Me Alegro de que FUeras tu... (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 22/09/2010
Fecha Actualización: 23/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 17
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Capítulos: 30

Rosalie Hale debe engendrar un heredero, o se verá sometida a la peligrosa furia sin límites de su hermanastro, Royce King II,  quien sufre la pérdida de su mal habida riqueza. Y el magnífico Emmett MacCarty es la perfecta elección para concebir a su hijo aunque para ello haya que encarcelar y violar al elegante caballero... Mientras tanto, Rosalie, prometiéndose a sí misma resistir, es traicionada por la terrible virilidad de Warrick, y este queda a su vez embrujado por la voluptuosa belleza de la dama. Así, mientras él planea una venganza adecuada, esperando ansiosamente el tiempo en que su captora llegue a ser su cautiva... empezará a sufrir el terrible tormento y el exquisito éxtasis de esta pasión.

Venganzas, drama, complicidad, amistad, pasión y amor....

Esta es una adaptación de la novela romantica Esclava del deseo escrita por Johanna Lindsey....

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Capítulo 1: OBLIGACIONES

La dama era de hermosura unica y cuerpo escultural, pero ante la corpulencia del caballero que estaba a su lado, su fragilidad se destacaba mucho más. Su cabeza rubia no superaba los anchos hombros del varón, y cuando la palma abierta cayó sobre la mejilla femenina, el fino cuerpo se estremeció con la fuerza del golpe. Una descarga de esa clase la hubiera enviado fácilmente al suelo si no hubiese tenido el apoyo de dos de los escuderos del caballero que la sostenían situados detrás de ella.

 

A cierta distancia en una pequeña habitación, Rosalie Lilian Hale observaba. También a ella la sostenían con fuerza dos soldados, los mismos que la habían arrastrado a aquella habitación con el fin de que presenciara la brutalidad de su hermanastro. La sangre corría por el centro de su mentón, pues se había mordido los labios para evitar el grito. Las lágrimas descendían copiosamente por las mejillas color ceniza. Pero no la habían golpeado. Era probable que eso llegase si no cedía a los reclamos de su hermanastro, después de que él le hubiese ya demostrado que hablaba en serio. Pero mientras le quedase un poco de paciencia, no desearía dejar  a Rosalie con cardenales que provocarían comentarios en la boda.

 

 Royce King II no tenía tales escrúpulos ante su madrastra. Lady  Lilian Anne; no, ahora era Anne d'King y de nuevo viuda, porque el padre de Royce había muerto- le servía de poco a ellos dos, tan solo como rehén para garantizar la conducta de Rosalie ya que no había muchas cosas que no hiciera por su madre.

 

Pero lo que ROyce le reclamaba ahora!!!!!...

 

Anne se volvió para mirar a su hija. Tenía las mejillas enrojecidas por las marcas de la pesada mano de Royce, y sin embargo, no había derramado una lágrima ni proferido un solo grito. Su expresión, tan elocuente, arrancó más lágrimas a Rosalie. Su cara decía claramente: "Me lo han hecho tantas veces, que no significa nada. No hagas caso, hija. No des a esta serpiente lo que te reclama".

 

Rosalie no deseaba darle nada. Lord Aro Vulturi, el hombre que ROyce le había designado por esposo, tenía edad suficiente para ser su abuelo; más aún, su bisabuelo. Y la madre de Rosalie se había limitado a confirmar los rumores que habían llegado a sus oídos acerca de ese anciano caballero cuando Royce le exigió que convenciese a su hija de que acatase sus deseos.

 

-Conozco Aro, y no es apropiado darle una heredera del nivel de Rosalie. Incluso si su edad no fuese un problema, ese hombre ha provocado escándalos a causa de su perversión. Jamás aceptaré semejante unión. – le dijo lady Anne a Royce

 

-Es el único hombre dispuesto a luchar para recuperar las propiedades de Rosalie -señaló Royce.

 

-Las propiedades que tu padre perdió a causa de su propia codicia.- Le contestó Lady Anne con odio

-Vamos, todo hombre tiene derecho a... -¿A invadir a su vecino? -lo interrumpió Anne con todo el desprecio que sentía por su hijastro- y que no era ni siquiera la mitad del que había sentido por el brutal padre del joven-. ¿Arrasarlo todo y hacer la guerra sin motivo alguno?; ¡obligar a las mujeres a contraer matrimonio antes siquiera de que hayan enterrado a sus maridos! Sólo se tienen esos derechos desde que el débil de Stephen fue coronado rey.- le aseguró la mujer con resentimiento

Royce se había sonrojado, probablemente más a causa de la cólera que por la vergüenza de lo que su padre le había hecho a Anne.

Royce d´King I  era uno de los barones que por entonces se había comprometido con el nuevo Rey  Stephen y se había creído con derecho a asesinar al padre de Rosalie, que era vasallo de Henry -quien quería destronar al actual Rey-, y a obligar después a la viuda de Walter Hale a casarse con él. De este modo obtuvo el control de todas las posesiones y tierras de Walter, heredadas por la propia Rosalie, sin hablar de las tierras dótales de Anne. Y ni Anne ni Rosalie podían reclamar por esta injusticia, y menos a un rey que había sembrado la anarquía en el dominio y defendía a sus vasallos.

 

A diferencia de su padre, que había manifestado una veta de malevolencia que venía a completar su brutalidad, ROyce era como la mayoría de los hombres de su tiempo, respetuoso cuando era necesario, grosero en otras circunstancias, y dispuesto a llenar sus cofres con los frutos de los trabajos de otros hombres. Pero como había vivido diecisiete años en la anarquía, sus actitudes eran distintas de las de otros barones. La mayoría de estos podían quejarse de tener un rey tan débil que en el país imperaba la ilegalidad; por otra parte, la mayoría aprovechaba esa ilegalidad y la agravaba.

De hecho, durante los tres años en que ROyce había sido hermanastro de Rosalie,  Jamás le había dicho una palabra dura, ni le había levantado la mano impulsado por la cólera, como hacía a veces su padre. Como caballero, Royce era un individuo diestro y valeroso. Como hombre, de hecho era muy apuesto, con los cabellos y  ojos castaños oscuros que inquietaban por su expresión constantemente alerta.

 

Hasta ahora, Rosalie lo había odiado sólo porque era el hijo de su padre. En el curso de las mezquinas guerras con los vecinos, el padre y el hijo habían devastado las tierras de Rosalie y se habían apoderado de todo lo que ella y su madre habían poseído. Habían anulado el contrato matrimonial que su padre le había preparado, y la habían mantenido soltera simplemente para beneficio propio, porque deseaban continuar aprovechando todo lo posible la fuerza de trabajo de los siervos, y exigiendo año tras año el servicio militar a los vasallos.

Pero un año atrás Royce d´King I había tomado una decisión irreflexiva: apoderarse de Dyrwood, que se extendía entre una de las propiedades de Rosalie y una de las que pertenecían  a uno de los principales jefes militares de los condados del norte, el señor  MacCarty, que se  dedicó sistemáticamente a destruir al hombre que se había atrevido a intentar un movimiento en perjuicio suyo, en otras palabras a los Royce d´King Y aunque Royce King I había muerto dos meses atrás en el curso de esa guerra provocada por su propia codicia, McCarty no se sentía satisfecho.

 

Royce estaba descubriendo que aquel señor de la guerra prosperaba con la venganza. MacCarty estaba ganando, apoderándose de cada propiedad que Royce había robado a Rosalie, lo que lo indujo a hacer todo lo posible para reconquistar las tierras de los d'King.

 

El costo que estaba decidido a pagar consistía en sacrificar a Rosalie arrojándola al lecho conyugal de un viejo libertino. Incluso había dicho a Rosalie que aquello no duraría mucho, y que pronto podría volver a la tutela de su hermanastro, pues el hombre con que la había comprometido estaba a dos pasos de la tumba.

Pero mientras estuviese casada con aquel viejo lascivo, Royce deseaba que de esa unión naciera un niño. Lo había dejado perfectamente claro, pues sólo de ese modo podría recuperar a Rosalie y sus tierras, además se apoderaría  de las tierras y las riquezas de Aro a través del niño. De ese modo obtendría los recursos necesarios para recuperar las propiedades de d'King, que ahora estaban en manos de MacCarty.

 

Era un plan excelente, para Royce, no le costaba nada, y le permitiría obtener todo lo que deseaba -incluso, a la larga, a Rosalie compartiendo su propio lecho-  Eso era lo que estaba en el centro del plan, pues el joven se sentía en parte obsesionado por la extraordinaria belleza de cabellos rubiios que era su hermanastra.

 

La había deseado desde la primera vez que la vio, cuando ella tenía apenas quince años. Pero su padre no le había permitido tenerla. Ya que el valor de la muchacha, disminuiría bastante si se la privaba de su virginidad, pese a que él no tenía la más mínima intención de casarla con nadie.

 

Royce tenía inteligencia suficiente para comprender que la condenada virginidad no era para él, y bastante paciencia para esperar hasta que el asunto ya no fuese un problema, cuando fuese concedida a un esposo; por eso la había tratado tan bien: Quería que Rosalie lo mirase con simpatía cuando finalmente la llevase a su cama. La deseaba tanto que se hubiese mostrado dispuesto a desposarla él mismo si el asunto le hubiese reportado alguna ganancia. Pero como los d'King ya  controlaban las tierras de la joven, el matrimonio no le proporcionaba ningún beneficio.

 Apenas ella concibiera, Royce se proponía atraparla, y después continuaría teniéndola, pese a que tenía la verdadera intención de casarla nuevamente para obtener más ventajas en una ocasión futura. Conseguir que Rosalie sintiese pasión por él no sería tan sencillo.

 

El primer error de Royce fue suponer que Rosalie sentía por su madre lo que él había sentido por la suya, es decir casi nada. El segundo fue que no previo una reacción tan inmediata por parte de Rosalie. Ni siquiera se había vuelto a mirarla desde que comenzara a abofetear a su madre, unos momentos antes. Pero cuando vio que Anne miraba a su hija con tan firme coraje, él también volvió los ojos en esa dirección, y el cuerpo se le puso rígido de cólera. Comprendió entonces el error que había cometido. La muchacha tenía mucho afecto por su madre. Sus grandes ojos de zafiro estaban húmedos de lágrimas. Ardía en deseos de rogar a ROyce que se detuviese, y no lo hacía porque su madre había manifestado claramente que no aceptaba el matrimonio con Aro.

 

Hubiera sido mejor que la drogase, la casara con Aro, e incluso la llevase a la cama antes de que recuperase la conciencia, para presentarle el hecho consumado. Pero aquellos hermosos ojos azules lo miraban ya con tanto odio, que Royce comprendió que ella Jamás lo desearía como él había esperado. No importaba. Aún así la poseería, y pronto; pero le irritaba muchísimo el pensar que no sería tal como lo había imaginado, y cerrando los dedos en un puño lo descargó sobre el costado de la cabeza de Anne. La mujer se desplomó sin proferir un solo grito.

 

Rosalie hizo un ruido, un murmullo ahogado, antes de musitar: -No. Basta.

ROyce dejó a la madre, a quien sostenían sus hombres, y se acercó a la hija. Todavía lo irritaba el pensamiento de lo que había perdido personalmente. El fastidio estaba allí, en sus ojos, en su expresión, y con una mano levantó la cara de Rosalie, obligándola a mirarlo. Pero sus sentimientos hacia ella se hicieron patentes en el hecho de que su mano no la trató con rudeza, pese a la irritación que sentía. Casi sin quererlo, enjugó suavemente las lágrimas de su mejilla. No obstante, su voz era dura: -Te casarás con lord Vulturi? – le preguntó friamente

 

Lo haré- le respondió secamente resaltando la rabia y el odio que sentía por su hermanastro -¿Lo harás con buen ánimo?

Rosalie lo miró inexpresiva un momento antes de explotar: -Pides demasiado...

-No. ¿Qué te cuesta una sonrisa si garantiza que él cumpla prontamente el contrato matrimonial? -¿Dudas de que lo haga?- lo interrumpió ella

-No, pero no hay tiempo que perder. Ahora MacCarty está inactivo, pero sólo porque se apoderó de Tures.

Rosalie palideció al oír esto. Sabía que dos de sus residencias cerca de Dyrwood habían sido ocupadas, una incluso sin lucha, pero el castillo de Tures había sido la principal de las propiedades de su padre, su baluarte, y estaba mucho más al norte. Ella había crecido en Tures. Todo lo que sabía del amor y la felicidad lo había aprendido allí, al amparo de aquellos muros de piedra. Ahora un guerrero enemigo ocupaba el castillo -no, en realidad los enemigos lo habían ocupado los últimos tres años; por lo tanto, ¿cuál era la diferencia?, igual ella no lo tenía, y no creía que jamás llegara a tenerlo. Incluso si lord Aro podía recuperarlo para ella, le pertenecería sólo en la forma.

Royce interpretó mal la expresión de Rosalie, y trató de reconfortarla.

-No desesperes, Rose. Aro se ha enriquecido explotando a los mercaderes de su ciudad durante los últimos veinte años, mientras fue el dueño de Kirburough. Los mercenarios que adquiriré con su riqueza derrotarán a MacCarty. Recuperarás Tures antes de que termine el mes.

 

Rosalie no contestó. Ya le habían dicho que el contrato matrimonial estaba redactado de tal modo que la beneficiaba; que las propiedades, una vez recuperadas, le pertenecerían, y no quedarían en manos de su esposo, un aspecto que nada significaba para ella en esos tiempos en que se hacía poco caso de la ley y la justicia, pero que significarían mucho si Henry   llegaba a gobernar. Rosalie se estremeció y rogó a Dios que Herny de Aquitania ganase el trono de Inglaterra. Su padre había sido vasallo de Henry, y Rosalie le Juraría fidelidad en un abrir y cerrar de ojos. Entonces, y sólo entonces, podría escapar del control de Royce d'King.

En lugar de revelar lo que estaba pensando, preguntó a ROyce:

-¿Eso significa que mis vasallos me jurarán fidelidad esta vez, o estarán atareados de nuevo combatiendo en tus guerras?

A Royce se le enrojecieron las mejillas. Este era otro de los aspectos en que su propio padre había ignorado la letra de la ley, pues cuando las propiedades Hale cambiaron de dueño a la muerte del padre de Rosalie, los nueve vasallos del difunto hubieran debido acudir para rendir homenaje a Rella por las propiedades que ahora retenían en representación de la Joven. Sin embargo, ella no había visto a ninguno de esos caballeros durante los tres años en que vivió aislada en uno de los recintos más pequeños de Royce King I. Cada vez que mencionaba el asunto, se le daban excusas en el sentido de que sus caballeros estaban soportando un sitio, o en medio de una campaña, u otra cosa por el estilo. Era muy probable que sus hombres la creyesen muerta.

Con una voz dura que desalentó la posibilidad de nuevos comentarios, Royce dijo:

-Cinco de tus vasallos murieron luchando contra MacCarty, y no sabemos si sir Gerard vive o no, pues lo habían designado castellano de Tures. Es probable que ese monstruo lo haya asesinado, como hizo con mis propios caballeros.

Concluyó con un encogimiento de hombros que dio a entender claramente que no le interesaba mucho si Gerard había sobrevivido o no.

Las mejillas de Rosalie palidecieron nuevamente. No hizo más preguntas porque temió saber cuáles eran los caballeros que aún vivían y cuáles habían perecido. ¿A quién debía culpar por la muerte de aquellos hombres? ¿A MacCarty, que había descargado los golpes mortales, o a Royce y su padre, que habían provocado la ira del ultimo?

 

Con voz neutra, pidió a Royce que ordenara que la soltasen. El hizo un gesto en dirección a sus hombres, y cuando ella quedó libre se acercó a su madre. Pero la mano de su hermanastro le aferró el brazo y la empujó hacia la puerta. Rosalie trató de desasirse, pero el apretón de Royce era firme. -Déjame ir con ella.- pidió

-No, sus mujeres la atenderán.

-Royce, hace tres años que no la veo -recordó Rosalie, aunque sabía que el ruego de nada le serviría.

-Cuando estés embarazada del hijo de Aro y podamos tener la certeza de que sus tierras son nuestras, dispondrás de tiempo suficiente para verla.

Más manipulaciones. Rosalie no pudo continuar en silencio, y dio rienda suelta a sus sentimientos con una voz de odio.

-Eres despreciable, peor todavía que tu padre. ¡Por lo menos él era sincero en su crueldad!

La mano de Gilbert apretó con más fuerza el brazo de Rosalie, y ése fue el único indicio de que las palabras de la Joven lo habían afectado.

-Sólo tengo en cuenta tus mejores intereses cuando...- comenzó a decir

-¡Mentiroso! – lo interrumpió con un grito-  Haré lo que quieres, pero si repites de nuevo que con eso me beneficiaré, me pondré a gritar.

Royce no discutió con ella. Lo que deseaba era abrazarla y besarla, pues el fuego de la furia femenina avivaba su deseo aún mas que la belleza misma. Pero no se atrevía ni siquiera a besarla. Si llegaba al lecho de Aro sin su virginidad, el anciano podía repudiarla, y de ese modo se frustrarían las esperanzas, que se centraban en la posesión de la riqueza del anciano noble. De modo que se limitó a decir:

- Bien, vamos, hoy mismo nos trasladaremos a Kirkburough. Mañana te casarás.- dijo pensando como él  se la llevaría a su propio lecho apenas hubiera e! más mínimo indicio de que estaba embarazada.

Capítulo 2: CONOCIENDO A MI PRINCIPE AZUL

 
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