenix, pero decidió regresar con sus padres, nada interesante, pero para mí aburrida rutina que se hace llamar vida era algo.
-¿Qué les sucede a estos ahora?- Me preguntó Rose.
-Un nuevo alumno, hijo del jefe de policía y de la profesora Swan-.
-¿Tiene un hijo? Espera, ¿Qué edad tiene?-.
-Mmm…- me concentré en ver lo que decían acerca del muchacho- 17 años para ser exacta-.
-¿¡17?! Hubiese jurado que esa señora era bastante joven, a no ser que haya tenido a su hijo de muy joven… Mmm…- Exclamo Alice, terminando en un susurro.
-Al parecer no es tan así…- dije al tiempo en que me iba, aun sin entender porqué a Alice le interesaba eso. Según los horarios que me habían dado hacía una semana, cortesía de psica favorita Alice, ahora me tocaba matemáticas avanzadas, genial, los números eran lo mío.
Como siempre todos me iban mirando, algo a lo que tampoco estaba muy acostumbrada, bueno, no era eso, si no que… no me gustaba.
Luego de una caminata rápida, sin exceder la velocidad humana, llegue al aula. Me sorprendí al ver que mi profesora era la señora Swan; la saludé con la mano y fui al fondo del salón, donde me senté sola.
La clase transcurrió velozmente, cuando menos me lo esperaba sonó el timbre, ahora teníamos el tiempo de desayuno. Nuevamente a caminata rápida llegué a la cafetería, recogí una charola, aunque nada más agarré una manzana y un jugo, nosotros no comíamos.
Todo iba como siempre, estaba sentada con mis hermanos, simulando que me alimentaba, hasta que escuche mi nombre, enseguida agudicé mi oído, sin voltearme.
-… Bella Cullen, pero, ni intentes, no se deja conquistar…- esa voz con rencor era de Mike Newton, quien por dentro me maldecía, al tiempo que le deseaba mala suerte al chico con quien hablaba, pero… ¿Quién era él? Intenté leer los pensamientos de aquella persona, pero, solo escuchaba un silencio interminable, ¿Qué estaba sucediendo?
Volteé a ver a esa misteriosa persona, que además podía sentir como me miraba, su vista era más una flecha que otra cosa.
Cuando lo vi, esos ojos caramelo, ese pelo indomable color cobre, aquella piel pálida que, sin llegar a ser como la nuestra, era blanquísima… Yo, Bella Cullen, ¿Enamorada de… un humano?
|