—¿Edward?¿Estás ahí?¡Si estás ahí coge el maldito teléfono!
Edward obligó a sus párpados abrirse y miró fijamente la oscuridad del cuarto.
—¿Edward?
—¿Sí?—incorporándose,echó un vistazo a su alrededor para hallar al dueño de esa voz,la cual provenía del contestador automático del escritorio.Sacudiendo la cabeza,Edward consiguió ponerse de pie y tropezó atravesando el cuarto.Arrebató el teléfono inalámbrico y dejándose caer en la silla del escritorio,gruñó—:¿Emmett?
—¿Edward?Siento despertarte.Esperé tan tarde como me fue posible antes de llamar.
Edward gruñó y se declinó hacia atrás en la silla,pasando una mano a través de su rostro.
—¿Qué hora es?
—Las cinco de la tarde aquí en Nueva York.Supongo que deben ser cerca de las dos allí en Los Ángeles—dijo Emmett apológicamente.
—Las dos—murmuró Edward.No maravillado,sino agotado.Había estado levantado hasta las nueve de la mañana ocupándose de las llamadas telefónicas y luego había acomodado las cortinas para que no entrara la luz en su habitación en la que se encontraba un sofá que usaba en vez de una cama.Lo último que quería era la llamada del señorito Emmett.
—¿Estás despierto?
—Sí—Edward restregó su cara otra vez para luego encender la lámpara de su escritorio.Cuando la luz creció,dijo—:Estoy despierto.¿Fuiste capaz de encontrar la compañía de ese detective privado que dijiste que era tan bueno?
—Ése es el motivo por el que no podía llamarte más tarde que esto.Ellos están en camino.De hecho,su avión estaba programado para aterrizar hace quince minutos.
—¡Jesús!—Edward se sentó abruptamente—.Eso es rápido.
—Bella no pierde el tiempo.Le expliqué la situación y ella reservó un vuelo enseguida.Afortunadamente para ti,ha acabado un importante trabajo para mí y delegó todo lo que tenía en la agenda.
—Wow—murmuró Edward,pero frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo que Emmett había dicho.
—¿Ella?¿El detective es una mujer?
—Sí y es buena.Es realmente buena.Rastreará a tu saboteador y tendrá el asunto aclarado en un santiamén.
—Si tú lo dices…—dijo Edward lentamente—.Gracias,Emmett.Aprecio esto.
—No hay problema.Estoy feliz de ayudar.
Edward abrió la boca para hablar pero se silenció cuando escuchó de fondo la sofocada voz de una mujer.Entonces comenzó a hacer muecas.
—¿Esa es Rosalie?
—Sí.Ella dice que te diga hola y que te advierta que…—se detuvo brevemente para despejar su garganta—.Errr…Mamá también está en camino hacia allí.
—¿Qué?—Edward se enderezó precipitadamente.Las noticias eran algo impactantes.Esme no había visitado su casa en décadas.Generalmente,era él quien la visitaba.Ella había elegido la peor época posible para visitar la muy asoleada California—.¿Por qué?
—Errr…eso es algo realmente divertido—dijo Emmett,dejando escapar una risita nerviosa—.Al parecer,ha llegado a la conclusión de que estás muy solitario y depresivo.
—¡Qué!—bramó Edward al teléfono.
—Sí.Ella piensa que deberías estar aquí en Nueva York y sostiene que lo que Rosalie y yo tenemos juntos,al igual que mis hermanos con sus compañeros,puede estar trastornándote porque estás solo y todo eso.Parece pensar que necesitas levantar esos ánimos y cree que ayudará que examine la situación más de cerca.
—Dios querido…—murmuró Edward,enterrando la mano en su cabello.
—Sí,pensé que te sentirías así—comentó Emmett con simpatía—.Traté de disuadirla para que no fuera,pero…tú sabes cómo es mamá cuando algo se le mete en la cabeza.
—Dios querido…—repitió.
—Salió en el vuelo tardío—informó Emmett—.No llegará hasta las seis y ya ha arreglado el alquiler de su coche,así que no tendrás que recogerla.
—¿Sabe lo que está sucediendo aquí?
—No—respondió Emmett—.Y a menos que tú quieras que interfiera,te sugiero que no se lo digas.
Edward largó una risita.Decir que interferiría era una subestimación.Si Esme supiera que alguien estaba saboteando el negocio de su hijo,se determinaría ella misma a rastrearlos y ponerlos en su lugar.Era muy sobreprotectora con quienes amaba y él era muy afortunado por encontrarse en esa categoría.
—Dios querido—dijo disgustado.
—Sólo asígnale una habitación de invitados,dale unos folletos turísticos y déjala entretenerse sola—sugirió Emmett—.Se aburrirá y eventualmente,se irá.
Edward hizo una mueca,pensando que eso era demasiado fácil.Nunca nada era demasiado fácil.
—Estoy suponiendo que tampoco tenía que recoger a esta Bella y…—se detuvo brevemente,intentando recordar el segundo nombre que Emmett había mencionado.
—Jacob—completó Emmett—.No,ellos también tienen uno alquilado.Sino,habrían llamado hace mucho.
—De acuerdo.
Edward suspiró.
—Deduzco que tienes media hora antes de que lleguen ahí.Imaginé que era el tiempo necesario para que estuvieras listo.
—Sí—convino Edward.
—Bien.Te dejaré para que te despiertes como es debido antes de recibirlos.
—Sí.De acuerdo.Hey,dile a Rosalie…—se detuvo instantáneamente y echó un vistazo al vestíbulo al oír un golpe en la puerta principal.Frunció el ceño y se dirigió fuera de la oficina,llevándose el teléfono con él—.Espera.Hay alguien en la puerta.
—Eso es,probablemente,el paquete que envié para mamá—dijo Emmett—.Si lo es,tendrás que ponerlo en el refrigerador enseguida.
—Debe ser agradable tener tus comidas preparadas y el delivery a tu disposición—comentó secamente mientras atravesaba el pasillo.
—Dejaremos eso para más adelante—dijo Emmett tranquilamente y Edward sintió una punzada de culpabilidad por su ironía.Emmett había ordenado a sus científicos trabajar en la cura para su problema durante años.Si aún no la había,no estaba de más seguir intentándolo.
—¿Es la sangre?—inquirió su hermano,mientras él abría la puerta principal.
—Umm…no—respondió.Su mirada estaba fija en el par que estaba en el escalón de mármol delante suyo.
Edward nunca había visto a una pareja tan…dispareja.
Ella era extremadamente pequeña y curvilínea,mientras que él era un enorme mamotreto bien erguido sobre sus seis pies de altura.La mujer estaba vestida con un traje negro de negocios con una delicada blusa blanca y él con unos sencillos pantalones de algodón y un jersey claro.Ambos podrían ser considerados como material de estudio en lo que a contrastes se refería.
—¿Edward Cullen? —preguntó la mujer.
Cuando asintió,ella extendió su mano.
—Soy Bella Swan y él es Jacob Black.Asumo que Emmett le ha contado sobre nosotros.
Edward miró fijamente su mano pero,antes de tomarla,cerró la puerta y volvió a poner el teléfono en su oído.
—¡Emmett,es una mortal!
—¿Le acabas de cerrar la puerta en la cara a Bella?—indagó Emmett con la voz llena de asombro—.Acabo de escuchar el golpe,Edward.¡Jesus!No seas tan malditamente grosero.
—¡Hoooolaaaa!—dijo impacientemente—.Es una mortal.Ya era suficientemente malo que fuera una mujer,Emmett.Necesito a alguien que sepa sobre nuestra situación especial para ocuparse de este problema.Ella…
—Bella lo sabe—interrumpió Emmett en tono seco—.¿Pensaste que te mandaría a un insignificante mortal?Tenme un poco de fe—un suspiro le llegó a través del teléfono—.Mira,su padre comenzó con la agencia de detectives Swan e hizo muchos trabajos para nosotros.Ella ha sabido de nuestra existencia desde que era una adolescente y siempre ha guardado el secreto.Bella dirigió la compañía desde que su padre murió.Somos sumamente amables en las remuneraciones,pero es la mejor en el negocio.Así que ahora abre la bendita puerta a la mujer.
—Pero ella es una simple mortal y…una chica—volvió a señalar Edward,no muy feliz con la situación.
—Voy a colgar,Edward—y colgó.
Edward frunció el ceño al teléfono y estuvo a punto de volver a marcar,pero pensándolo mejor,se dio la vuelta hacia la puerta.Necesitó recordar al saboteador que quería arruinarlo.De acuerdo,les daría a la señorita Swan y a su gigante una oportunidad.Si ellos arreglaban el lío,bien por él.Sino,podría echárselo en cara a Emmett por siglos.
Sonriendo ante la idea,Edward alcanzó el picaporte.
|